La toxina reaparece y cierra de golpe todas las bateas de Bueu y dos polígonos de Poio

Las tres zonas en aguas bueuesas suman más de 150 viveros | En 2022 fueron las que acumularon más días de cierre en Galicia

Una descarga de mejillón en el puerto de Bueu durante la campaña navideña. |   // SANTOS ÁLVAREZ

Una descarga de mejillón en el puerto de Bueu durante la campaña navideña. | // SANTOS ÁLVAREZ / david garcía

La toxina ya está aquí de nuevo. Y por no variar el primer lugar en el que se ha dejado sentir es la ría de Pontevedra. El Instituto Tecnolóxico do Control do Medio Mariño (Intecmar) decretó ayer el cierre de los tres polígonos mejilloneros de Bueu y dos de los ubicados de Combarro. La decisión fue comunicada a primera hora de la mañana de ayer a los bateeiros, que confirmaban que en las analíticas de los últimos días se apreciaba un aumento de toxina en el agua.

El cierre se debe a la elevada presencia de toxinas lipofílicas y se trata de un episodio habitual a estas alturas del año, justo con el inicio de la primavera. El cierre en Bueu afecta a más de 150 bateas de mejillón: los polígonos Bueu A1 y Bueu A2, que están situados entre Agrelo y Lapamán y son los más grandes, y el Bueu, que reúne unos 25 viveros flotantes en Beluso.

Las bateas de Bueu llevaban abiertas desde mediados del mes de noviembre y en 2022 volvieron a ser, con mucha diferencia, las que acumularon más días de cierre en toda Galicia. La zona de producción Bueu A1 estuvo cerrada un total de 233 jornadas, la Bueu A2 llegó a las 213 y la Bueu B sumó 203. Solo hubo otro polígono en Galicia que superó los 200 días de cierre: el Baiona A, que igualó los 213 del Bueu A2.

En ese cierre tan prolongado influyó que, a diferencia de otros años, no hubo ninguna apertura durante los meses de verano. Desde que apareció la toxina en el mes de marzo los bateeiros solo tuvieron una ligera tregua entre los meses de mayo y junio. Afortunadamente para el sector la toxina remitió durante el mes de noviembre, justo a tiempo para afrontar la campaña de navidad.

La ría de Pontevedra es la que habitualmente sufre en primer lugar los efectos de las toxinas y es la última en la que acaban desapareciendo. Durante los últimos días el Intecmar también muestreó los polígonos bateeiros de Aldán, Cangas A y Cangas B, que de momento continúan abiertos. Estas dos zonas en 2022 llegaron a los 120 y 170 días de cierre. En la ría de Pontevedra están además los tres parques mejilloneros de Combarro, denominados Portonovo A, B y C. De momento la toxina solo ha obligado a cerrar los dos primeros, que en 2022 estuvieron cerrados 141 y 146 días. El Portonovo C, que el año pasado rozó las 170 jornadas de clausura, por ahora continúa operativo.

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