Las ruinas de Santo Domingo alcanzan el segundo mejor dato de visitantes en 20 años

El monumento cierra la temporada de apertura al público con un total de 123.490 visitantes ECon respecto a 2022, las visitas se incrementaron un 10 por ciento

Visita guiada a las ruinas el pasado verano.

Visita guiada a las ruinas el pasado verano. / RAFA VÁZQUEZ

C. Prieto

Las ruinas de Santo Domingo, uno de los edificios que forma parte del Museo de Pontevedra, recibieron entre el 1 de abril y el 31 de octubre de 2023 un total de 123.490 visitas. El dato de visitas al monumento, que acaba de cerrar sus puertas hasta el año que viene, es el segundo más alto en los últimos 20 años, período del que se tienen registros. En 2010 las visitas superaron las 130.000 y el año pasado alcanzaron las 111.662. Este año, a pesar de que la apertura se produjo dos semanas más tarde que en 2022, el número de visitantes fue superior en un 10 por ciento.

Fue especialmente importante el número de personas que se acercaron a las ruinas en agosto que, con 39.741 personas, fue el mes con más visitas desde que hay registros.

Hasta el 15 de octubre fue posible realizar alguna de las visitas guiadas diarias gratuitas que, de martes a viernes a las 12 del mediodía, realizó el personal del departamento de Educación del Museo. Y hasta el día 31 del mes pasado el monumento permaneció, además, abierto para la visita libre de 10.00 a 14.00 horas por la mañana y de 16.00 a 19.30 horas por la tarde, de martes a sábado.

Además de los restos arquitectónicos y escultóricos conservados del complejo, se exponen también una muestra de escultura funeraria, con sepulcros nobiliarios y laudas gremiales, y una colección de heráldica.

Historia

Las ruinas de Santo Domingo son los restos de la iglesia conventual de los dominicos, situada fuera de las murallas de la ciudad medieval de Pontevedra. El convento se cerró el 8 de diciembre de 1836 debido a la ley de exclaustración. Tuvo varios usos hasta que en 1846, debido a su estado ruinoso, las autoridades municipales iniciaron el proceso de derribo y reutilización de la piedra en varias intervenciones urbanísticas, como la pavimentación de las calles.

Nuevos derribos acontecerían en 1880 y en 1886 por parte del Concello, pero fueron interrumpidos por la intervención de una parte de la ciudadanía pontevedresa y, en especial, de la figura de José Casal y Lois y de la Comisión Provincial de Monumentos. En 1894 fue cedido a la recientemente creada Sociedad Arqueológica de Pontevedra, que lo había elegido como el lugar idóneo para instalar su museo. Un año después fue declarado Monumento Nacional, el primero de Galicia junto con la colegiata de Santa María la Real do Sar, en Santiago de Compostela. El pasado mes de agosto se celebró el 128º aniversario de esta declaración, que fue publicada el 14 de agosto de 1895 en la Gaceta de Madrid, antecesora del actual BOE.

En 1937, cuando se extinguió la Sociedad Arqueológica de Pontevedra, las ruinas y sus fondos pasaron a formar parte del Museo y se convirtieron, así, en la segunda sede de la institución tras el Edificio Castro Monteagudo.

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