Entrevista | César Lerena Ex secretario de Estado de la Presidencia

“La medida de Milei a los buques que operan a distancia y con trabajo esclavo”

“La ley aprobada hace 26 años requiere reformas, que no son estas”

César Lerena

César Lerena / CEDIDA

Lara Graña

Lara Graña

Pocas voces hay más autorizadas que la suya para abordar los asuntos relativos a la pesca en el Cono Sur. César Lerena fue secretario de Estado de la Presidencia de la Nación y es presidente del Centro de Estudios para la Pesca Latinoamericana (Cespel).

—¿Qué implicará la aplicación de estas medidas para la industria de la pesca argentina?

—Esta reforma, básicamente, consiste en licitar internacionalmente la obtención de cuotas de captura en la Zona Económica Exclusiva Argentina; permitir la libre importación de buques cualquiera fuese su antigüedad; no exigir el empleo de tripulantes argentinos y establecer que las capturas puedan ser descargadas en puertos extranjeros. Accesoriamente deroga la Ley 26.386, de modo tal, que empresas habilitadas por Argentina también podrían pescar en Malvinas con licencias británicas. Una ley que abriría insólitamente el mar argentino a la libre explotación de sus recursos pesqueros por parte de buques extranjeros; metodología, que no se aplica en ningún país desarrollado y, solo pequeños países donde la pesca no tiene desarrollo alguno, como Cuba, Costa Rica, Puerto Rico, Guatemala, la República Dominicana y algunos países africanos habilitan la explotación en sus aguas.

Son varios los efectos que provocaría la aprobación en el Congreso de este proyecto de ley en la industria argentina radicada en el continente; sea de capitales argentinos o extranjeros. El pago de un canon determinado, cuanto más alto con mayor razón, favorecerá a los buques que pescan a distancia, en muchos casos subsidiados y, con trabajo esclavo. Hay Estados que pescan incluso a pérdida, con el objetivo es hacerse de este proteína esencial y, el sistema de licitaciones internacionales que se aplicaría, erradicado en todo el mundo por su ineficacia, además de no garantizar la transparencia del proceso, podría favorecer más aún a las embarcaciones extranjeras a las que solo se les habría de exigir el pago de un mayor canon y ninguna de las inversiones que tienen las empresas nacionales radicadas en el país, para explotar el recurso en forma sostenible y enfrentando todas las cargas impositivas y laborales y las recientes retenciones del orden del 15% a las exportaciones.

—¿Y para las empresas de capital gallego? Ya sabe, Argenova, Pesquera Deseado, Pesquera Santa Cruz…

—Todas las empresas radicadas en la Argentina, sean de capital nacional o extranjero estarán afectadas por este proyecto. Aunque, en atención a que siete de las diez principales empresas exportadoras son extranjeras, es de esperar que el daño proporcionalmente será mayor en estas últimas; entendiendo que puedan hacerse de algunas cuotas, ya que como dije la mera entrega a las empresas radicadas en la Argentina de la mitad de las cuotas, no le permitirá tener sustentabilidad económica, salvo con una importante reducción de las operaciones. 

La Argentina ha estado abierta a la radicación de empresas de capital extranjero, es decir, no ha habido especial protección a las empresas de capital nacional. “No pesca en la pecera”, compiten contra las empresas más importantes del mundo, muchas de ellas subsidiadas, que desarrollan sus actividades con bajas tasas de inflación; acceden a subsidios y créditos blandos para la construcción de buques, etc. y están en el centro del consumo mundial. En la Argentina, está abierta la importación de productos pesqueros; pero, en general no pueden competir con los productos nacionales, a pesar de la paridad cambiaria, las cargas e inflación que licúa la rentabilidad. La apertura del mar argentino a flotas extranjeras será igualmente catastrófico para todas las empresas radicadas en el país, aunque habrá negocios marginales, a partir de no exigirse el uso de los puertos argentinos.

—¿Hay amenaza de cierres de empresas?

—En este escenario es muy probable. 

—¿Cree que hay posibilidades de que el Poder Legislativo frene la aplicación de este “esperpento”, como lo califica usted?

—Modestamente he trabajado mucho difundiendo el articulado y explicando en distintos medios la gravedad de su sanción. Todo el sector pesquero y político de las provincias de litoral marítimo están trabajando para tratar de que se desestime este proyecto. Esperemos que el Congreso Nacional no lo apruebe y, al momento, el Ministro del Interior, a salido a explicar que podría ser modificado. Ahora, no debería tratarse de un maquillaje del muerto. La Ley aprobada hace 26 años requiere reformas, que no son estas.  

—¿Se producirá una entrada masiva de flotas como las que ahora operan en la milla 201?

—Sí, pero serán muchas más que pueden no estar operando hoy en la región. Ningún país regala el recurso y, nadie deja de explotarlo si puede.

—Con la no obligatoriedad del desembarque, ¿qué futuro espera a los puertos de la Argentina?

—Este proyecto disminuirá los desembarques y lógicamente también las exportaciones desde Argentina, desde las empresas radicadas en el país que están al límite de la rentabilidad.

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