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La presencia de grandes cetáceos frente a Galicia

“¡Parecía que las orcas se divertían!”

Una de las orcas que siguió al velero "Extra Mile" en A Guarda. Extra Mile

“Llevamos mucho tiempo navegando. Siempre puedes tener algún problema o avería, eso es algo normal. Pero nunca nos había pasado nada como encontrarnos con unas orcas. Al principio pensamos que iban a estar unos pocos minutos alrededor del barco, aunque al final estuvieron más de una hora. ¡Hasta parecía que se estaban divirtiendo destrozando el timón!”, relataban ayer en el puerto de Cangas Andy y Beatrice. Son la pareja que viaja a bordo del velero “Extra Mile”, que el jueves a mediodía se quedó sin gobierno debido a la acción de dos orcas y que tuvo que ser remolcado hasta el puerto de Cangas. “Por ahora no sabemos cuánto tiempo tendremos que estar varados. Esperamos salir en pocas semanas y poder cumplir nuestro objetivo de estar en noviembre en Canarias”, explica la pareja, que es natural de Suiza.

La interacción que sufrió su velero –de bandera inglesa y registrado en Londres– es la séptima que se contabiliza en Galicia durante lo que va de año. La primera fue en enero, frente a la provincia de A Coruña, y luego no se volvieron a registrar más hasta julio: una en Cíes, otra en Corme, una tercera en Ferrol y la última por fuera de Ortigueira. En el mes de septiembre se contabiliza una entre Laxe y Malpica y otra en el límite entre las aguas de Galicia y Portugal. Esta fue el miércoles, justo un día antes del encontronazo que sufrió el “Extra Mile”. Ayer mismo volvió a notificarse otro caso: en esta ocasión el afectado fue un velero francés, "La Sterne", que estaba a 1,5 millas de Sálvora.

Andy y Beatrice, muestran ayer el timón dañado en la marina seca del puerto de Cangas. | // FDV

Andy explica que durante su viaje consulta constantemente la web orcaiberica.org, una página creada por investigadores y especialistas de diversas entidades de España y Portugal a través del Grupo de Trabajo Orca Atlántica. “Comprobé que la mayoría de los ataques se concentraban en la zona sur, en el entorno del Golfo de Cádiz y el Estrecho de Gibraltar, así que pensaba que aquí podíamos estar relativamente tranquilos”, contaba ayer a bordo de su velero.

El accidentado encuentro entre un grupo de orcas y un velero inglés

El accidentado encuentro entre un grupo de orcas y un velero inglés Extra Mile

Más de 130 acciones en 2021

Según los datos de Orca Ibérica en lo que va de año se contabilizan más de 130 interacciones a lo largo de toda la fachada atlántica y hasta Francia. La inmensa mayoría se localizan entre Cádiz y Gibraltar y como cabría esperar los meses que concentran más incidentes son los del verano: 21 en el mes de junio, 40 en julio y 29 durante septiembre. Casi todos son con veleros de entre 12 y 15 metros de eslora, aunque también hay algún pesquero, lanchas neumáticas y hasta un barco de 38 metros. Uno de los integrantes de Orca Ibérica es Alfredo López, doctor en Biología, experto en cetáceos e integrante del Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma). “El grupo se creó hace un año, tras conocer dos interacciones en el entorno de Ons. En realidad ya había algunos casos previos en Andalucía y Portugal, pero nadie pareció darle importancia. Nuestro objetivo es recopilar información y aclarar en la medida de lo posible los casos para poder asesorar a los gobiernos y ofrecer recomendaciones a los navegantes”, explica. “De momento no sabemos a qué se deben estas situaciones y cuál es su origen y poco a poco intentamos unir las piezas de un gran puzzle”, añade. Ayer mismo integrantes de Orca Ibérica se desplazaron a Cangas para examinar el “Extra Mile” y recoger en primera persona el testimonio de sus tripulantes.

Mapa con los avistamientos registrados desde enero de este año. Hugo Barreiro

Andy y Beatrice empezaron su viaje hace aproximadamente un año y salieron desde Grecia para disfrutar de un periodo sabático. Recorrieron el Mediterráneo, subieron por toda la fachada atlántica de España y Portugal y luego se dirigieron hacia la Bretaña francesa. “En la ida no pudimos parar en Portugal ni entrar en Reino Unido porque estaban cerrados por COVID”, explican. Hace unas semanas iniciaron el viaje de regreso y estaban en Galicia desde mediados de septiembre. “El jueves por la mañana salimos hacia Porto, donde habíamos quedado con unos amigos”, cuentan.

Zarparon poco antes de las ocho de la mañana. “Había poco viento, así que usamos las velas y el motor. Nos encontramos con las orcas alrededor de las once de la mañana. En ese momento yo estaba en el interior de la cabina y Beatrice fuera. De repente sentimos que el barco se balanceaba y nos dimos cuenta de que algo no iba bien”, relata Andy.

