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Moaña estudia si el convenio de la finca Pazó le permite atajar el mal estado de la capilla

La capilla de la llamada “Finca Pazó”, ayer. | GONZALO NÚÑEZ

La maleza rodea la capilla ubicada en la llamada Finca Pazó, de Quintela, sin que nadie se haga cargo del mantenimiento de este elemento arquitectónico que debería ser cedido al Concello con el desarrollo urbanístico de la parcela que pretendía la empresa Islas Atlánticas Gestión de Proyectos Inmobiliarios y que quedó paralizado en el año 2016 al no lograr la aprobación del Plan Especial de Reforma Interior (PERI) por parte del Concello.

El concejal de XM, Javier Carro, alertó por segunda vez en la comisión de Obras e Servizos del estado en el que se encuentra el entorno de la capilla. La titular del área, Marta Freire, explicó que los servicios técnicos jurídicos y de urbanismo del Concello están estudiando con detenimiento el convenio firmado con la promotora “por si las cesiones previstas están en vigor y nos permiten actuar en el entorno de la capilla. De lo contrario, no nos podemos hacer cargo de un bien que seguiría siendo privado”.

De todas formas, Freire no es optimista al respecto y recuerda que la reforma de la Casa Pazó y su uso como guardería infantil pública dentro de la red autonómica Galiña Azul es posible gracias a que el Concello está pagando a los propietarios un alquiler por el edificio. De haberse desarrollado la parcela o de poder asumir el Concello las cesiones previstas en el convenio, no sería necesario el pago de este alquiler.

El PERI no fue aprobado en su día porque el Concello alegó que en la documentación no aparecía justificada la relación de usos posibles en cada parcela de aprovechamiento privado, ni los coeficientes de homogeneización entre los diferentes usos. El informe del arquitecto municipal señalaba que el vial que da servicio a la guardería, por el hecho de que sea necesario, no puede ser computado como equipamiento.

Marta Freire explica que, aunque no se celebran ceremonias de ningún tipo en esta capilla privada, “sí que es usada porque suelen dejar flores en las lápidas del interior”. Y es que en la capilla están enterrados los antiguos propietarios de la casa, José Pazó Rodríguez (Moaña, 23 de marzo de 1897-Madrid 4 de junio de 1960) y su mujer Isabel Martínez González (Madrid, 11 de junio de 1901-Madrid, 7 de marzo de 1991). Se trata de un panteón familiar.

El nombre de José Pazó volvió a la actualidad al abrir el Concello un expediente para darle su nombre a la calle que pasa ante la entrada principal de la guardería.

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