“No se concibe que por ser expulsado de un local ponga en peligro, conduciendo temerariamente, a todos los que disfrutaban de las fiestas”

Seis meses de prisión y 2 años sin conducir, por acelerar hacia un bar de Parada de Sil en una verbena | La jueza subraya su "especial peligrosidad" y "nulo sentido de la responsabilidad"

El encausado, en el banquillo, durante el juicio en el Penal 2 de Ourense.

El encausado, en el banquillo, durante el juicio en el Penal 2 de Ourense. / F. CASANOVA

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Molesto tras ser expulsado de un bar de Parada de Sil durante la verbena del San Ramón, a las 5.30 horas de la madrugada del 28 de agosto de 2022, I. P. V., de 33 años, fue a por su coche y “lo aceleró bruscamente, dirigiéndose hacia el establecimiento a alta velocidad, obligando a las múltiples personas que allí se encontraban a apartarse bruscamente para no ser atropelladas”. Son los hechos probados de la sentencia con la que la jueza del Penal 2 de Ourense condena a este joven por un delito de conducción temeraria.

En la resolución, que no es firme y admite recurso de apelación a la Audiencia Provincial, la jueza impone seis meses de prisión más la privación del derecho a conducir durante dos años, así como una indemnización de 200 euros a favor de un joven, hijo del hostelero, herido en un pie. El perjudicado se abalanzó sobre la puerta del conductor para sacar al acusado del coche, “y evitar el atropello de alguien” –dice la sentencia–, pero el infractor metió marcha atrás, “con el consiguiente riesgo para todos los presentes”. Pasó por encima del pie del afectado, que se cayó.

Su versión “resulta poco verosímil” y “totalmente incompatible” con las manifestaciones de los testigos, afirma la jueza

En el juicio, el conductor alegó que circuló con normalidad hacia el local, para pedir explicaciones tras ser expulsado “de malas maneras”, según su punto de vista. Negó que hubiera subido a la acera el coche, salvo, “quizá”, parte de una rueda. “Quería aclarar la situación, pero no me dieron tiempo. Salieron del bar y empezaron a tirar vasos y a dar puñetazos y patadas al coche. Mi escapatoria fue dar marcha atrás”, dijo en su defensa.

Lo echaron por fumar dentro

Su versión “resulta poco verosímil” y “totalmente incompatible” con las manifestaciones de los testigos, afirma la jueza. “Resulta difícil de concebir que, si nada malo había hecho el acusado, de repente todas las personas que estaban presentes en el establecimiento, disfrutando tranquilamente de las fiestas del pueblo, se pongan de acuerdo para acudir enfurecidamente hacia el acusado”. La jueza apunta a que, si tras ser expulsado decidió volver al local, “no lo hizo en las condiciones más amigables y conciliadoras posibles; menos aún si decide hacerlo a bordo de su vehículo”.

Tras mostrar “un evidente comportamiento alterado y violento (...) no resulta difícil imaginar que, cuando tiene la ‘brillante’ idea de coger el vehículo y volver al lugar de donde fue expulsado, no lo hizo en las mejores condiciones”

El hijo del hostelero, a cuya versión otorga la magistrada “total credibilidad”, contó que el acusado fue expulsado tras golpear las papeleras, primero, y porque se puso a fumar dentro. Cuando lo echaron intentó tirarle una silla a la cabeza. Tras mostrar “un evidente comportamiento alterado y violento (...) no resulta difícil imaginar que, cuando tiene la ‘brillante’ idea de coger el vehículo y volver al lugar de donde fue expulsado, no lo hizo en las mejores condiciones”, dice la jueza.

El acusado, durante su interrogatorio en el juicio.

El acusado, durante su interrogatorio en el juicio. / F. CASANOVA

Todos los que declararon el día del juicio “corroboran que venía con el vehículo ya desde el lugar donde lo tenía estacionado de manera totalmente temeraria, teniendo que apartarse la gente que se encontraba en su trayecto”. Además, “todos los testigos explicaron también que el acusado introdujo su vehículo en la acera, provocando que las personas que estaban en ese momento en la terraza tuvieran que apartarse para evitar ser atropelladas”.

“No era el momento ni el lugar para conducir del modo en que lo hizo el acusado, a toda velocidad, subiendo el coche a una acera, circulando entre mesas y sillas, habiendo gente que estaba consumiendo delante del bar”

Según una testigo, llegó a mover con el coche las sillas y las mesas del exterior. “Casi mete el coche en el bar. Si la gente no se aparta, los hubiera atropellado”, dijo el hijo del hostelero. “No era el momento ni el lugar para conducir del modo en que lo hizo el acusado, a toda velocidad, subiendo el coche a una acera, circulando entre mesas y sillas, habiendo gente que estaba consumiendo delante del bar”, subraya la magistrada.

Al igual que no ve pruebas de que el acusado estuviera afectado por el alcohol, la autoridad rechaza el argumento de defensa de intentar “desacreditar” a los testigos por una supuesta afectación por haber bebido. Comprende que se abalanzaran sobre el coche, e incluso que tiraran algún vaso, “era indispensable una intervención inmediata” para evitar “una tragedia”.

Que los presentes reconocieran este hecho en el juicio constituye “una declaración sincera que evidencia que lo único que perseguían era que el acusado dejase de representar un peligro”.

Representa una "especialidad peligrosidad" al volante

La autoridad impone la pena mínima de prisión, como solicitó el fiscal pero “no resulta merecedor” de la pena más baja en cuanto a la privación del derecho a conducir, “pues su conducta evidencia la especialidad peligrosidad que representa conduciendo un vehículo a motor”, con un “nulo sentido de la responsabilidad” al volante. “No se concibe que, por el hecho de ser expulsado de un local, decida poner en peligro, conduciendo temerariamente, a todos los que tranquilamente disfrutaban de las fiestas del pueblo”, indica la sentencia.

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