Cruz Roja: 3.000 voluntarios y 10.300 socios para una labor que siempre necesita más

El presidente de la entidad, Felipe Ferreiro, ve “preocupante” el aumento de familias con trabajo que tienen dificultades para llegar a final de mes debido a la carestía de la vida

Trabajadores y voluntarios de Cruz Roja en la sede de Ourense, ayer.

Trabajadores y voluntarios de Cruz Roja en la sede de Ourense, ayer. / Iñaki Osorio

Cruz Roja Ourense conmemoró ayer el día mundial de esta entidad reuniendo a parte de su “nervio” frente a la sede de la organización, en la calle Díaz de la Banda, para posar en una foto de familia. Ese “nervio”, en palabras del presidente de la delegación provincial, Felipe Ferreiro, lo forman los 10.300 socios, los cerca de tres mil voluntarios y los 90 profesionales que cada día hacen posible que Cruz Roja cumpla su labor de intervención social en favor de las personas y colectivos más desfavorecidos de Ourense.

Con ocho asambleas comarcales, la entidad llega hoy a todos los rincones de la provincia, pero cuando se trata de prestar apoyo a los más vulnerables, nunca es suficiente. “Estamos muy satisfechos de lo que hacemos y de las ayudas que recibimos de los socios, las instituciones y las empresas, que son las que sostienen la entidad, pero necesitamos más”, apunta Ferreiro.

Empezando por el voluntariado. El presidente de Cruz Roja en Ourense apunta que están teniendo dificultades para captar voluntarios jóvenes. “Antes no había tanto movimiento de juventud que se va buscando oportunidades en otros lugares, y no está siendo fácil captar voluntariado, pero aun así, tenemos casi tres mil”, señala”. Sostiene que quizás la entidad tenga que hacer una mayor labor de difusión entre la sociedad “porque puede ser que haya gente que no sepa realmente hasta donde llega la Cruz Roja”.

De hecho, desde que en 1986 la organización a nivel nacional emprendió el reto de democratizar sus estructuras y desmilitarizar los cuerpos de socorro y emergencia, la actuación se ha ido ampliando cada vez más hacia la intervención social, y actualmente la entidad da cobertura a las necesidades de colectivos especialmente vulnerables como personas mayores, infancia y familia, mujeres en dificultad social, personas inmigrantes, sin hogar y con problemas de adicciones, entre otros. Además, en 2000 impulsó un plan de empleo para colectivos vulnerables y también desarrolla otros programas y proyectos en las áreas de salud, socorros y emergencias, medio ambiente, educación y Cruz Roja juventud.

Sin dejar de lado ninguna necesidad ni colectivo, lo que preocupa actualmente es el aumento de las familias que, pese a tener trabajo, no llegan a final de mes. “Después de la pandemia, que fue una época en la que lo pasamos mal y acudimos a situaciones muy delicadas, ahora lo principal es la carestería de la vida para gente que ya tenía necesidad y salarios muy pequeños que dan para muy poco”, apunta Ferreiro. Una situación “preocupante” admite, porque se trata de una parte de la población que trabaja, pero aun así depende de una oenegé, es una cuestión de dignidad”, lamenta.

Otro de los colectivos en los que ha puesto el foco Cruz Roja es el de mayores, sobre todo aquellos que viven solos, y especialmente en el rural, a donde “a veces es difícil llegar”.

De la guerra de Cuba al desbordamiento del Barbaña

La delegación de Cruz Roja en Ourense se fundó en 1893, en un período relativamente tranquilo en el que no hubo grandes actuaciones hasta que se desencadena la Guerra de Cuba. Las movilizaciones de Cruz Roja tuvieron un papel principal, ya que canalizaron todos los esfuerzos para atender a los combatientes y repatriar a los soldados heridos.

Con tal fin se montó una red hospitalaria en la que Ourense tuvo especial importancia por su situación geográfica, conectando la costa con el interior de la península.

Entre sus intervenciones activa en la ciudad, destaca su participación en 1947 en el desbordamiento del río Barbaña, ayudando a la población afectada. Ese mismo año, la brigada de camilleros voluntarios ayudó a rescatar y trasladar a las víctimas de un incendio en la Pirotecnia Bóveda.

La entidad también atendió a los heridos en un descarrilamiento del tren Expreso Rías Bajas en un túnel entre las estaciones de Cerdedelo y Vilar de Barrio, y socorrió a los heridos en el accidente de un autobús escolar en Vilamartín de Valdeorras.

Además, en la década de los 70 se consolidó la sección juvenil de Cruz Roja Juventud y la Cruz Roja del Mar, que actuaba en ríos, embalses y piscinas.

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