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Medio siglo de la Policía Local de Poio

El cuerpo homenajea en un bonito acto a los agentes fallecidos y jubilados así como a quienes colaboran con la plantilla para mantener la seguridad en el municipio

Foto de familia con toda la plantilla, los homenajeados y familiares junto a Luciano Sobral. | // GUSTAVO SANTOS

El cuerpo de la Policía Local de Poio conmemoró ayer su 50 aniversario con una ceremonia donde galardonaron a compañeros jubilados y fallecidos así como a otros cuerpos que colaboran día a día para mantener la seguridad del Concello.

En el acto celebrado frente a la jefatura local recordaron con especial cariño el proyecto que inició Julian Sánchez, quien se convirtió en el primer Policía Local de Poio en 1971. Anteriormente Guardia Civil, puso en marcha el cuerpo que actualmente tiene a 10 agentes en la plantilla y que trabaja por mejorar la convivencia para así mejorar el futuro del municipio. En el acto, dirigido por la concejala de Seguridad Ciudadana, Marga Caldas, quisieron además recordar la importante labor del cuerpo durante la pandemia.

De este modo el alcalde, Luciano Sobral, alabó la labor de los antiguos jefes y reconoció la adaptación del cuerpo a los nuevos tiempos y tecnologías cubriendo nuevas necesidades en los últimos años. Además agradeció la estrecha colaboración de Guardia Civil u Policía Nacional de Pontevedra por ayudar a “resolver conflictos, algunos enquistados, que con esa colaboración vamos resolviendo”.

Por su parte, Caldas quiso agradecer el gran “esfuerzo realizado por todas las personas que formaron parte de este cuerpo” y por las que “hoy podemos decir que Poio es un lugar seguro, pero no estamos conformes. Apostamos por continuar creciendo y alcanzar objetivos como poder contar con una plantilla suficiente para poder ofrecer un servicio 24 horas", señaló.

“Deberíamos ser de media 25 o 30 policías”

Una de las temáticas más tratadas durante la ceremonia fue el futuro del cuerpo, que pasa por aumentar la plantilla. El jefe de Policía actual, Antonio Duarte, explica que la plantilla actual, de diez personas, “está trabajando al 120% de sus posibilidades. Somos una plantilla pequeña, pero rendimos muchísimo y el trabajo sale adelante”. Para implementar el servicio 24 horas señala que debería duplicarse la plantilla. “Somos una localidad de casi 18.000 habitantes y deberíamos ser como mínimo uno por cada 1.000 habitantes, que es la ratio. Aunque la ley de coordinación de Policía exige 1, 8 por cada mil habitantes por lo que deberíamos estar en una media de 25 o 30 policías”, apunta Duarte.

Esta Policía poco a poco tendrá que ir creciendo, ofertar plazas y cubrir el turno de noche, que es lo esencial para que haya una continuidad del servicio. Los políticos y equipo de gobierno están concienciado. Saben que la seguridad pasa por ampliar la plantilla”, aseguran. En este sentido apunta que el futuro del cuerpo va hacia la especialización. “En seguridad vial, violencia de género, mediación o conflictos privados. Ahora mismo todos estamos especializados en todo por el número reducido. Eso requiere que un policía esté mucho más formado porque tiene que saber de todo”, añade.

Julia Ligero, primera mujer Policía Local en Poio Gustavo Santos

Las mujeres, presentes desde hace veinte años y tomando más cargos

Abrir camino nunca es sencillo. Así lo notó Julia Ligero, la primera policía local en Poio. Llegó al cuerpo como auxiliar en el 2000 con 19 años. “Con los compañeros la adaptación fue muy bien, nunca tuve ningún problema”, comenta. En la calle, fue algo distinto. “Por desgracia a día de hoy aún es complicado ser mujer en un puesto de mando. A veces la gente es un poco más reacia, pero sin mayores problemas. Al principio cuesta que te tomen en serio, sobre todo por el tema de la edad, ser mujer y joven es difícil y tienes que recurrir a los compañeros para que te echen una mano”, explica. “En aquella época los hombres de cierta edad no te tomaban en serio, “esto xa o falo con outro”, decían. Pero cada vez nos hacemos más hueco”, apunta orgullosa de no ser ya la única. Y es que actualmente son dos las agentes en el cuerpo.

Lucía Caramés, una de las figuras del programa agente tutor, Gustavo Santos

Lucía Caramés es otra que realiza labores de mandato y está especializada en la figura de agente tutor. Explica que este programa protege al menor en el entorno escolar y en el ámbito privado si ocurre algo dentro o fuera del domicilio. Trata desde la seguridad vial hasta conflicto con delitos de menores o charlas. “Se hacen intervenciones con menores que tienen una situación complicada en el entorno familiar. Es duro y es complicado no llevárselo a casa”, confiesa. El trabajo es especialmente complejo con edades entre los 13 o 15 años, cuando “no se abren a decirte lo que les pasa y es complejo”. El programa lleva a cabo mediaciones y colabora mano a mano con Servicios Sociales.

José Antonio Ligero, agente jubilado. Gustavo Santos

Toda una vida de trabajo dedicada al servicio por y para la gente

El trabajo de la Policía Local en Poio ha cambiado mucho en los últimos años. Prueba de ello son José Antonio Ligero y Victoriano Da Silva. Ambos, jubilados, se incorporaron al cuerpo el mismo día, formando una plantilla de cuatro policías. “Éramos muy pocos y teníamos que trabajar muchas horas y dedicarle mucho tiempo a este concello, no estando con la familia en muchas ocasiones… Hasta que esto fue aumentando en personal y comenzamos a tener turnos y más tiempo libre. Porque antes solo descansábamos los domingos, que no había servicio, pero si surgía algo había que venir igual”, recuerda Ligero. “Cuando empecé hacíamos los informes con papel de calca y máquina de escribir hasta que empezaron a venir ordenadores y éramos casi analfabetos”, añade.

Victoriano Da Silva, agente jubilado, posa con un uniforme antiguo. Gustavo Santos

Victoriano recuerda que “entrabas a trabajar y nunca sabías a qué hora ibas a marchar para casa. Además, había muchos incendios y nos llamaban a casa”, explica. Recuerda hacer mucho trabajo de tráfico, resolviendo problemas de todo tipo. “Íbamos a gente con tratamiento médico diario para pincharles o trasladarlos al hospital. Hacíamos de todo, tratar con la gente y llevarlo como sabías. Y cuando salían las cosas bien era muy emocionante. Incluso llegaban felicitaciones al Concello por nuestro comportamiento.”, apunta. Entre los recuerdos no puede olvidar momentos duros como las muertes en accidentes de tráfico, incluso niños o jóvenes, “y eso no lo olvidas ni a día de hoy”, comenta reconociendo que “nunca te jubilas del todo”.

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