Las excavaciones de la Torre de Meira descubren una daga decorada

Concluye la tercera fase de los trabajos arqueológicos con la reconstrucción del arco de entrada

Representantes del Concello, del equipo de arqueología y de la Comunidade de Montes de Meira.   | // G.N.

Representantes del Concello, del equipo de arqueología y de la Comunidade de Montes de Meira. | // G.N. / Fran G. Sas

Las excavaciones arqueológicas en el entorno de A Torre de Meira concluyeron su tercera fase. Ayer representantes del gobierno local con la alcaldesa Leticia Santos a la cabeza, acudieron al lugar para comprobar los trabajos realizados por los arqueólogos en las últimas semanas. La campaña contó con colaboración de la Comunidade de Montes de Meira y de la Diputación. Esta fase se centró en la estructura de gran tamaño descubierta en el patio de armas y dio lugar a hallazgos como el de una piedra medieval con forma de pene que recorrió el mundo.

La daga encontrada en las últimas semanas.   | // G.N.

La daga encontrada en las últimas semanas. | G.N. / Fran G. Sas

En las últimas semanas el equipo liderado por el arqueólogo Benito Vilas trabajó en la reconstrucción de los muros interiores de este espacio así como de un tramo del arco de la puerta de entrada. También se repusieron las piedras decoradas que denotan la importancia de lo que antes se pensaba solo como una torre de vigilancia.

La piedra con forma de pene.   | // GONZALO NÚÑEZ

La piedra con forma de pene. | // GONZALO NÚÑEZ / Fran G. Sas

Recientemente se halló un nuevo descubrimiento. Se trata de un puñal o daga de hierro y bronce que conserva parte de la madera y con dos anillos decorados. “En la época las dagas más reconocidas eran las de orejas del reino Nazarí de Granada. Esta es de ese estilo pero todo apunta a una imitación realizada en el entorno. No parece que provenga del sur de la Península Ibérica”, apunta el arqueólogo.

En la visita de ayer se planteó una cuarta fase de excavaciones que podría centrarse en los otros espacios del patio de armas o de nuevo en la propia torre.

Suscríbete para seguir leyendo