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La gran flota gallega apuntala su renovación con una decena de barcos nuevos

Vista de las instalaciones de Astilleros Armón en Vigo Marta G. Brea

Con el arrastrero congelador Monteferro, de casi 64 metros de eslora y 1.499 GT (gross tonnage), arrancó en Galicia la nueva fase de renovación de la gran flota pesquera. Fue Kalamar Ltd., participada por el grupo vigués Rampesca, quien abrió la espita de un proceso que incluyó buques ya emblemáticos como el Argos Cíes, el Falcon, Monteraiola, Argos Helena, API X o el Oshiveli. En suma, y hasta la fecha, las principales armadoras –la mayoría, con sede en Vigo– han acometido desde 2017 la construcción de una veintena de unidades. De todo tipo y para múltiples pesquerías y caladeros: atuneros, fresqueros, tangoneros o de palangre, y para operar en Namibia, Mozambique, Argentina o las Malvinas. Ahora bien, ese arreón inversor por parte de las empresas no ha terminado, y sobre la mesa hay ya al menos otros nueve proyectos de nueva construcción que se prevén ejecutar a lo largo de 2022, según pudo constatar FARO en distintas fuentes del sector. Con estos pesqueros, la flota gallega habrá completado la actualización de hasta 27 buques en el último lustro, por encima de las cifras del proceso de renovación acometido a finales de los ochenta.

El grueso de los barcos se construirá en los astilleros gallegos Nodosa Shipyard, Armón Vigo y Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard), que ya tras el revés del viejo tax lease encontraron en los proyectos pesqueros un nicho en el que apuntalar su recuperación. Eso sí, uno de ellos está siendo diseñado en las oficinas técnicas de la noruega Ulstein, que dispone de un portfolio de modelos que van desde los 45 metros de eslora (50 toneladas diarias de capacidad de congelación) a los 85 metros (120 toneladas diarias). “Será un buque rompedor”, inciden fuentes conocedoras de la operación. Operará en las Falkland para una joint venture (sociedad mixta) participada por una armadora de O Morrazo. “Con la asignación de cuotas y los costes energéticos, los socios locales reclaman barcos de última generación”, abunda el mismo interlocutor en referencia a las empresas malvinas. De hecho, es la escalada de los precios del combustible uno de los principales acicates para las armadoras, que se verán obligadas a prescindir del gasóleo bonificado si prosperan los planes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de prohibirlo.

Pero hay muchos contras que han frenado la ejecución de construcciones, previstas de inicio para su adjudicación en verano. “El coste del acero está disparado, no es el mejor momento”, complementan desde una compañía experta en propulsión. A su juicio, “se harán los barcos, pero es probable que esperen a que se rebajen un poco las tensiones” en las materias primas. El coste de la financiación no será un inconveniente a medio plazo. La decisión de la multinacional Caterpillar de cerrar su factoría de motores de velocidad media MaK (Kiel y Rostock, en Alemania) sí ha pillado al sector con el pie cambiado. El holding seguirá prestando servicios de posventa, pero solo hasta finales de 2022. “Muchos de los pesqueros gallegos utilizan esta marca. Ha sido una decisión de estrategia de mercado extraña –incide la misma fuente–, pero también afecta”.

El tirón de los líderes

Con seis buques (tres para Namibia y otros tres para Mozambique), Nueva Pescanova fue la armadora que lideró, cuantitativamente, la asignación de nuevas construcciones. Le siguió Iberconsa, con tres nuevas unidades para el caladero de Malvinas. Copemar, Pereira, Pescapuerta o Profand también aportaron su parte. South Atlantic Squid, joint venture de la propia Copemar y la malvina Beauchene Fishing Company, se ha visto obligada a reincorporarse a este proceso tras la trágica pérdida de otro pesquero de renombre, el Baffin Bay, que sufrió un incendió en Vigo. El grupo pudo mantener la actividad en las Falkland con el arrendamiento del Castelo –el barco siniestrado fue a desguace–, y llegó a estudiar el alargamiento de un pesquero construido en Armón para adaptarlo a esta pesquería. Se trata del Olupale, de 60 metros y construido de inicio para la namibia Seacope Freezer Fishing, participada también por Copemar. No ha prosperado la idea de alargarlo hasta los 74 metros para destinarlo a las Malvinas, donde faenaba el Baffin Bay. La continuación del proceso de renovación de flota de Calvo, que construyó en Freire el Monteraiola, está pendiente.

La atunera Ugavi de Túnidos ha adquirido dos pesqueros construidos por Hijos de J. Barreras en 1996 con el objetivo de reemplazarlos por barcos nuevos. Se trata del Via Libeccio –ahora bajo el nombre de Vicente, asignado en los noventa por la armadora francesa Saupiquet al astillero de Beiramar– y el Florentino (ha tenido muchos otros nombres, como Cape of Good Hope), ambos con más de 3.700 GT. Un bacaladero, a priori para una firma vasca pero con Vigo como sede de operaciones de su pesquero, complementará esta fase expansiva de inversiones de la industria. Sería el primer bacaladero nuevo en España desde el Lodairo (2015).

El Río Solís, esta semana en Cangas. GONZALO NÚÑEZ

Moradiña adquiere un histórico de Pescanova para Uruguay

El Río Solís II fue construido por la desaparecida Factorías Vulcano en 1988. Con 65 metros de eslora y 1.268 toneladas GT, formó parte de la extensa flota del grupo Novanam, filial namibia de Pescanova. Navegó bajo el nombre Conbaroya IV en esa costa africana. La armadora morracense Moradiña acaba de adquirirlo con la intención de que continúe operando, como hasta ahora, en Uruguay. Nueva Pescanova tiene en venta la subsidiaria Belnova, con sede fiscal en Montevideo, como avanzó FARO en primicia. El pesquero será profundamente remodelado.

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