Cangas y O Barco, unidos por Jesús Díaz Ferrer

El Auditorio inaugura el viernes una exposición del artista de Valdeorras (1922-2017) promovida por el Concello ourensano en donde es edil de Cultura la canguesa Margarida Pizcueta

El artista Jesús Díaz Ferrer, en su estudio.

El artista Jesús Díaz Ferrer, en su estudio.

Nació en O Barco de Valdeorras el 22 de mayo de 1922, estudió en Madrid, vivió en París entre 1951 y 1983, murió en Concud, en Teruel, el 1 de enero de 1917 en donde residió en los últimos años de su vida y en 1956 pintó dos escenas de mujeres de Cangas en su estudio parisino después de una visita a Vigo y a esta localidad de O Morrazo. La obra de Jesús Díaz Ferrer, Jesús do Barco, podrá verse en Cangas en la exposición “Esencias”, que se inaugura mañana viernes en el Auditorio Xosé Manuel Pazos Varela y que fue creada para el centenario del nacimiento del artista en 2022, promovida desde el Concello de O Barco. Con este municipio, Cangas no sólo comparte a estas mujeres que plasmó Díaz Ferrer en 1956, sino a una concejala de Cultura, Margarida Pizcueta, que es natural de esta localidad y que desempeña el cargo en el gobierno socialista de este municipio de Valdeorras desde 2015. La concejala estará presente en el acto de inauguración de esta exposición, que por fin puede llegar a Cangas gracias a las gestiones del director del auditorio, Juanjo Pérez. Hará que Cangas tenga por unos momentos dos concejalas de Cultura, la nuestra, la de aquí, Aurora Prieto y la de O Barco Margarida Pizcueta, por cierto hermana del artista Manuel Pizcueta y que elogia que la obra de Jesús Díaz Ferrer pueda verse por fin en la localidad que él visitaba.

El artista Jesús Díaz Ferrer, en
 su estudio.  | // CEDIDA

"Mulleres de Cangas", 1956. / Cedida

Ferrer pasó su infancia en O Barco de Valdeorras, en donde nació y estudió el bachiller en Ponferrada, una localidad de la comarca del Bierzo, en León, con la que los barquenses siguen muy ligados para todo tipo de actividad, casi más que con Ourense capital. Jesús Díaz se trasladó a Madrid en 1939 para cultivar su afición al arte. En la capital española estudia con Eduardo Chicharro y Agüera. Su talento empieza a llamar la atención de personalidades de la cultura gallega como Vicente Risco, Florentino López Cuevillas, Valentín Paz Andrade o el arquitecto Antonio Palacios, quien le asesora y le ayuda a dar sus primeros pasos en el mundo del arte.

“Mulleres de Cangas”, 1956.
  | // CEDIDA

“Mulleres de Cangas”, 1956. / Cedida

La primera exposición de Ferrer fue en el Liceo de Ourense en 1945 y la segudna en la sala Foto Club de Vigo en 1947. Establece amistad con otros creadores como Laxeiro o Manuel Prego de Oliver. Díaz se acerca a tendencias como la Escuela de Madrid que apostaba por la renovación del pasajismo. En estos años pinta retratos de la pequeña burguesía, escenas religiosas o bodegones y empieza su especial predilección, que nunca abandonaría en su vida, por los episodios femeninos o los retratos de desfavorecidos sociales.

Margarida Pizcueta, edil de 
Cultura de O Barco.   | // FDV

Margarida Pizcueta, edil de Cultura de O Barco. / Fdv

De carácter inquito, empieza a experimentar con tendencias más lúdicas y surrealistas y algunas de sus obras resultaron inspiradoras para toda la corriente pictórica del postismo, aunque él siempre huyó de etiquetas.

A pesar de pasar a formar parte de la nómina exclusiva de artistas de la galería Biosca y contar con el apoyo de Eugenio D’Ors, uno de los críticos más reconocidos de su época, justo cuando su carrera ya había comenzado a despegar, Díaz Ferrer decide cumplir su vieja idea de instalarse en París.Desea dejar que su arte respire en total libertad.

Desde 1958 y a lo largo de 28 años, trabajó y residió en París con estancias temporales en Gotteborg, Zürich y la campiña francesa, como también en Cangas y esporádicas visitas a O Barco de Valdeorras. Expone y trabaja en el Salon des Indépendants y se une a la Escuela de París, a la que representa en eventos como la Misión Internacional de Arte de Póvoa de Varzim en 1955. En su etapa parisina, parten de su taller esculturas en piedra y metal, tallas en madera, terracotas, ready made, grabados, fotografías,joyas de oro y plata, collages de fotos o sus experimentos con nuevos materiales en la época como el metacrilato. Además de exponer en París y en otras ciudades francesas, realiza exposiciones en Madrid, como las de 1962 y 1964 en el Círculo de Bellas Artes y la Galería Edurne. En 1964 visita su tierra natal y expone en la Sala Velázquez de Vigo.

En 1981 abandona París y regresa a España para instalarse en Concud (Teruel) donde continuó trabajando hasta poco antes de su repentina muerte el 1 de enero de 2017. En esta etapa final abandona, por decisión propia, todo lo que rodea al mundo artístico, excepto la creación.

La variedad temática e iconográfica de Díaz Ferrer es casi inagotable. Retratos, naturalezas muertas, paisajes, desnudos, dibujos satíricos, escenas,composiciones surrealistas, abstractas, escenas.religiosas y mitológicas, fotografías de contenido social, composiciones informales o escenas de vestuario.

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