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La excavación de A Torre de Meira localiza una pieza fálica, extraña en yacimientos medievales

El elemento con la forma de pene fue descubierto en la tercera campaña de trabajos centrados en el patio de armas del recinto | El arqueólogo Benito Vilas asegura que podría tratarse de un amuleto para la buena suerte

El elemento fálico descubierto en el yacimiento de la Torre de Meira.

El elemento fálico descubierto en el yacimiento de la Torre de Meira. / Fdv

La tercera campaña de excavaciones del yacimiento de la Torre de Meira, en Moaña, está dando hallazgos muy llamativos para los arqueólogos y también para el Concello, que inició la investigación con la colaboración de la Comunidad de Montes de la parroquia. El pasado mes de abril, al poco de comenzar la nueva campaña, centrada en el estudio de la superficie del patio de armas de la Torre y su uso, fue hallado un bolaño o proyectil de piedra lo que afianzó todavía más la idea de que la construcción que había, tenía categoría de castillo y de que hubo enfrentamiento bélico.

Esta semana, el equipo de siete arqueólogos, de la empresa Árbore Arqueoloxía, que trabaja en las excavaciones, encontró algo mucho más extraño para un yacimiento medieval y de mucha importancia, como es un elemento fálico (una representación del órgano sexual masculino) en piedra, la primera que aparece de estas características en trabajos arqueológicos en O Morrazo y casi que se podría decir que la única de Galicia en un yacimiento medieval.

El coordinador de los trabajos Benito Vilas asegura que no contaban que en la Torre aparecieran este tipo de hallazgos. Reconoce que es verdad que en castros de época romana podían aparecer estas representaciones, como ocurrió en el caso del castro de Viladonga, en Lugo, pero en la Edad Media, por lo menos en Galicia, que tengan constancia, no se conoce ninguna pieza arqueológica con este tipo de representación. En las iglesias, sobre todo románicas, añade el arqueólogo, sí se encuentran muchas representaciones fálicas y sexuales, pero considera inédito el hallazgo de esta pieza en la construcción medieval de Meira, que se excava desde 2021 y que puso en valor parte de la antigua torre de homenaje.

La Torre de Moaña (arriba) y el castro de de Viladonga.   | // FDV

La Torre de Moaña (arriba) y el castro de de Viladonga. / Fdv

La pieza hallada, que tiene una perfecta forma de pene, mide 13 centímetros, y apareció en la zona que quedó sepultada con el derribo de piedras en el siglo XV, a medio metro de profundidad.

¿Y qué sentido tenía esta representación? Benito Vilas entiende que podría ser un amuleto y que, a lo mejor, podrían aparecer más, aunque es algo difícil. Su aparición demuestra que las gentes que habitaban la Torre no eran ajenas a las creencias y supersticiones.

Uno de los arqueólogos sostiene el falo de piedra.

El falo de piedra sobre una mano. / Fdv

El arqueólogo asegura que en el castro de Viladonga han aparecido varios elementos fálicos de procedencia romana y los estudios entorno a estos hallazgos los vinculan a amuletos con una función protectora, pero nunca consideradas como muestra de indecencia o indecoro, todo lo contrario. Hay un falo en una panadería de Pompeia, según un escrito de Álvaro Pérez Rozas, sobre las formas fálicas depositadas en el Museo del Castro de Viladonga, en donde la representación está acompañada de expresiones de felicidad y fortuna “Hic habitas felicitas (aquí habita la felicidad)”. En el mismo estudio alude a la aparición de objetos fálicos en contextos castreños susceptibles de ser considerados amuletos, en los castros de Socastro (Erbogo, Rois) Adragonte (Paderne) y Elviña, todos ellos en A Coruña.

La excavación de A Torre de Meira localiza una pieza fálica, extraña en yacimientos medievales

Una vista aérea de la Torre de Meira, reconstruida en sus cimientos. / Árbore Arqueoloxía

El pasado mes de agosto también tuvo mucha repercusión el hallazgo que dio a conocer el Museo Histórico Local de Nueva Carteya, en Córdoba, de un relieve fálico en uno de los sillares que forman la esquina noreste de la torre romana. Se convirtió rápidamente en el centro de atención en la excavación, por lo que esta aparición en Meira va a multiplicar el valor de las excavaciones de su Torre.

Para el concejal de Urbanismo y Medio Ambiente de Moaña, Odilo Barreiro, “estos últimos restos arqueológicos aparecidos en la tercera excavación ponen de relieve la importancia que este complejo fortificado debió de tener en su entorno”. Añade que, si bien “la rareza de este resto hallado no encuentra explicación, por el momento, otros restos demuestran que la estructura excavada en esta tercera campaña tendría un fin muy diferente al planteado en un principio. No se estaría ante unas caballerizas para recoger animales, sino que se trataría de un habitáculo con una actividad de uso residencial y con una entrada fortificada”.

Odilo Barreiro no olvida que la inversión realizada en estas tres fases de trabajos, con fondos propios del Concello y subvención de la Diputación, está provocando que el yacimiento se transforme en un reclamo de turismo cultural muy importante para Moaña. La primera fase de la excavación se centró en la puesta en valor de los cimientos de la Torre de homenaje; la segunda en la muralla y esta tercera tiene como finalidad determinar la superficie y uso del patio de armas, que en vista a los hallazgos era residencial.

Otros elementos en el castro de Viladonga

La excavación de A Torre de Meira localiza una pieza fálica, extraña en yacimientos medievales

Castro de Viladonda, en Lugo. / Cristina González

El arqueólogo director de las excavaciones de la Torre de Meira, Benito Vilas, asegura que de las pocas constancias de restos fálicos hallados en Galicia están los descubiertos en el castro de Viladonga, en Lugo. Las piezas halladas, según constata Álvaro Pérez Rozas en un escrito, son un amuleto realizado a partir de un pequeño canto de cuarcita, de 91mm y 21 de ancho, al que se le dio forma cilíndrica y recta, sin testículos (falo cortado), otro realizado en cuarcita de 199 mm y 32 de ancho y otro, de cuarcita de 29 mm y ancho de 23, en donde en la mitad inferior se distingue el escroto, con dos testítulos de mayor tamaño. En este caso, el remate del pene aparece roto o mutilado.

En la Torre de Moaña se han encontrado restos de cerámica de Manises, una cruz de bronce, monedas –una de ellas del s. IV con la efigie de Constancio II–, una hebilla de cinturón y el proyectil de piedra o bolaño.

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