Las cofradías de la ría cierran una campaña “de supervivencia” marcada por la escasez de producto

Las cuotas de captura se vieron rebajadas a la mitad, por término medio, y el incremento de precios compensó solo en parte la falta de producción

Marisqueo en la playa de Placeres, en la campaña de Navidad.

Marisqueo en la playa de Placeres, en la campaña de Navidad.

La gran mortandad de especies, causada principalmente por las abundantes lluvias del pasado otoño y una débil recuperación de los bancos marisqueros, ha hecho de la temporada navideña que acaba de finalizar una campaña “de supervivencia”, resume la patrona mayor de la cofradía de Lourizán y presidenta de la Lonxa de Campelo, Mari Carmen Vázquez Nores. En bancos marisqueros como el de Lourizán, en las pasadas semanas hubo jornadas en las que solo pudieron trabajar “unas treinta y cinco o cuarenta personas”, con cuotas de captura de 5 kilos, o incluso medio kilo en algunas especies, cuando en años normales las cuotas de captura pueden alcanzar los diez, doce, o más kilos.

Así, la escasez de producto ha llevado a los trabajadores de las cofradías de la ría “a sobrevivir” –como dice Vázquez Nores– en una campaña que pudo haber sido muy buena de no producirse la gran mortandad del pasado otoño. Hay que recordar que poco antes de las excesivas precipitaciones del pasado otoño, las playas de Pontevedra se encontraban entre las más productivas de Galicia y los bancos marisqueros vaticinaban un gran cierre de año, que finalmente no ha podido ser.

Si de algún modo estos trabajadores autónomos ha podido resistir a una pésima campaña, ha sido en buena parte gracias al incremento de precios que acompañó a a escasez de producto. Pero en todo caso los precios no compensaron las grandes pérdidas en la producción de moluscos.

Cuotas

Las limitadas cuotas a las que pudo acceder cada trabajador impidió que se llevarán para casa los ingresos normales de estas fechas. A muchos de ellos les costó acercarse a un nivel de ingresos que se consideraría óptimo en otras campañas.

Por otra parte, fue precisamente la el recorte de cuotas las que lograron mantener la producción en los bancos marisqueros de la ría, para no llegar al desastre total que hubiese supuesto una extracción habitual para esta época del año.

Todos los mariscadores de las cofradías de la ría han visto reducida su cuota de captura a aproximadamente la mitad, lo que en ingresos se compensó solo parcialmente mediante el incremento de precios. En todo caso esta subida de precios no fue suficiente para lograr los ingresos habituales de estas fechas.

El descalabro económico se asienta sobre las cifras elaboradas por la lonja de Campelo, gestionada por las cofradías de pescadores de Pontevedra, Lourizán y Raxó.

Informe

Esta lonja de Campelo, donde se subastan los pescados y mariscos capturados en la ría de Pontevedra, elaboró un informe técnico sobre la caída de la producción en la ría. Este informe revela que durante el pasado otoño se perdió el 98% del berberecho, más del 60% de la almeja de tipo japónica, el 45% de la almeja babosa y hasta el 35% de la almeja fina. Según las fichas técnicas de la Consellería de Mar, un 15% de mortandad de almeja fina ya se considera severa. El desastre aniquiló también por completo la ostra en las playas de la ría de Pontevedra.

También el marisqueo a flote se ha visto muy perjudicado por esta alta mortandad en el litoral de Pontevedra, alcanzando un 47% de pérdidas de sus especies.

En volumen de especies afectada por la falta de salinidad en las aguas está cuantificado por la lonja de Campelo, que estima que en esta campaña se han perdido más de 100 toneladas de almeja fina y hasta 1.300 toneladas de almeja japónica, que es la más abundante en las playas pontevedresas.

El informe técnico de la lonja de Campelo indica que el mayor desastre se produjo en el litoral de Poio, donde las lluvias del último otoño hicieron más daño en los bancos marisqueros asentados entre ensenadas. En los arenales de Placeres y Lourido tienen más influencia las mareas, por lo que las pérdidas no fueron tan severas, pero en todo caso también fueron muy elevadas.

En Galicia, la producción marisquera sufrió una desplome de más del 80% entre el 24 de octubre y el 24 de noviembre, lo que se tradujo en una caída del 57% en facturación en las lonjas. Es una de las conclusiones que recogen los informes encargados por la Xunta a Meteogalicia, Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) y el Centro de Investigacións Mariñas (CIMA) para elevar al Estado en su reclamación de declaración de zona catastrófica de las rías gallegas de Pontevedra y A Coruña debido a la mortandad del marisco en otoño, lo que la Xunta achaca a las altas precipitaciones que rebajaron la salinidad del agua.

“No nos preocupa Navidad, sino enero, febrero... todo el año”

Meteogalicia certificó unas precipitaciones “excepcionales” en la vertiente atlántica entre el 15 de octubre y el 16 de noviembre pasados, en las que se recogieron más de mil litros por metro cuadrado, un 127% superior al valor climático normal. Intecmar identifica que este fenómeno meteorológico produjo un incremento en el agua dulce descargada por los principales ríos que desembocan en las rías, lo que rebajó la salinidad por debajo del umbral de supervivencia de los moluscos, con mortandades que llegaron a superar el 80% en algunas zonas y especies, tal y como confirma el Centro de Investigacións Mariñas (CIMA). Mari Carmen Vázquez, presidenta de la Lonxa de Campelo, señalaba el pasado mes que “todo el mundo se preocupa de la campaña de Navidad, de lo que puede haber en los mercados, y a nosotros no nos preocupa la campaña de Navidad, sino enero, febrero..., todo el año”.

Esta Navidad estuvo marcada por cuotas pequeñas, “porque se estuvo yendo a sobrevivir algo estos días”, ya que en las rías “no hay nada… Se están trabajando prácticamente todas las horas, porque si tenemos cuatro horas de marea la gente estuvo saliendo con el agua al cuello y a veces sin cuota, sin nada, rascando todo lo que pueda”, explicaba la patrona mayor. Y el panorama no mejora de cara a este 2024. En este sentido, la presidenta de la Lonxa de Campelo señala que “lo poco que podamos tener ahora es pequeño, tarda en crecer, tiene que estar bastantes meses en el mar, puede llegar a crecer y puede llegar a morirse, no sabemos”.

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