La flota “gransolera” de Vigo pierde a su primer barco por desguace en una década

El “Skellig Light II” será desmantelado en Gijón con ayudas de Irlanda por el “Brexit” | Más de 230 buques de la UE apuestan por esta “solución” y España está a la espera

El “Skellig Light II” a su llegada a DDR Vessels, en Gijón.

El “Skellig Light II” a su llegada a DDR Vessels, en Gijón. / CEDIDA

Adrián Amoedo

Adrián Amoedo

La Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) vio como en 2013 se perdían varias unidades del histórico caladero de Gran Sol. Eran los últimos coletazos de la oleada de ayudas al desguace que solo en Vigo se había cobrado más de una veintena de unidades desde 2019. Además de alguna exportación a un país tercero o de abanderamiento en otro de la Unión Europea, aquel año se produjeron dos bajas por desmantelamiento de la unidad. Eran el Playa de Lagos y el Llave del Mar, un arrastrero y un palangrero de fondo que dijeron adiós al sector con 13 y 35 años de antigüedad, respectivamente. Diez años después, ARVI vuelve a ser testigo de cómo uno de sus gransoleros pasará a desaparecer. El Skellig Light II, buque de 30 metros de eslora construido en 2002, se encuentra desde el jueves en Gijón para ser despiezado. La escasez de cuotas y el disparado precio del combustible llevaron a la armadora a aceptar el programa de desguaces de Irlanda, país en el que está abanderado, por las consecuencias del Brexit. De hecho, será uno de los más de 230 buques de la UE que apuestan por esta “solución”.

La situación de la flota que realiza pesca de fondo está ante su peor escenario desde 1986, año en el que España firmó su adhesión a la Comunidad Económica Europea y que supuso el principio del fin para la llamada “flota de los 300”. A los problemas de suministros y el elevado precio del combustible se suman normativas que parten del seno comunitario y que dejan contra las cuerdas a la actividad. Ejemplos de ello son el veto a la pesca de fondo en 87 caladeros o la intención de prohibir el arrastre en las áreas marinas protegidas, que ocuparán el 30% de las aguas de cada Estado miembro en 2030.

Con este aciago panorama, el primer buque vigués que dice adiós a la actividad es el Skellig Light II. La armadora del buque, más grande que la media de los gransoleros que trabajan en el caladero, ve imposible cuadrar las cuentas y ha optado por aceptar los apoyos concedidos por Irlanda, país en el que está abanderado, para poner fin a su trayectoria de más de dos décadas.

De esta forma, el buque partió de la ciudad para su última singladura el miércoles. En Gijón le esperaba la empresa especializada en el desguace de buques DDR Vessels, siglas para “descontaminación, desmantelamiento y reciclado”. La firma tardará poco más de un mes en despiezar el barco.

Bajas

Según las fuentes de ARVI y del sector gallego consultadas, por el momento es el único caso de un barco de capital gallego (en este caso vigués) abanderado en otro país de la UE que decide aprovechar los programas de adecuación de flota impulsados por uno de los Estados miembro afectados por el cercenamiento de las cuotas pesqueras derivadas del acuerdo del Brexit.

En la Unión Europea son decenas los armadores que han decidido dar este paso. Países como Francia, Irlanda, Dinamarca u Holanda sacaron ya adelante sus propios programas para reducir sus unidades pesqueras y, hasta la fecha, son más de 230 buques los que aceptaron pasar por la cuchilla y dejar la actividad. De ellos, el grueso corresponde a Francia, donde se aprobaron 90 propuestas de bajas definitivas, mientras que 33 permanecen en la lista de espera. Al país vecino le siguen Holanda, donde se aprobaron 77 expedientes, Irlanda con entre 34 y 37 unidades y, por último, Dinamarca, con 31.

Aunque la afectación del Brexit fue mínima en España en comparación con estos países, la flota viguesa no ve claro su futuro y muchos armadores han reclamado ya ayudas similares. Como publicó FARO, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación está confeccionando el nuevo informe de la flota española para 2023, un documento que recogerá los “segmentos” que se encuentren “en desequilibrio” en función de indicadores biológicos y económicos, y que deberá presentarse ante Europa antes del 31 de mayo.

Con este documento, y a partir de junio, el Pesca elaborará un plan de acción con el sector y las comunidades autónomas implicadas para saber “cuáles son los segmentos en desequilibrio” y, a partir de ahí, estudiar “las medidas más adecuadas para revertir la situación en cada segmento”. Entre ellas, no se descarta “implantar medidas de selectividad, establecer paradas temporales o poner en marcha un plan de desguaces”, señaló entonces el departamento que dirige Luis Planas.

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