Los cien años mejor llevados de Zoila, la que fue reina de los ultramarinos

Zoila Doval, que regentó durante décadas una tienda de comestibles en O Calvario, se hace centenaria: va al baño sola, cose a diario y combina la ropa para ir a la última

Zoila Doval, en el centro con la cara tapada, con empleados y otros residentes de Agarimo.

Zoila Doval, en el centro con la cara tapada, con empleados y otros residentes de Agarimo. / Marta G. Brea

Es difícil encontrar en el barrio de O Calvario a una persona mayor y de mediana edad que no conozca a Zoila Doval. Y no por otra cosa que por el hecho de haber regentado durante varias décadas una tienda de ultramarinos en la calle Couto San Honorato en la que se vendía todo tipo de productos, fundamentalmente alimentos. No tenía nombre, ni rótulo en la puerta. Todos los vecinos la conocían como la tienda de Zoila. Incluso tenía un futbolín que atraía a los jóvenes de la zona para echar una partida.

Hoy, esta emblemática viguesa cumple cien años. Pero no lo parece. Aunque obviamente está retirada, se vale por sí misma para prácticamente todo y tiene la cabeza muy bien amueblada. Lleva desde 2017 ingresada en la residencia de mayores Agarimo, ubicada en la avenida del Aeropuerto, y fue ella precisamente una de las que “inauguró” este centro.

“No utiliza gafas, camina solo con el apoyo de un andador, va al baño sola, se ducha sin ayuda, cose, decide qué día le tienen que lavar el pelo y ella misma elige qué se pone cada día para ir lo mejor combinada posible y a la última”, explica su hija Malena. Es una de las residentes más queridas del centro, que hoy le tiene preparada una buena celebración: chocolatada, una animadora y varias sorpresas... “Aquí es muy querida, ayuda a todos los que están ingresados en lo que puede. Es una mujer muy fuerte”, asegura Olga Hermida, que hace unos meses asumió la dirección de la residencia.

La centenaria Zoila Doval en la residencia Agarimo. 21 noviembre 2023. Marta G. Brea

Zoila Doval, ayer en la residencia Agarimo. / Marta G. Brea

La propia Zoila reconocía que no le gustan las fiestas, “pero cien años no se cumplen todos los días”. Ayer atendió a FARO para repasar los momentos más importantes de su vida. “Me quedé viuda a los 37 años y ahí abrí el ultramarinos, donde vendía de todo. Viví sola hasta los 93, siempre siendo autosuficiente. He trabajado durante toda mi vida y con el ultramarinos conseguí sacar a mis dos hijos adelante”, rememora esta viguesa, que tiene dos hijos, cuatro nietos y otros tantos bisnietos.

Precisamente su segundo hijo, Nancho, heredó el ultramarinos y lo regentó durante varios años hasta que finalmente también se jubiló, y ahora la tienda está alquilada a otras personas, que continúan con su actividad. Cuando abrió, prácticamente todo Vigo conocía la tienda de Zoila, e incluso la llegaron a llamar El Corte Inglés de O Calvario por la variedad de productos que ofrecía.

Zoila es una auténtica luchadora, tal y como la define su familia. Se llevó por delante todas las dificultades que le presentó la vida, especialmente el hecho de quedarse viuda tan joven.

Una residencia “familiar"

El geriátrico en el que está ingresada, Agarimo, es una de las más peculiares de Vigo. Lleva abierta solo desde 2017 y es de origen familiar. Una de las cualidades que más gusta a los propios mayores, a Zoila incluida, es que cuentan con una cocina de gestión propia, en lugar de estar externalizada: los platos los elabora una chef de la residencia. Tiene únicamente 18 plazas y ahora mismo está llena, y con una lista de espera además considerable, como la gran mayoría de geriátricos de Vigo. Pero el objetivo es poder ofrecer seis vacantes más a finales del año que viene.

Además de las actividades de gerontogimnasia y musicoterapia, los mayores cuentan con actividades específicamente enfocadas a los distintos eventos del año (el cambio de estación, la Navidad, carnaval, Hallowen). Además, el porcentaje de residentes con alto grado de dependencia es menor que en otros centros.

Suscríbete para seguir leyendo