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El ocio nocturno despierta de la resaca pandémica

Sheila Pereira y Luis Vázquez, ayer, en la Sala Dreams que regentan en Bueu. | GONZALO NÚÑEZ

El sector del ocio nocturno de la comarca de O Morrazo se prepara para el despertar de una larga resaca pandémica. La Xunta de Galicia ha fijado el 1 de julio como fecha para la reapertura de discotecas y salas de fiestas, pero de momento hay una gran incertidumbre sobre las medidas que deberán acompañar esa reapertura: aforos, control de registros y la posibilidad de utilizar o no la pista de baile, entre otros condicionantes. Así, no todos tienen claro que ese jueves 1 de julio vayan a abrir sus puertas después de más de diez meses cerrados y sin ingresos.

Todos están atentos a los resultados de la prueba piloto desarrollada durante la pasada noche en seis discotecas y pubs de Vigo, Pontevedra, Santiago, Ourense, A Coruña y Lugo. De este ensayo dependerá en gran medida cómo se afrontará la particular desescalada en un sector que desde la declaración del primer estado de alarma solo pudo abrir un mes y medio: entre julio y mediados de agosto de 2020. “Nosotros aún no sabemos qué es lo que vamos a hacer. Va a depender de las restricciones que se fijen y de si se podrá usar o no la pista de baile”, explican desde Bueu Sheila Pereira y Luis Vázquez, responsables de la sala Dreams. Estos dos jóvenes han sufrido por partida doble los efectos de la pandemia sobre el sector hostelero porque también regentan la cafetería Magaluf, en la Praza Massó.

El tema de la pista de baile no es en absoluto baladí. “Es la esencia y el corazón de una discoteca, abrir sin ella es inviable. Es como si le pides a un restaurante que abra pero sin servir cenas”, argumentan. La decisión de reabrir o no va a estar condicionada por este aspecto. “Si no se puede usar la pista de baile hay que afrontar un desembolso importante para comprar sillas y mesas para que la gente consuma sentada”, señalan Sheila Pereira y Luis Vázquez. En su caso tienen además a cinco empleados, que en estos momentos se encuentran en ERTE.

El cierre decretado a mediados de agosto dejó a estos establecimientos con una gran cantidad de mercancía en sus almacenes, un producto que ahora está caducado y hay que reponer. “Son varios miles de euros en pérdidas”, apuntan estos dos jóvenes de Bueu.

Un equipo del club de villar del "+Madera" de Cangas, en el local, antes de la pandemia.

Un equipo del club de villar del "+Madera" de Cangas, en el local, antes de la pandemia.

Este es otro de los asuntos que preocupa a los responsables de las salas y discotecas: temen que unas medidas demasiado exigentes acaben disuadiendo a la clientela y que opten por irse de botellón o viviendas particulares, donde es imposible controlar que se respeta la distancia interpersonal o el uso de la mascarilla de protección.

Desde Cangas, los responsables de la Sala Buddha también meditan si abrir o no el propio 1 de julio, en función de las restricciones que les impongan. “Tememos, sobre todo, al límite horario. Pedimos que nos den más margen. Si nos cierran a las dos de la mañana y los bares y restaurantes pueden estar hasta la una, no tiene sentido abrir. Por lo menos deberían dejarnos abrir hasta las 4.00 o 5.00 horas”, indica Emilio Herbello. No entenderían, de ninguna forma, que se prohibiese el uso de la pista de baile. “Si se limita el aforo al 50% la pista debería poder usarse”. Alertan desde esta discoteca, que con la llegada del verano proliferarán los botellones si no están abiertos los locales de ocio nocturno “y será un escándalo, porque ahí no se controlarán los aforos”.

Emilio Herbello concluye señalando que “a nosotros nos caducó el contrato de alquiler a los cinco meses de estallar la pandemia y negociamos una cláusula COVID”. En caso contrario se verían obligados a seguir pagando pese a llevar un año y medio cerrados, lo que probablemente les obligaría a renunciar al negocio.

También en Cangas el local “+ Madera” lleva cerrado desde marzo de 2020, con la salvedad de las pocas semanas de alivio que tuvieron el pasado verano. En su caso no tienen pista de baile “pero tenemos una licencia de pub y, aunque intentamos ante el Concello poder abrir al atender a los clientes sentados, no accedieron”, lamenta Francisco José Tombo, que pide una modificación en el sistema de licencias municipales, “porque esto es competencia local”.

Después de tantos meses sin poder trabajar, desde el “+ Madera” explicaban ayer que “la sensación es de impotencia absoluta, porque tienes que hacerte cargo de todos los gastos y no hay respuesta clara. Todavía hoy no sabemos las restricciones que habrá desde el 1 de julio e igual las conocemos con pocos días de margen”.

Al igual que ocurre con el resto de compañeros del ocio nocturno, los responsables del “+ Madera” reclaman “margen horario para atender y que la licencia de pub sirva para algo”. En este sentido, entienden que los controles horarios sean “rigurosos”, pero piden que se apliquen “también a los locales de ocio durante el día, no como ocurrió el pasado verano, porque nos deja sin margen a nosotros. Todos deben cumplir los horarios”.

A la incertidumbre por las medidas, se suma para los empresarios del ocio nocturno “las diferencias entre comunidades. Que no entendemos. En Cantabria desde hace dos meses hay locales abiertos hasta las 3.30 horas de la madrugada por una sentencia judicial”. Recuerdan, además, la inversión realizada para adaptar sus locales en verano “para unas pocas semanas”. En esta ocasión ya han adquirido los medidores de CO2.

A pesar de la situación tan complicada hay quien se resiste a rendirse. Los responsables de la sala Dreams están negociando asumir otro local de ocio nocturno para el próximo año en el entorno de la comarca. “La noche no puede morir, tiene que resurgir”, afirman con esperanza Sheila Pereira y Luis Vázquez.

Paso de gigante en la comarca para controlar la pandemia, al sumar solo ocho casos activos

La evolución de la pandemia en O Morrazo dejó muy buenas noticias en el día de ayer. El mapa del Sergas recoge una importante caída en el número de vecinos contagiados, hasta el punto de que solo se registran ocho casos activos entres los tres municipios. Cangas cae a solo tres vecinos contagiados, todos ellos en la última semana. Son siete positivos menos que el viernes. La incidencia acumulada en Cangas es ya de solo 11 casos por cada 100.000 habitantes. En Moaña la bajada de los efectos del COVID-19 es idéntica, con siete positivos menos y solo tres moañeses sufriendo el coronavirus en estos momentos, todos ellos contagiados a lo largo de la última semana. La incidencia en Moaña es de 15. Bueu se mantiene con dos positivos según la EOXI y 3 según el mapa del Sergas. Su incidencia acumulada es de 25 por cada 100.000 habitantes. En cuanto a los colegios, por segundo día se registran cuatro positivos activos, afectando a solo tres centros educativos.

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