EE UU quiere reforzar el FMI para frenar la influencia de China

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

EE UU aspira a un reforzamiento de las dos instituciones de Bretton Woods para frenar la creciente influencia económica de China en el continente africano, cada vez más preocupante para Washington.

Según la Casa Blanca el presidente de EE UU, Joe Biden, anunciará una reforma en ese sentido del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en la próxima cumbre del G-20, que se celebrará en Nueva Delhi los días 9 y 10 de septiembre.

El consejero de Seguridad de la Casa Blanca, Jack Sullivan, admitió abiertamente que el objetivo de Washington es contrarrestar los créditos que Pekín está haciendo últimamente a los países africanos.

Sullivan negó que el FMI y el BM sean instituciones occidentales aunque la realidad es que hasta ahora han estado dominadas por norteamericanos y europeos, que se reparten sus direcciones generales o presidencias.

Ambas instituciones se fundaron en una reunión de 43 países celebrada en 1944 en la localidad norteamericana de Bretton Woods para, por un lado, crear estabilidad en el comercio internacional y, por otro, mejorar la capacidad comercial de las naciones empobrecidas por la guerra mediante préstamos para la reconstrucción y programas de ayuda al desarrollo.

Según Sullivan, las propuestas de reforma que para ambas tiene EE UU representan “una alternativa positiva” a la falta de transparencia de los créditos que ofrece el Gobierno de Pekín.

Washington quiere poner nuevos créditos de en torno a 50.000 millones de dólares a disposición de los países más pobres o de renta media y confía en que sus aliados hagan lo propio, con lo que podría llegarse hasta 200.000 millones de dólares.

El anuncio de la Casa Blanca coincidió con la celebración en Johannesburgo (Sudáfrica) de una importante reunión del llamado grupo BRICS, que no oculta su intención de aumentar su influencia en un mundo que sus miembros desean multipolar y no dominado por EE UU.

Poniendo claramente al mal tiempo buena cara, el consejero de Seguridad de la Casa Blanca declaró a la prensa que no creía que el grupo fundado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica se fuese “un rival geoestratégico para EE UU u otros países”.

“Washington quiere poner nuevos créditos de en torno a 50.000 millones de dólares a disposición de los países más pobres o de renta media”

En su reunión sudafricana, los BRICS aprobaron el próximo ingreso de nuevos miembros, entre los que están Argentina, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán.

Pero también otros muchos, como Cuba, Venezuela, Bolivia, Bielorrusia, Argelia, Palestina, Túnez y Turquía, han mostrado interés en entrar a formar parte un día del grupo.

Uno de los objetivos de los BRICS es reducir la que consideran excesiva dependencia del dólar estadounidense en las transacciones comerciales y como moneda de reserva.

El secretario general de la ONU, António Guterres, que asistió a la cumbre de Johannesburgo, habló de la necesidad de colaborar entre todos en “un mundo dividido y golpeado por las crisis”.

“Dado que la comunidad internacional avanza hacia la multipolaridad, se necesita con urgencia, según Guterres, una arquitectura multilateral reforzada y reformada, construida sobre la base de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional”, afirmó Guterres.

El grupo BRICS representa más del 46 por ciento de la actual población mundial y también más del 37 por ciento del PIB global, porcentajes que se verán aumentados con el ingreso de nuevos socios.

Según datos del propio Fondo Monetario Internacional, los cinco miembros actuales del grupo BRICS superan ya el PIB de los países del G7: Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Japón, Italia y Reino Unido.

La próxima reunión de los BRICS se celebrará bajo presidencia rusa en la ciudad de Kazán, capital de la república rusa de Tartaristán.

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