La primera reacción fue seguir los consejos de Orca Ibérica. “Apagamos el motor y arriamos las velas para esperar y ver qué pasaba. Al principio creímos que iban a estar solo unos minutos jugando con el barco”, manifiestan. Pero nada más lejos de la realidad. Los dos ejemplares de orca, de entre cuatro y cinco metros, estuvieron más de una hora alrededor del “Extra Mile” y la tomaron con su timón. “Lo empujaban, lo mordían, iban y se venían...”, dice Andy.

La lancha Salvamar Mirach, de Salvamento Marítimo, y el velero Extra Mile llegando al puerto de Cangas el jueves por la tarde. Extra Mile

La pareja también se puso en contacto de inmediato con el centro de Salvamento Marítimo de Finisterre. “Les explicamos la situación para que estuviesen alerta y quedamos en volver a llamarlos en cuanto se fuesen las orcas para comunicar cual era nuestro estado”, manifiestan.

Durante todo ese tiempo la pareja vivió una situación extraña, entre cierta tranquilidad y al mismo tiempo un evidente miedo. “Por un lado estábamos tranquilos porque nos encontrábamos a bordo y comprobé que no había ningún tipo de vía de agua. Pero al mismo tiempo estás asustado. ¡Hasta parecía que se divertían destrozando el timón!”, relatan Andy y Beatrice. A pesar del lógico temor la pareja suiza también hace gala de un ejemplar sentido del humor. “Cuando salimos del puerto había como otros diez barcos realizando la misma ruta, pero las orcas solo vinieron al nuestro. Fuimos los afortunados”, bromean.

Cuando finalmente las dos orcas se marcharon se volvieron a poner en contacto con Salvamento Marítimo. “Les explique que nos habían roto el timón y que estábamos sin gobierno. Podía virar el barco hacia un lado, pero no hacia el otro”, explica Andy. Durante todo el tiempo que los cetáceos estuvieron entretenidos con el timón siguió otro de los consejos que ofrecen los expertos: no tocar la rueda que lo dirige. “Si intentase agarrarlo creo que me podría romper un brazo”, decía Andy.

Andy y Beatrice delante de su velero, en la marina seca canguesa. Fdv

Desde Orca Ibérica subrayan la importancia de seguir estas recomendaciones, aunque “no tenemos una varita mágica” y el comportamiento de los cetáceos no siempre es el mismo. “Lo que sí parece claro es que la velocidad del barco les excita, tienen ganas de competir con la propia embarcación. Por eso es importante intentar parar y no tomar decisiones que provoquen una reacción por su parte, así pierden interés y se marchan”, argumentan. Los protagonistas de estas acciones suelen ser ejemplares considerados como juveniles y los del jueves tenían un tamaño aproximado de entre 4 y 5 metros. “Es un detalle importante y positivo de cara el futuro. Son animales jóvenes, que les gusta jugar, son traviesos y a medida que crecen asumen los roles de la manada y dejan de interactuar”, explica Alfredo López. Parece un comportamiento muy similar al de los humanos conforme crecen y evolucionan. “¡Es que al final somos mamíferos!”, recalca el investigador.

Las dos orcas aún regresaron de nuevo cuando la “Salvamar Mirach”, la lancha de Salvamento Marítimo con base en Cangas, acudió a remolcar al “Extra Mile”. Estuvieron un rato alrededor y finalmente acabaron marchándose.

Una de las orcas que el jueves interactúo con el velero “Extra Mile” se dispone a sumergirse bajo el casco. Extra Mile

Tras la estela del atún

En esta época del año los grupos de orcas se dirigen hacia el norte en busca de alimento, especialmente siguiendo al atún y se empiezan a detectar algunos casos curiosos. “Los acorralan hacia el interior de las rías. El año pasado la zona de la Mariña de Lugo se registró un hecho inédito: un atún de gran tamaño acabó varado vivo en una playa”, cuenta Alfredo López. Esto sí que es más habitual en el Golfo de Vizcaya, pero no había constancia de algo similar en Galicia. El grupo Orca Ibérica está en contacto con Salvamento Marítimo para advertir de los posibles movimientos migratorios de los cetáceos, que suelen pasar por delante la costa gallega entre junio y octubre. “Estos días les avisamos de que había un grupo y creemos que aún puede venir otro”, apuntan.

Interacciones, no ataques

Un detalle importante. A lo largo de todo este texto no se ha empleado ni usa sola vez la palabra “ataque”. No es casual. “Es que es injusto hablar de ataques: eso sería si tuviesen intención de dañar o de matar y no es el caso. No se aprecia nunca esa intención. Rodean el barco, lo miran y le dan golpes, pero nunca con intención de hundirlo. Con el timón el problema es que es una pieza muy delicada y que no está preparada para recibir esos golpes”. Entre los casos registrados hay incluso una interacción con un pequeño barco de cinco metros de eslora, al que no le provocaron desperfectos. “Son conscientes de lo que tienen encima, nunca tienen intención de hacer naufragar a la embarcación”, concluye Alfredo López.

El izado del velero Extra Mile a la marina seca del puerto de Cangas. Extra Mile

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