Preocupación en el rural por la llegada del calor con muchos terrenos forestales aún sin limpiar

“Las comunidades de montes hacen los deberes, pero no los propietarios particulares”, advierten | Maleza e incumplimiento de las franjas de seguridad, principales riesgos

Visitante de un parque forestal de Pontevedra.

Visitante de un parque forestal de Pontevedra. / Gustavo Santos

F. M.

A una semana de comenzar el verano, la mayor parte de los montes privados de la comarca acumulan grandes cantidades de maleza, lo que supone un verdadero polvorín ante la subida de las temperaturas. Es la principal preocupación de la Mancomunidad de Montes de Pontevedra, cuyo presidente, Iván Pérez, explica que las comunidades de montes se han ocupado durante el invierno de “poner en valor” el terreno forestal, pero no así los propietarios particulares, que representan el verdadero riesgo para la protección de los montes ante el inicio de cualquier fuego.

Además de la limpieza, el cumplimiento de las distancia de seguridad con los núcleos habitados y las masas forestales es otra de las preocupaciones de los comuneros del rural pontevedrés.

En las últimas horas han comenzado a subir las temperaturas y desde las comunidades de montes de Pontevedra se pide que se obligue a los propietarios de montes privados a mantenerlos en buenas condiciones para la llegada del calor. Lo contrario podría suponer “otro 2017”, apunta Iván Pérez.

Los comuneros del área de Pontevedra vienen criticando desde hace tiempo que la capital tiene un “modelo urbano”, pero no un “modelo rural”, ya que son las comunidades de montes las que se preocupan por la buena salud del terreno forestal.

Incluso el plan Monte Vivo, “bien intencionado” –como explicó en su día Iván Pérez– evidenció a lo largo de su desarrollo algunos errores en su aplicación por falta de comunicación con los residentes del ámbito rural.

Desde los graves incendios de 2006 se han reforestado algunas franjas de árboles autóctonos y de especies frondosas, que habitualmente se entienden como benignos para el terreno (carballos, castaños, etc.), pero los comuneros han echado en falta criterios técnicos, planificación y seguimiento de estas plantaciones

Las comunidades priorizan en este sentido realizar un plan de ordenación del monte, que se haga cumplir la ley de franjas secundarias, o incluso crear un equipo técnico conjunto administración-comuneros, para desarrollar un plan efectivo.

Las franjas verdes y cortafuegos que se ha planifica en la siguiente fase de Monte Vivo son “una buena idea a muy largo plazo”, indica el portavoz de los comuneros, pero “es necesaria acompañarla de una planificación técnica”.

Por eso en su día esta Mancomunidad de Montes propuso al gobierno local la creación de un equipo técnico que planifique las actuaciones a realizar en este ámbito, así como un “contacto directo” con las comunidades de montes, dado que son las titulares del terreno.

El presidente de la Mancomunidad de Montes explica que en los últimos años se ha hecho mucho trabajo “pero nunca es suficiente”, por lo que pide que se siga trabajando y se actualicen los criterios de protección de las áreas forestales.

Además del Plan Monte Vivo, los recién creados parques forestales del municipio de Pontevedra han sido otro buen impulso para la puesta en valor de estas superficies, pero que también han presentado defectos en su ejecución. Uno de ellos es la gran afluencia de visitantes en dichos parques, con el consiguiente riesgo para la protección del espacio natural.

Crear un anillo verde de protección para todo el municipio, tanto para la ciudad como para los núcleos rurales es el objetivo de las líneas de trabajo tanto del programa “Monte Vivo” como de los parques forestales creados por el Concello de Pontevedra en torno a la ciudad.

En todo caso los comuneros y los técnicos admite que “la tipología de los incendios cambió en los últimos años” por cuestiones que se deben tanto al abandono del rural como al descuido del monte en general. Además, ahora los incendios son más virulentos, más rápidos y más peligrosos”.

Defienden la necesidad de una política forestal diferente fuera del monocultivo de especies foráneas, de crecimiento rápido y de alto riesgo de incendio.

Los militares volverán a vigilar los montes

Los militares volverán a vigilar los montes este verano a través de la operación Centinela Gallego, que cada año desarrolla la Brilat. Se trata de una operación de vigilancia, disuasión y prevención de incendios forestales en los montes de la comarca. Está previsto que esta operación especial comience el 15 de agosto. El fin de la misma suele ser en septiembre, pero como cada año lo establecerá la Consellería de Medio Rural de la Xunta de Galicia, que es la que determina la temporada de mayor riesgo de incendios. En la temporada anterior, un total de 130 militares se sumaron al operativo de vigilancia y disuasión de actividades incendiarias en los montes, dentro de esta Operación Centinela Gallego, con 40 vehículos y aviones no tripulados de visión nocturna. La Operación Centinela Gallego se integra en un convenio entre el Gobierno gallego y el Ministerio de Defensa desde hace 16 años. Este convenio firmado por primera vez en 2007 se articula con la función de vigilancia y disuasión de la actividad incendiaria. Supone una presencia permanente del Ejército en las zonas de responsabilidad que se le asignan para esta vigilancia, con patrullas permanentes las 24 horas del día, 7 días a la semana. El pasado año se desplegaron 30 patrullas terrestres y dos equipos de mantenimiento móvil. Su misión es vigilar y disuadir en 33 municipios de Pontevedra y Ourense.

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