Sergio Portela | Artista, impulsor de los “Baños de bosque”

“Lo fundamental de estas rutas es invitar a sentir la naturaleza”

“Intentamos que la gente tenga en la memoria lo que es un bosque sin maltratar”

Sergio Portela.  | // FDV

Sergio Portela. | // FDV / Susana Regueira

Susana Regueira

Una experta en Patrimonio, un ingeniero forestal y el artista Sergio Portela diseñan los “Baños de bosque”, una exitosa propuesta que invita a visitar algunos de los mejores paisajes de la provincia. Estas rutas que combinan naturaleza y salud continuarán hoy en la fraga de Catasós, en Lalín.

–¿En qué consiste este proyecto de bosques terapéuticos?

–Dada la situación de pandemia hemos hecho una propuesta para que la gente conozca los entornos que tiene cerca, los más próximos, con el ánimo de valorizar el paisaje natural y construido que tenemos, el paisaje cultural. Incluye ese doble aspecto de la naturaleza y del patrimonio construido.

–Esta tradición procede de Japón…

–Sí, es lo que los japoneses llaman la terapia de Shinrin Yoku, que pasa por entender que el baño de bosque ofrece unos efectos terapéuticos concretos. En nuestro caso no solo proponemos visitar y divulgar el bosque sino que también damos a conocer la botánica, las características del entorno natural, y planteamos un momento reflexivo y meditativo.

–¿Qué nos aporta un paseo por el bosque?

–Nos aporta un conocimiento real sobre el medio, como una oportunidad para disfrutar más y valorizar nuestro entorno. Y a mayores aporta beneficios para el cerebro, ojos, corazón, sistema digestivo e inmunitario y la longevidad, beneficios que se deben en primer lugar a los llamados terpenos, unas moléculas que segregan los árboles y que fortalecen de inmediato las defensas de nuestro organismo. Para conseguirlo proponemos pautas, la primera desconectar el móvil, pero también observar la luz solar, percibir los sonidos, caminar el silencio, calma, respiración…

–¿Conocemos lo suficiente nuestros bosques?

–No, que no tenemos un conocimiento de nuestros bosques, ni de lo que hay del suelo hacia arriba ni de todo ese mundo que está bajo el suelo. Porque el bosque no es solo lo que podemos ver, es también todo un mundo debajo de la tierra que lo sustenta. Y por la experiencia que hemos tenido en estos dos años de rutas creo que estamos aportando eso, ese conocimiento tan importante que es lo que hay en cada bosque que visitamos. No conocemos muy bien cómo funciona la biodiversidad. Pero lo fundamental de estas rutas es invitar a sentir la naturaleza. También hacer ver que el medio ambiente está muy amenazado, sobre todo por las especies invasoras, que tenemos una biodersidad fantástica que está muy amenazada. Todavía quedan algunos reductos e intentamos que, al menos, la gente tenga en la memoria lo que es un bosque sin maltratar, que vea que efectivamente está en peligro para a partir del ejemplo de esos pocos bosques que quedan poder mejorar.

–En las dos ediciones las rutas han agotado las plazas, con una extensa lista de reserva…

–El éxito creo que se debe a varios motivos. En primer lugar a que tras la situación de confinamiento que hemos tenido la gente tiene muchas ganas de salir y disfrutar de la naturaleza, refrescarse tanto en cuerpo como en espíritu en el bosque. Y a este tema relacionado con el medio natural se suma el tema social, que es muy importante, porque la comunidad y el tema social no surge de la nada, somos seres comunitarios y nos necesitamos.