Entrevista | Pedro Rabanal Magistrado del Social 4 de Ourense

“En algunos sectores, el cumplimiento de los tiempos de trabajo es manifiestamente mejorable”

“Hay más sensibilidad de las empresas con los derechos fundamentales de los trabajadores; en caso de una vulneración, las consecuencias jurídicas son importantes”

El magistrado Pedro Rabanal, en su despacho.

El magistrado Pedro Rabanal, en su despacho. / Iñaki Osorio

Javier Fraiz

Javier Fraiz

El magistrado Pedro F. Rabanal Carbajo (León, 1967), doctor en Derecho, exdecano de la facultad de Ourense y especializado ya desde su etapa académica en el ámbito de la protección laboral, es el titular del juzgado de lo Social Número 4 de la provincia, desde hace más de una década. Las cuatro sedes ourensanas de esta jurisdicción, que vela por el cumplimiento de las normativas en el trabajo, se sitúan entre las mejores de España de la especialidad.

– ¿Cuál es el impacto a nivel judicial, en cuanto a las demandas en el ámbito laboral, tras medidas como la subida del salario mínimo o el descenso de las cifras de paro?

– Creo que han bajado los números de entrada con respecto al año pasado. Hoy [en referencia al pasado 23 de agosto] he minutado la demanda número 520 de este año. Son unas 40 o 50 menos que en 2022 por estas mismas fechas. En cuanto al reparto de materias y a su casuística, son las habituales. En estas últimas demandas, de agosto, han entrado despidos. En Ourense hay muchos procedimientos de incapacidades.

– El presidente de la Audiencia Provincial, Antonio Piña, destaca que los juzgados de lo Social de Ourense son los mejores de su jurisdicción en Galicia, y no han necesitado refuerzos en los últimos años, a diferencia de otras sedes.

– Me voy a poner la medalla, pero no por mí, sino por mis compañeros. Somos modélicos no solo a nivel de Galicia, sino que hace unos años, el presidente del Consejo General del Poder Judicial nos dio una mención porque éramos los mejores de España. Tenemos volumen de asuntos, aunque un porcentaje importante son incapacidades, unos asuntos fáciles de gestionar, con escasa complicación en el procedimiento, lo que permite agilizar.

"En lo que va de año, a estas alturas habré puesto por lo menos 300 sentencias. Hay muchas horas de trabajo. En el juzgado pasas la mañana, después te vas a casa y resuelves asuntos por la tarde"

– En una mañana, los juzgados de lo Social celebran numerosas vistas, en algunas de las sedes hasta una veintena o más casos. ¿Cómo es la rutina de trabajo para dar abasto con tantos asuntos?

– Aquí tenemos dos días de sala a la semana, normalmente. Durante esas mañanas te dedicas a la celebración de los juicios. A veces hay una percepción equivocada de cómo es este trabajo. El resto del tiempo es necesario para las sentencias. En lo que va de año, a estas alturas habré puesto por lo menos 300 sentencias. Hay muchas horas de trabajo. En el juzgado pasas la mañana, después te vas a casa y resuelves asuntos por la tarde.

– ¿Se producen muchas revisiones de los criterios de los juzgados de lo Social de Ourense a través de los recursos extraordinarios a instancias superiores?

– Se recurre todo pero se suele confirmar la mayor parte. Por así decirlo, no nos equivocamos mucho en la instancia. Que se recurra es normal, porque la parte que pierde no está conforme y presenta un recurso. Yo diría que se confirman un 90% de los asuntos que suben a suplicación en el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

– En la materia de protección de derechos fundamentales, ¿ha mejorado la concienciación por parte de las empresas y empleadores, o todavía se producen casos flagrantes?

– Puede haber alguno, pero se ha mejorado. Existe más sensibilidad porque, entre otras cuestiones, hay consecuencias jurídicas importantes cuando se produce una vulneración grosera de los derechos fundamentales. También es verdad que a veces se abusa de la invocación de una vulneración de los derechos fundamentales. La regulación de los derechos fundamentales es como los antibióticos: son muy efectivos si se usan bien, pero si se abusa de ellos pierden efectividad. Es una materia muy seria que requiere que también se haga una invocación con seriedad.

“La discriminación por razón de enfermedad es ya una causa propia de vulneración de derechos fundamentales, pero aún está por desarrollar; se trata de un asunto muy complejo”

– ¿Qué casos son ejemplo de una vulneración de derechos fundamentales en el ámbito laboral?

– Un despido por razón de embarazo o por cualquier motivo discriminatorio, como el sexo. En 2022 se promulgaron leyes que amplían las causas de los motivos de discriminación. Por ejemplo, lo que antes se limitaba a una discriminación por razón de sexo se ha ampliado con las nuevas formulaciones relativas a la identidad sexual. Hay otro cambio importante: la discriminación por razón de enfermedad, que todavía está por desarrollar. Antes estaba conectada con la discapacidad y ahora es ya una causa propia. Se trata de un asunto muy complejo, porque la discriminación se basa en un comportamiento peyorativo derivado de la pertenencia a un grupo que tradicionalmente ha sido tratado peor. La enfermedad es una causa demasiado genérica. Ahora estamos en instancia poniendo sentencias y, cuando la materia llegue al Tribunal Supremo, se establecerá cuándo un enfermo es discriminado.

– ¿Hay sectores que cumplen peor la normativa laboral?

– Sí, pero no voy a ejemplificar para que nadie se sienta dolido. Hay sectores en los que los empresarios cumplen razonablemente y otros en los que el cumplimiento de las normas, en cuanto a salarios pero sobre todo en materias de tiempo de trabajo, es manifiestamente mejorable. Pero una cosa es la realidad y otra es poder probarlo en juicio. Ha mejorado bastante desde que se impuso el registro horario obligatorio. Si la empresa no lo presenta, está perdida.

“Hay personas con COVID persistente que presentan demandas de incapacidad porque no logran recuperarse”

– En su trayectoria en este juzgado ha conocido los efectos de la crisis económica y financiera, y más recientemente, de la crisis de la pandemia y de la inflación.

– Los efectos de la crisis económica se traducen en un aumento de la litigiosidad y de la entrada de asuntos. Con la pandemia hubo un efecto de un incremento de la pendencia en los juzgados, que creo que ya está solventado. Quedan secuelas de las consecuencias de la pandemia. Hay, por ejemplo, personas con un síndrome de COVID persistente que entran en demandas de incapacidad por esa razón, porque no han logrado recuperarse. Se han dictado sentencias en un sentido y en otro, hay quien ha recibido una declaración de incapacidad porque sufre secuelas y ya no puede trabajar. Ha habido casos de incapacidad total, parcial así como también desestimaciones de demandas.

–¿Influye el carácter envejecido de la provincia de Ourense en el número elevado de peticiones de incapacidades laborales?

– En Ourense es la materia más abundante, puede ser por el envejecimiento. Se ven muchísimos casos en el juzgado y la casuística es variada. Se dice que no hay enfermedades sin enfermos y, a veces, lo que para alguien es muy incapacitante, a otra persona no le impide trabajar. Es una materia, en realidad, muy poco jurídica.

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