Golpes que lesionan el cuerpo y laceran el alma. Problemas en horario ininterrumpido. Ansiedad, miedo, acoso. Son las etiquetas de las desavenencias entre vecinos cuando se enquistan germinando auténticos dramas. Las agresiones y peleas entre residentes constituyen ya el 10% del total de casos de agresión que valoran en un año los forenses del Instituto de Medicina Legal en Ourense. Un centenar de modos de vivir con el enemigo.

-¿Un caso de violencia arrastra situaciones de acoso prolongadas en el tiempo?

-El Imelga se encarga en estos casos de valorar las lesiones, no del motivo por el que se producen, aunque a veces la gente lo cuenta o se deduce. Suelen ser problemas que vienen desde hace años y que a veces llegan a la violencia por una cuestión nimia.-¿Una relación enconada puede motivar denuncias en falso?

-Es una situación en la que a veces notamos que la gente nos mientes, pero determinarlo corresponde a la investigación policial y judicial. Sí que parecen los conflictos en los que más se utilizan las artimañas y en ocasiones se intentan involucrar patologías previas al episodio de agresión.

-¿Qué clase de lesiones es la más habitual y qué tipo de daño psíquico, si lo hay, es el más frecuente en estos casos?

-Suelen ser lesiones de tipo leve, casos de peleas en las que se producen contusiones. El problema de las agresiones entre vecinos es que son las que más ansiedad ocasionan a las víctimas. Son personas que se ven todos los días, lo que hace que una de las partes viva con miedo o llegue incluso a dejar la vivienda aunque le suponga un perjuicio económico. Ocasiona un daño adicional porque angustia a toda la familia y crea problemas las 24 horas del día. A las víctimas suele generarles síndromes de estrés postraumático o crisis de ansiedad que a veces persisten incluso después de que haya juicio y una sentencia, durante un tiempo.

-¿Hasta qué extremo se complica la vida de una persona que es víctima de acoso o violencia por parte del vecino?

-Sucede que son casos en los que se ve involucrada toda la familia. Hay ejemplos de denuncias de padres que recibieron amenazas contra sus hijos. Hubo otro de una joven que tuvo que abandonar una oposición, e incluso el de toda una familia que vendió el piso y se fue porque la situación se hizo insostenible.