El novio acusado del homicidio de Nerea Añel no quiere declarar en otra causa por maltrato

Dos testigos dicen que vieron cómo dio un cabezazo a la joven, en días distintos | Este delito se instruye en un procedimiento separado y el juicio con jurado por la muerte será en febrero

Julio G. S, tras su detención, en el entorno del motel donde estuvo con Nerea Añel antes de su desaparición.

Julio G. S, tras su detención, en el entorno del motel donde estuvo con Nerea Añel antes de su desaparición. / POLICÍA

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Este jueves, Julio G. S. se acogió a su derecho a no declarar, durante una conexión por videoconferencia desde prisión con el juzgado de Instrucción Número 3 de Ourense, el órgano especializado contra la violencia machista, en el que se tramita una causa separada en la que el novio de Nerea Añel se encuentra investigado por un presunto delito de malos tratos. El procedimiento fue desgajado del asunto principal, por el que será juzgado con un jurado entre el 19 y 23 de febrero: el presunto homicidio de la joven ourensana de 26 años, en enero de 2020. Las supuestas agresiones previas a la muerte violenta ocurrieron presuntamente poco tiempo antes, puesto que la relación sentimental entre la víctima y el acusado era reciente.

Dos testigos afirmaron en sede judicial –en la fase de instrucción de la causa sobre el presunto homicidio– que vieron cómo Julio G. S. agredía presuntamente a Nerea Añel, en días distintos, de un cabezazo, en dos pisos del barrio de Covadonga, a los que la pareja acudió supuestamente para comprar droga. Esta persona declaró que la víctima y el presunto agresor discutían en el rellano y, cuando el testigo pasó, vio cómo Julio presuntamente agredía a Nerea de un cabezazo, que se encogió y comenzó a llorar tras el golpe, completó el testigo.

En relación a los presuntos malos tratos previos al crimen, el otro declarante dijo que escuchó un ruido en el rellano –en otro inmueble de Covadonga– y, al observar por la mirilla de la puerta, vio cómo el joven presuntamente propinaba un cabezazo a su novia. Nerea se cayó al suelo, a causa de la agresión y él abandonó el lugar. A los quince minutos, según este testigo, volvió a escuchar ruidos, vio que la víctima y el presunto agresor estaban juntos, salió para recriminar a Julio su acción y la joven intervino para pedir que no se metiera.

En el juicio con jurado, una treintena de declaraciones previstas

Las dos personas cuyas declaraciones sustentan el procedimiento que se tramita de forma separada por presuntos malos tratos –la causa aún tardará unos meses en llegar al juzgado de lo Penal– también están citadas como testigos al juicio con jurado que la Audiencia Provincial de Ourense celebra entre el 19 y 23 de febrero. Hay más de una treintena de declaraciones previstas en la vista, en la que Julio G. S. se enfrenta a una solicitud de condena de 14 años de prisión. El joven se encuentra en la actualidad en la cárcel, cumpliendo condena por otras causas de robo. Sus antecedentes policiales son amplios, por una vida de delincuencia vinculada a la adicción a la droga.

En el juicio con jurado por el presunto homicidio se incluye, entre las pruebas, una reconstrucción de los hechos. El jurado acudirá al entorno del motel de Barbadás donde la víctima y el acusado estuvieron antes de que se perdiera la pista de la joven.

Una concentración de allegados de Nerea Añel, para pedir justicia.

Una concentración de allegados de Nerea Añel, para pedir justicia. / F. CASANOVA

El fiscal le atribuye homicidio por omisión

Desde su desaparición ese día, el 15 de enero de 2020, no hubo noticias hasta el hallazgo del cadáver en septiembre. La Fiscalía y la acusación particular coinciden en la pena de prisión que piden –14 años–, pero mientras que la acusación particular cree que directamente la mató y descarta una causa fortuita, el fiscal sospecha que, en vez de pedir ayuda tras sufrir ella una caída mientras huían del motel de Barbadás por un sendero próximo, abandonó su cuerpo junto a un arroyo. Le atribuye homicidio por omisión. La defensa niega que Julio esté implicado en la muerte, y alega que separaron sus pasos antes.

La ourensana fue víctima con 26 años de un posible crimen que tardó en descubrirse ocho meses. El 15 de enero de 2020, sobre las 20.40 horas, tras pedir los servicios de un taxi, una empleada del motel les dijo que el conductor no acudiría “al haber sido alertado de un previo hurto efectuado por la pareja a otro taxista esa misma tarde”, dice la Fiscalía. “En la creencia de que se había avisado también por la responsable del establecimiento a la Guardia Civil”, la víctima y el investigado huyeron a la carrera a través de un sendero que bordea el motel, a la orilla de un arroyo.

Los restos mortales de la joven se localizaron en septiembre de 2020.

Los restos mortales de la joven se localizaron en septiembre de 2020. / I. OSORIO

En el transcurso de este trayecto, Nerea “sufrió una caída que le produjo un grave traumatismo cráneo-vertebral, con lesiones que le ocasionaron un estado de inconsciencia de tiempo no estimado y que finalmente determinaron su muerte”, dice el fiscal. Advierte de que, “en caso de haber recibido pronta asistencia médica”, la joven “podría haber sobrevivido”. Sin embargo –añade la Fiscalía en su escrito–, “lejos de solicitar ayuda en el motel, situado a unos 200 metros”, Julio presuntamente cargó con el cuerpo de Nerea, avanzó con él por una pendiente pronunciada y lo depositó cerca del cauce del río.

Horas más tarde, el joven regresó al motel y se encontraba nervioso, según el fiscal. Reclamó entrar en la habitación en la que había estado con su novia, pero no se lo permitieron. Al día siguiente se presentó otra vez, para exigir el dinero de una habitación que no había disfrutado. Sus contradicciones tras la desaparición –dijo que no había visto a la joven cuando presuntamente fue el último en estar con ella–, así como los presuntos malos tratos previos con cabezazos en público, son algunos de los indicios de las acusaciones contra él.

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