La totalidad de las bateas de Bueu vuelven a estar cerradas por un nuevo afloramiento de toxinas lipofílicas. A lo largo de los últimos días los tres polígonos mejilloneros de la localidad han cerrado de manera escalonada, los tres con niveles entre 160 (que marca el límite para abrir o cerrar) y 300. Este cierre llega en un momento en el que los profesionales han conseguido colocar en el mercado la inmensa mayoría de la producción, impulsados sobre todo por la gran demanda del sector de la industria.
La evolución de la toxina ha estado llena de vaivenes en este inicio de año. El primer afloramiento suele producirse justo en estas fechas, con el inicio de la primavera. No obstante nada más comenzar febrero ya se decretaron los primeros cierres, cuando las bateas de Bueu no llevaban siquiera un mes abiertas. Afortunadamente para el sector durante las semanas siguientes la situación volvió a mejorar y, con una alternancia de aperturas y cierres, los bateeiros pudieron seguir trabajando. Hace unos días reconocían que pese a estos cierres el balance de 2020 y arranque de 2021 es muy bueno. Cuando Bueu y Aldán abrieron a principios de enero hacía tiempo que el resto de rías habían agotado su producción, por lo que los mejilloneros pudieron colocar sin problema el producto y trabajaron sin descanso, incluyendo domingos y festivos.
En estos momentos los polígonos de Bueu son los únicos que están cerrados en Galicia, junto a sendas zonas en Muros y Camariñas. Si se tiene en cuenta el comportamiento de la toxina en años previos lo más previsible es que no vuelvan a abrir hasta mediados del verano.
