Un mural contra el abandono del barrio

El grafiti del artista Lameiro de la Santa Compaña, hoy borrado por las pintadas, sirve a los vecinos para pedir con humor la mejora de los espacios públicos de San Roque

Mural de la Santa Compaña que ilustraba una pared de la calle Almirante Matos.   | // GUSTAVO SANTOS

Mural de la Santa Compaña que ilustraba una pared de la calle Almirante Matos. | // GUSTAVO SANTOS / Susana Regueira

Un mural de la Santa Compaña dignificaba con brillantez una de las paredes olvidadas de la calle Almirante Matos. Era un trabajo “magnífico”, destacan los vecinos, del artista Lameiro, una sucesión de ánimas en pena que incluso ha sido utilizada por Wikipedia para ilustrar esta leyenda gallega, pero que actualmente ha sido borrado por pintadas y brochazos. Con todo, su imagen sirve a los residentes en el barrio de San Roque para ironizar sobre la situación de sus calles, aceras y edificios.

Los vecinos invitan a contemplar con calma a los protagonistas del antiguo mural, tanto al mortal que encabeza el desfile con la cruz como a las ánimas que lo siguen con sus túnicas, capirotes y velas encendidas. “Si se fijan, se les ve desanimados, cansados, sin esperanzas... Aún así, como todos los años, expresarán su descontento por la falta de cariño de nuestros mandatarios hacia nuestro barrio”, ironizan.

El equipo de la Asociación San Roque que encabeza María Beatriz Salgado desde el pasado mes de octubre hace uso del humor para contar que “un día de invierno, ya tarde, cuando nos disponíamos a cerrar nuestro local una de las ánimas se acercó a nuestra asociación y entre sollozos nos expresó el desánimo general que sufren. Con voz entrecortada, contó que llevaban muchos años quejándose del mal estado en que está nuestro barrio”.

Denuncian que en la calle San Roque de Abaixo “Las aceras (donde las hay) están muy deterioradas, elaboradas con distintos materiales y sin continuidad; en algunos casos con grandes desniveles y para “ahorrar en la construcción o reparación, pintaron en la calzada unas almiñas que dan pena pero que nos orientan por donde debemos caminar, es decir, por la calzada”. No vaya a ser que por esas aceras los de la Compaña corran “el peligro de caer con el difunto y matarlo de uno o dos golpes. ¡Ayyy, mejor que nos pillen los coches que solo van a 30 km/h!”.

Los residentes denuncian que en la calle San Roque de Abaixo “las aceras (donde las hay) están muy deterioradas, elaboradas con distintos materiales y sin continuidad, en algunos casos con grandes desniveles"

La obra, actualmente cubierta por pintadas.   | // GUSTAVO SANTOS

La obra, actualmente cubierta por pintadas. | // GUSTAVO SANTOS / Susana Regueira

El desfile continúa en la calle Palamios, “sin almiñas asfálticas” y con aceras, meeeenos... ¡en la zona más estrecha! donde hay un gimnasio en cuya entrada siempre esperan padres y alumnos. Cualquier día tenemos más integrantes en la comitiva... porque si os dais cuenta, con el cierre de Reina Victoria parte del tráfico que soportaba esa avenida, ahora utiliza esta calle”, explican los afectados.

En Hermanos Nodales el escenario no mejora. Los vecinos critican que “las aceras no pueden ser utilizadas por las personas que se desplazan en sillas de ruedas ni por los padres que llevan a sus bebés en cochecitos, ya que entre acera y calzada en algunos puntos hay gran diferencia de nivel o, en algún tramo, no tienen la anchura suficiente”.

La vegetación y la falta de iluminación de la calle Juan Villaverde en su confluencia con Nodales es uno de los aspectos que más critican los vecinos

Con todo, los vecinos aseguran que el ánima que los interpeló “asombrada por lo que le contamos nos dijo que le parecía peor y más de otro mundo lo que se puede uno encontrar al final” de esa misma calle: “la vegetación y la falta de iluminación de la calle Juan Villaverde en el encuentro con Nodales, y lo que más acongoja a toda la Santa Compaña es el último edificio de esta calle, el mayor esperpento arquitectónico de nuestra ciudad y con peligroso acceso desde la calle Nodales, sobre el que Patrimonio y Concello siguen sin mover un dedo”.

Las ánimas y el pobre mortal que las encabeza han sido borradas ya por las pintadas. “Ha sido una verdadera pena que lo destruyesen”, lamenta María Beatriz Salgado. Con todo, los vecinos confían en que en otra ocasión regresen del más allá para contar “la situación del Campo da Torre, de la calle Almirante Matos” o de la desembocadura del Gafos, otros de los espacios por los que desfila esta Santa Compaña dispuesta a denunciar el abandono.

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