El Banco de Alimentos de Pontevedra repartió cerca de 230.000 kilos de comida en 2023

Tanto la inflación como la bajada de las donaciones están detrás la bajada de un 20 por ciento con respecto a lo entregado en 2022

El Banco de Alimentos de Pontevedra repartió un total de 228.221 kilos de comida durante 2023, un 20 por ciento menos que en el ejercicio anterior. Tanto la inflación con su correspondiente incremento del coste de la cesta básica, como la bajada de las donaciones están detrás de ese descenso.

A nivel provincial, la Fundación Provincial Banco de Alimentos entregó un total de 1.903.983 kilos de comida a lo largo del año pasado, una cifra ligeramente inferior a la de 2022 (1.928.555 kilos), pero que permitió igualmente seguir haciendo frente a las necesidades de las 153 ONG y entidades homologadas con las que trabaja.

Pese al complicado contexto económico, desde la delegación pontevedresa del Banco de Alimentos destacaron por su importancia y esfuerzo el reparto de 107.472 litros de leche, 26.798 kilos de pasta/arroz, 15.862 kilos de yogures/productos lácteos y 12.852 litros de aceite.

Durante 2023, la Fundación volvió a luchar firmemente contra el despilfarro alimentario evitando que unos 300.000 kilos de comida acabaran desperdiciadas o, incluso, en la basura.

En la actualidad, cuenta con convenios de colaboración con empresas que donan productos en perfecto estado de consumo que requieren una rápida clasificación y entrega, a veces de tan solo un par de horas. Gracias al trabajo diario de un equipo de voluntarios logra recuperar para el consumo estas mermas, en su mayoría alimentos frescos como frutas, verduras, pescado o carne.

Un 25% de las ONG con las que trabaja reciben ya este tipo de productos frescos con lo que, además de luchar contra el desperdicio, redistribuye esa comida, aporta mayores valores nutricionales y trata de alimentar mejor a sus beneficiarios. Cabe destacar que, hasta hace solo unos años, los destinatarios de dichas mermas eran solo los comedores sociales, pero de un tiempo a esta parte, cada vez son más las entidades que solicitan este tipo de alimentos de primera calidad.

Con esta práctica completamente consolidada en el Banco de Alimentos, al recuperar esos productos frescos y alejarlos de su destrucción, también está influyendo positivamente al medio ambiente, evitando más CO2 a la atmósfera.