Los abogados de la familia de Déborah reiteran el archivo de la causa en el 22 aniversario de su fallecimiento

Solo resta el cotejo del ADN extraído a su exnovio con el pelo hallado en el cadáver

Un cartel con la foto de Déborah Fernández.

Un cartel con la foto de Déborah Fernández. / Marta G. Brea

E.V.

No hay un 30 de abril llevadero para la familia Fernández-Cervera. El de ayer no fue una excepción, y más cuando la causa penal por la muerte de Déborah está prácticamente abocada al archivo sin demostrar quién la mató. Con solo un investigado –su exnovio– sobre el que se dirige la acusación al prescribir ya hace dos años el caso con respecto a cualquier otro posible autor, los letrados que ejercen la representación de la familia de la joven, que desapareció el 30 de abril de 2002 cuando salía a correr por Samil y cuyo cuerpo fue hallado sin vida diez días después en O Rosal, solicitaron nuevamente el archivo de las actuaciones para no continuar alargando el sufrimiento de la familia.

Tras serles denegada la práctica de una prueba solicitada por estos abogados, solo resta en la causa una única diligencia: el cotejo de la muestra de ADN extraída al exnovio de Déborah con el pelo hallado en su cadáver, concretamente recogido de su hombro.

Como el cuerpo de la joven fue lavado, la investigación señala que ese pelo solo podría corresponderse con el de la persona que la trasladó a esta cuneta de O Rosal, a 40 kilómetros de su casa.

Esta sería la tercera vez que se cotejan muestras biológicas del exnovio, hasta ahora sin coincidencias.