La ciudad de Ourense celebró ayer la festividad de San Martín, patrón del municipio, con una procesión y misa solemne en honor al santo y la tradicional ofrenda de la corporación municipal, ofrenda materializada en un discurso pronunciado por el alcalde Francisco Rodríguez, que estuvo plagado de referencias a la crisis económica que vive el país, y en el que pidió al patrón de la ciudad apoyos e inspiración para que, "en tiempos de crisis y de tribulaciones, sepamos como gobernantes estar al lado de los más débiles", indicó el regidor.

La solemne procesión en honor al patrón de la ciudad, San Martín, rebautizado como San Martiño en la onomástica local, partió de la Plaza Mayor hasta la catedral, donde se celebró una misa oficiada por el obispo de la Diócesis, Luis Quinteiro Fiuza.

La tradicional ofrenda floral en uno de las laterales externos de la catedral se sustituyó este año por el discurso en el interior de la seo, en el que Francisco Rodríguez reconoció que "vivimos tiempos difíciles en nuestra sociedad opulenta demasiadas veces despreocupada y tantas otras distraída de lo que importa".

También reconoció que "somos dados a olvidar los principios justos y las convicciones firmes que nos orientan hacia la decencia intelectual y la limpieza moral y los comportamientos éticos que deben informar nuestra actuación pública y nuestra relación con los demás".

Por eso, indicó en su elocuente discurso que, "cuando esto ocurre, corremos el riesgo de entregar el gobierno de los pueblos en manos de los necios, cuando no de los canallas". Por eso pidió a San Martiño que no permita "que desde nuestra modesta responsabilidad como gobernantes de nuestra ciudad abandonemos los principios sociales que inspiran las políticas más justas y solidarias de la casa de todos, que es el concello".