Un desembarco Real en Bueu

Sus Majestades llegaron al municipio en una embarcación tradicional. La cabalgata, con charangas y animación con temática marinera, reunió a cientos de personas en las calles

A bordo de una embarcación tradicional, como no podía ser de otro modo en un pueblo de tanta tradición marinera, desembarcaron ayer los Reyes Magos en Bueu. Lo hicieron ya por la mañana, con un nutrido grupo de niños aguardando en el muelle para tener un primer contacto con Sus Majestades, que posteriormente siguieron con su particular singladura en tierra en la plaza de abastos y en el Centro Social do Mar, con la habitual recepción a modo de aperitivo de lo que vendría por la tarde.

Un momento de la cabalgata celebrada por la tarde en Bueu.

Un momento de la cabalgata celebrada por la tarde en Bueu. / Santos Álvarez

Cada uno a lomos de su carroza-embarcación, acompañados por una pléyade de jóvenes grumetes encargados de lanzar caramelos, y con una amplia comitiva que incluía charangas y grupos de animación con el mar como eje temático, la cabalgata partió poco después de las 17.30 horas mientras cientos de personas aguardaban el paso del desfile. Los más pequeños con bolsas y los reflejos bien aguzados para capturar el mayor número posible de dulces [700 kilos se repartieron en todo el día], los mayores con los paraguas preparados para la lluvia. Cayeron algunas gotas y, como si de los guardaespaldas de las autoridades se tratase, los padres se lanzaron a cubrir a los pequeños marineros, completamente despreocupados.

Uno de los reyes reparte caramelos a los niños en el muelle.

Uno de los reyes reparte caramelos a los niños en el muelle. / Santos Álvarez

La magia llegada de Oriente hizo efecto y apenas hubo un par de momentos de lluvia, con la animación yendo de menos a más. Había comenzado con timidez en sus primeros metros, pero poco a poco fue calentando motores, coincidiendo con las zonas de Pazos Fontenla en las que se agrupaba un mayor número de personas. Gaitas y tambores, discoteca móvil y baile para despertar la alegría.

La cabalgata contó con varios grupos de animación.

La cabalgata contó con varios grupos de animación. / Santos Álvarez

De poner el color se encargaron las figuras formadas con lo que se asemejaba a globos de colores. Estrellas de mar, pulpos o cigalas se adivinaban entre las formas mientras iba atardeciendo y el desfile tocaba a su fin. Tras girar por Castelao y tomar por Montero Ríos, el grueso de los asistentes acortaba el camino para ir tomando posiciones en la Praza do Concello, donde Sus Majestades iban a poner fin a la cabalgata, que no a su ajetreada jornada. Allí se concentraron numerosas personas a la espera de recibir el saludo de Melchor, Gaspar y Baltasar, pero también de poder presenciar el espectáculo de pirotecnia con el que se puso el punto y final al acto. Luego, lo que ocurrió de madrugada en cada uno de los hogares con la visita de los Magos ya es otra historia.

La carroza-embarcación del rey Baltasar en el desfile.

La carroza-embarcación del rey Baltasar en el desfile. / Santos Álvarez

Suscríbete para seguir leyendo