Una veintena de palangreros gallegos está en venta o aspira a ayudas al desguace

La rentabilidad de la flota ha caído hasta un 30% por el nulo consumo de pez espada

Interfish promocionará la tintorera en Brasil de la mano de Carrefour y Pão de Açúcar

Pescadores descargan varios ejemplares de pez espada en el Puerto de Vigo.

Pescadores descargan varios ejemplares de pez espada en el Puerto de Vigo. / Ricardo Grobas

La caída de la demanda de pez espada, principal especie de la que se alimenta el palangre gallego, llevó a la flota a verse sumida a finales de 2023 en una preocupante crisis de rentabilidad. Ante el incremento del stock disponible de esta especie, al no darle la salida que tradicionalmente se le venía dando, su precio en primera venta pasó de 9 a 5 euros por cada kilogramo. Un valor “insuficiente” teniendo en cuenta que para cubrir gastos debería alcanzar al menos los 7.

“Si la situación fuese la de hace unos meses, no tendríamos más espacio para almacenar”, cuenta Juana Parada, directora gerente de la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu), respecto al panorama del que FARO se hizo eco el pasado noviembre. Desde la entidad, cuya moderna planta frigorífica de Tui cumplirá dos años en diciembre, certificaban entonces un descenso en el consumo del 40%, achacado en parte a la fuga de la hostelería a otros pescados más económicos y que estaba obligando a retener en tierra mucho del producto capturado por sus embarcaciones.

Con la caída de la demanda se produjo el bajón de precios; y lo más alarmante, expuso a los buques a pérdidas de 20 millones de euros anuales si se mantenía esa tónica en un contexto en el que los costes energéticos y logísticos, al contrario que los beneficios de la flota, se habían disparado a raíz de la guerra en Ucrania. Ahora, si bien el mercado está absorbiendo más pez espada, “no se ha recuperado con la celeridad suficiente” y los márgenes siguen en negro.

“La rentabilidad, dependiendo del barco, el caladero en el que opere y cómo haya ido la marea, ha bajado entre un 20% y un 30%”, señala en declaraciones a este periódico el presidente de Orpagu, Joaquín Cadilla. A causa de esta delicada coyuntura, agrega, una veintena de palangreros gallegos están en venta o esperando a ser desguazados cuando el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) habilite el nuevo plan de ayudas que pretende llevar a cabo para aquellos segmentos del sector que se encuentren “en desequilibrio”.

Así pues, uno de cada cuatro pesqueros de este arte corre el riesgo de desaparecer, puesto que el total de la flota gallega se compone de unas 80 embarcaciones de este tipo. Según indica el responsable de la Organización de Palangreros Guardeses, se trata de “barcos cada vez más viejos, menos eficaces y cuyos costes de mantenimiento son cada vez mayores”. A ello se suma la “falta de apoyo e incertidumbre institucional” por las políticas restrictivas que ha desarrollado la Comisión Europea en torno a la actividad en estas últimas legislaturas.

“La situación actual nos está llevando a perder capacidad pesquera a la vez que agravamos nuestra dependencia de las importaciones de terceros países, que no cumplen ni el mínimo de las medidas que aquí se plantean. Estamos perdiendo soberanía alimentaria, de la que tanto se nos llena la boca al hablar, porque Bruselas vive de espaldas al sector primario”, dice Cadilla, que lamenta que una parte importante de los fondos comunitarios destinados a la pesca no se acaben utilizando y reitera la necesidad de que se destinen a apoyar las nuevas construcciones de buques más eficientes. “Hay barcos que se gastan más de un millón de euros solo en combustible para ir a los caladeros y regresar”, recuerda Parada.

Relajar la entrada de producto

El panorama es cuanto menos complicado. “Lo ideal es que la rotación fuese mayor y para conseguirlo vamos a realizar varias campañas que incentiven el consumo”, señala la directora gerente de Orpagu. En una segunda fase, para acompasar oferta y demanda, el objetivo será “relajar” la entrada de producto para que vuelvan a aumentar los precios. Pero la prioridad ahora pasa por “dar a conocer” la calidad del pez espada y el resto de especies a las que se dedican los buques del palangre gallego.

Bajo el paraguas de Interfish-España –interprofesional pesquera de la que también son socios la Organización de Productores Pesqueros de Burela (OPP-7), la Organización de Productores de Pesca Fresca del Puerto y Ría de Marín (Opromar) y la Organización de Productores Nacional de Palangre de Altura (Opnapa), así como Conxemar– se realizarán dos acciones de promoción a lo largo del 2024. La primera, este verano, será en la zona del Levante y Andalucía, con el propósito de fomentar las ventas de esta especie y la tintorera. La segunda, enfocada solamente a esta última, se efectuará en noviembre en Brasil, uno de los principales mercados, de la mano de Carrefour y Pão de Açúcar. A través de estas cadenas de distribución se pretende aprovechar el “pico de Navidad” en el país sudamericano, que acapara cerca del 25% de las capturas de quenlla del palangre gallego.

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