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Crisis diplomática | La triste evolución de la flota en Terranova y las Svalbard

Noruega echa sal en la herida de los bacaladeros

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El ocaso de la 'armada' bacaladera FdV | Magar | Sas | J. L. | R. G.

La pesca de bacalao es historia de Galicia y País Vasco. Sin embargo, la otrora imponente flota, que llegó a superar los 100 barcos faenando en Terranova, frente a Canadá, sobrevive hoy con tan solo cuatro unidades, cuya principal actividad se encuentra en aguas de Svalbard. En las últimas semanas los armadores viven en vilo por las amenazas de Noruega, que decidió recortar unilateralmente la cuota comunitaria en esas aguas. Los bacaladeros, más que nunca, se congelan.

Cuando las olas golpeaban el casco con violencia y el frío calaba cada esquina del barco, los marineros se jugaban la vida. Salían de lugares a cientos de millas de distancia para alimentar, metafórica y figuradamente, a miles de familias. Su objetivo, el bacalao. Su zona de acción, el Atlántico norte.

Buques bacaladeros amarrados en Beiramar. Magar

Las proezas primero en los bancos de Terranova, frente a Canadá y, más tarde, en aguas al norte de Noruega, se contaban en cada una las tabernas que frecuentaban aquellos aguerridos hombres de mar. Pero el tiempo pasa. Las historias llenas de valor, hielo, camaradería y largas estancias lejos del hogar, son hoy principalmente fotos antiguas, ecos de un pasado glorioso que, como dicen los que todavía perviven exprimiendo aquella tradición, se ha entregado a otros países.

La histórica flota, que llegó a superar los 100 barcos, pervive hoy con solo cuatro unidades; su viabilidad, en vilo por las amenazas de Oslo

La flota, que llegó a superar los 100 buques, languideció con las decisiones políticas, colapsos en algún que otro caladero y la autolimitación de la propia Unión Europea. De las 56 embarcaciones que figuraban en el censo publicado de 1985, justo antes de la entrada de España en el bloque comunitario, hoy solo quedan cuatro unidades. Y su supervivencia vuelve a estar en entredicho. En esta ocasión, por los “ataques” de Oslo en el histórico caladero de Svalbard.

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Las aguas hoy reguladas por la Organización de Pesca del Atlántico Noroccidental (NAFO) fueron escenario de la actividad desarrollada por la flota española y portuguesa, las dos con mayor tradición en la pesca de bacalao. Como refleja el estudio del CSIC La pesca española de bacalao en Terranova, firmado por el investigador Antonio Vázquez, los buques fueron asiduos al caladero situado frente a las cosas de Terranova y Labrador, aprovechando los ricos e infraexplotados recursos, con las primeras pescas documentadas ya en los siglos XVI y XVII.

Tripulantes del “Arosa Doce”, que hoy trabaja en Angola. Salvador Sas

Las capturas en la zona con barcos modernos, de vapor y de arrastre, comenzó a partir de 1925 de la mano de empresas de Vigo como Pescaderías Gallegas o Pesquerías y Secaderos de Bacalao SA (Pysbe). El primer barco de aquel tipo que se adentró en las gélidas aguas de Terranova fue el Melitón Domínguez.

“Galicia siempre estuvo implicada” en una pesquería que se extendió “durante 70 años”

Antonio Vázquez - Investigador

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Tras el parón que supuso la II Guerra Mundial, a mediados de siglo se dio una expansión de la pesca en el caladero, con la entrada de buques de otros países. En 1959, el investigador cifra la presencia española en 78 parejas (pescaban de forma conjunta) y 33 bous (arrastreros en solitario). La presión de todas las flotas elevó las capturas por encima del millón de toneladas. Aunque todo cambió en 1977 con la creación de NAFO y, sobre todo, con el establecimiento de las zonas económicas exclusivas (ZEE), que ampliaron los dominios de Canadá, Groenlandia y EE UU hasta las 200 millas.

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“Aquel era el caladero más tradicional tanto para España como Portugal”, explica el presidente de la asociación de bacaladeros viguesa Agarba, Iván López. Él es uno de los armadores que se mantienen en la industria con su buque Lodairo, el más grande (por arqueo) de la flota española. “En aquel momento coincidió lo de las ZEE con un colapso de las capturas y una regulación más extrema con la llegada de NAFO”, comenta.

“Lodairo”, el bacaladero más moderno de España J.L.O.

Svalbard

A partir de los 80 “se produce un desplazamiento hacia aguas de Svalbard”, señala López. El archipiélago, situado en el Mar de Barents, está bajo dominio de Noruega desde 1920, momento de la firma del Tratado de Svalbard por el que los firmantes tienen un acceso equitativos a sus recursos. Algo de vital importancia al tratarse de un riquísimo caladero de bacalao, donde llegaron a actuar más de 80 parejas españolas, de Galicia y País Vasco. “Tenemos actas de Agarba de los años 82, 83 y 84 en las que se hablan de 14.000 toneladas capturadas”, explica López.

