Ya crecen las margaritas

Pedro Regojo Otero

Pedro Regojo Otero

Ya crecen las margaritas, el invierno se ha ido, la primavera explota y la naturaleza alegra nuestras vidas con sus flores.

Hemos dejado la estación que nos obligaba a estar más tiempo en casa y salir menos al exterior.

El invierno es una oportunidad para crecer interiormente: salimos menos al exterior y disponemos de más tiempo para reflexionar y crecer por dentro.

Ahora entramos en la época del año en que la naturaleza más se embellece y tenemos peligro de distraernos y no mirar a nuestro interior, donde reside nuestra auténtica felicidad. En nuestro interior tenemos el alma y, como decía Calderón de la Barca, “el alma solo es de Dios”.

El alma solo es de Dios y tenemos la oportunidad de compartirla con Dios.

Dios padre durante la venida del Niño Dios nos hizo partícipes de este misterio de la Trinidad. Dios padre, Dios hijo y Dios espíritu santo. Un árbol en el que Dios padre es la raíz, el tronco es el Hijo y el sarmiento y el fruto es el Espíritu Santo.

Al llegar la primavera tenemos el peligro de deslumbrarnos ante tanta belleza. Por eso es tan importante mirarse hacia adentro y no perder el norte.

En el último sábado de Cuaresma, el Evangelio nos dice que el pueblo judío acudió a casa de Lázaro para ver a este resucitado, pero los escribas y fariseos temían que el pueblo creyese en Jesús y que los romanos destruyesen el templo y al pueblo judío.

Caifás, que era el sumo sacerdote, profetizó que era conveniente que muriera uno para salvar al pueblo. Desde aquel momento decidieron la muerte del Señor.

La Cuaresma, que son los cuarenta días de preparación para nuestra Pascua, se han terminado y entramos en la semana de Pasión con el triduo pascual: el jueves, con la sagrada cena y la instauración de la Eucaristía; el viernes santo en que el Señor muere y, con su muerte, el ser humano consigue el perdón; y el domingo de resurrección, en el que Cristo vence al mundo y con ello nosotros resucitaremos en el último día.

En España, que somos un pueblo creyente y nos declaramos católicos el setenta por ciento, que estos días fundamentales en nuestra salvación nos sirva para llenarnos por dentro y que el sacrificio del Señor nos ayude a todos nosotros para mejorar nuestra relación con Dios y con nuestros hermanos los hombres.

Que esta resurrección del Señor nos sirva para mejorar y nos despierte de la vida burguesa y cómoda en que muchas veces nos instalamos.

Que el Señor nos ayude a ser los portavoces de la salvación.

*Miembro del Club 55