Con la pesca de bacalao dividida entre Terranova y Svalbard, España opta por ordenar la actividad pesquera de la flota bacaladera en 1981, preparándose para la entrada en la UE. Fue entonces, a partir de 1986, cuando comenzó la limitación de la basta flota gallega. Si en Gran Sol se habló de la flota de los 300, de los que hoy quedan menos de 80 (y no todos de bandera española), en el caso de los bacaladeros la cifra era de 56 unidades. Así figura en el censo del BOE de 1985, con empresas como Pesquerías Molares, Pesquera Vasco Gallega, León Marco Praes, Expex, Pesquerías Rodríguez o Vieira, entre otras.

El “Monte Galiñeiro”, de Valiela, se hundió en 2009. Félix Pastor

“El negocio del bacalao lo viví y se peleó mucho en su día”

Eduardo Vieira - Armador

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La empresa explotaba en su día la pareja formada por el Vieirasa V y el Vieirasa VI, “pero era difícil mantener la rentabilidad”. A su juicio, la dificultad para “defender” la actividad, la “falta de relevo generacional” o la “concentración de cuotas” fueron los motivos del declive.

Ya en 1995 el número de buques que componían la histórica flota bacaladera española se había reducido en 17 unidades tras muchas ventas y desguaces. Hoy, 36 años después, la última actualización del censo recoge que son solo cuatro, pertenecientes a las empresas que sigue en el negocio: Pesquera Áncora (Lodairo), Valiela (Monte Meixueiro), Pesquera Laurak Bat (Egunabar) y Velaxpex (Arosa Nueve). El gerente de esta última, Ignacio Urcola, cree que el sector no ha sufrido un ocaso, “sino que se ha entregado a Noruega en un trasvase de la actividad”. “La UE está autolimitando la capacidad pesquera para sus empresas, provocando la desaparición de un sector y de miles de puestos de trabajo”, critica.

Cubierta del bacaladero “Monte Meixueiro” FdV

Tanto para Urcola como para López, cuyas firmas son las únicas integradas en Agarba (a su vez dentro de la Cooperativa de Armadores de Vigo, ARVI), el futuro del sector bacaladero es más que preocupante. Los cuatro barcos intentan sobrevivir bajo el acoso de Oslo, que como viene denunciando este periódico amenaza la propia integridad de la flota al limitar las capturas de forma unilateral en Svalbard, dejando en 17.885 toneladas las 24.645 que le corresponde a la UE por derecho. “Noruega ha tomado una deriva expansionista y la UE no puede permitir que esto suceda”, critica el gerente de Velaxpex.

Los buques “Arosa Nueve” y “Arosa Doce” en 1996. Magar

De hecho, la situación es todavía más sangrante. Frente a un TAC global en Svalbard de 850.000 toneladas de bacalao, la UE figura dentro del 5% reservado para países terceros. Con el recorte impuesto por el Gobierno del país nórdico de casi un 30%, los noruegos ganarán tan solo un 0,9% de la cuota que quieren arrebatar a barcos de España o Portugal. “No deja de ser un abuso de posición dominante”, comenta López, “es una tremenda falta de respeto a las tradiciones para horadar la viabilidad de la flota y quedarse con el mercado”.

La crisis en torno al archipiélago del norte Atlántico está estas semanas más tenso que nunca, con Oslo amenazando con detener a los buques comunitarios si siguen faenando una vez se supere el límite impuesto por el Gobierno liderado por Erna Solberg. Avisos que en el sector recuerdan a la Guerra del fletán, que se disparó en 1995 con el apresamiento del Estai por parte de Canadá, que llegó a abrir fuego contra el arrastrero vigués. “La UE ha cometido ya muchos errores en cuanto a concesiones, no se le puede dejar hacer lo que quiera al país con el que negocia; hace falta una amenaza completa”, sentencia Iván López. En juego está la supervivencia de cuatro barcos, vestigio de la histórica armada bacaladera española que generan un volumen de negocio de 20 millones en Vigo.

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La Guerra del Fletán: la manifestación que invadió Vigo Hilda Gómez

 

Unas elecciones que lo pueden cambiar todo 

La crisis actual con Noruega por el bacalao (y también por la caballa, de la que se adjudicó cuota) puede dar un vuelco en las próximas semanas. El 13 de septiembre el Gobierno actual se enfrenta a las urnas. Un posible cambio tras las elecciones abre ligeramente la puerta al optimismo en el sector pesquero gallego.

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