Un falangista y un comunista: los dos jugadores del Celta que acabaron siendo alcaldes

Nolete y Joaquín Álvarez Corbacho fueron regidores de Baiona y O Grove, respectivamente, tras su paso por Balaídos

Joaquín Álvarez Corbacho, a la izquierda, del Partido Comunista. A la derecha, Manuel Copena, más conocido como Nolete, de la Falange.

Joaquín Álvarez Corbacho, a la izquierda, del Partido Comunista. A la derecha, Manuel Copena, más conocido como Nolete, de la Falange. / E. M.

Es prácticamente impensable pronosticar que, en un futuro, Iago Aspas acabará como alcalde de Moaña o Gabri Veiga de O Porriño. El estatus adquirido por los futbolistas profesionales en la actualidad dista a años luz de la antigua realidad, cuando muchos de ellos, tras colgar las botas, se ganaban la vida regentando tiendas o trabajando en empresas familiares, entre otros quehaceres. En la historia del Celta, dos jugadores que vistieron su camiseta acabaron alzando un bastón de mando municipal, ambos, curiosamente, en formaciones y etapas políticas ideológicamente opuestas. Manuel Copena Araújo, conocido como Nolete, ejerció como regidor durante el franquismo en Baiona; y Joaquín Álvarez Corbacho se erigió como el primer alcalde de la democracia en O Grove, bajo las siglas del Partido Comunista.

Nolete: goleador nato y combatiente en el bando sublevado

RUBEN HERRUZO SILVA, HISTORIADOR Y COLECCIONISTA DEL REAL CLUB CELTA DE VIGO. NOLETE.

En las dos primera imágenes empezando por la izquierda, Nolete como jugador del Celta. En la tercera, ya como alcalde de Baiona, en 1970. / CROMO DE RUBÉN HERRUZO / FDV

Manuel Copena Araújo nació en Gondomar en el 1911. Delantero de gran porte y temido remate de cabeza -sobre todo en los córneres-, recaló en las filas del Celta en 1932, procedente del Eiriña de Pontevedra -equipo en el cual jugaba, de portero, su primo, y ciudad donde estudiaba Magisterio, respectivamente-, y permaneció ocho campañas (en dos etapas, debido a la Guerra Civil: 1932-1936 y 1939-1943) bajo la disciplina de Balaídos. Anteriormente, había lucido las camisetas del propio Gondomar y del Moaña.

Durante el parón bélico, combatió con el bando sublevado en el frente de Aragón y, una vez finalizada la contienda, militó en el único partido permitido en el franquismo, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (F. E. T. y de las J. O. N. S.). Fue durante la disputa armada cuando le sucedió una de sus mejores anécdotas: se enteró de que lo habían dado por "muerto" mientras él mismo leía una lista de hombres fallecidos en el periódico La Vanguardia. Otra de sus efemérides inolvidables fue su gol en Gijón "desde el centro del campo", un instante que siempre recordaba con esas mismas palabras y con especial satisfacción.

Durante el parón por la Guerra Civil, Nolete se sumó a las filas del bando sublevado y, una vez finalizada la contienda, militó en la Falange

Nolete, como era conocido en el mundo del fútbol, dejó huella en Vigo por su carácter y por su olfato encarando los tres palos, pues figura en los registros como el tercer mayor goleador celeste: 148 dianas, aunque 12 de ellas, de dudosa autoría, según la cuenta de Twitter 'Afouteza e Corazón'. "No solo representó el espíritu del Celta, sino el orgullo de nuestra raza", escribió Ramón Allegue Martínez, Padrón para todos, en las páginas de FARO.

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En la temporada 1935/1936, con su característica cinta en la cabeza, porque tenía "mucho pelo", según él mismo, llegó a ser el pichichi tanto de la segunda división como de la fase de promoción que le brindó al Celta su primer ascenso a la máxima categoría del fútbol español. Igualmente llevan su sello los tantos inaugurales en la estrenada liga, así como aquellos que libraron al club celeste del descenso frente al Deportivo en 1940 y ante el Zaragoza una campaña más tarde.

"Llegué a probar incluso por el Real Madrid con una ficha muy importante, pero yo quería a mi Galicia, quería a mi Celta"

Su destreza ante la portería era tal que llamó la atención de un Real Madrid a quien el gondomareño acabó rechazando. “Llegué a probar incluso por el Real Madrid con una ficha muy importante, pero yo quería a mi Galicia, quería a mi Celta. (...) Ya podían ofrecerme todo el oro del mundo que yo nunca dejaría mi tierra, a mi Celta”, admitió en una entrevista en FARO en 1985. El amor por su mujer, también profesora, fue otro de los factores que le hicieron declinar la oferta a este apasionado celeste, un hombre de club que incluso realizó varios esfuerzos económicos para salvarle el pellejo a su equipo. "Cuando mi madre mataba el cerdo, venían todos mis compañeros a comer", confesó en una ocasión para atestiguar las penurias de los futbolistas celestes de entonces.

Nolete aguarda el resultado de una pugna aérea entre otros dos jugadores.

Nolete, con su cinta en la cabeza, aguarda el resultado de una pugna aérea entre otros dos jugadores. / Valín

Otra de sus bondades era la nobleza, según quienes compartieron vestuario con él. En esa misma interviú, confesó una acción que daba fe de ello: "En una ocasión, jugando en Valencia, caí con las rodillas sobre el defensa Juan Ramón. Me quedé solo con el balón frente al portero, pero me fui a atender al compañero. Perdí un gol que hubiera supuesto el triunfo y hubiera evitado el haber jugado aquel año la promoción". Finalmente, tras abandonar el Celta, se fue al Ourense, donde ejerció como jugador y entrenador durante dos temporadas.

Este mismo Nolete acabó sacando la carrera de Magisterio -un hecho poco frecuente entonces para un futbolista- y, tras su etapa sobre el césped, decidió frenar su futuro como técnico para implicarse en la docencia. Impartió clases en Gondomar y en el Instituto Santa Irene, en Vigo, donde se jubiló.

Noticia de FARO en la que consta el nombramiento de Manuel Copena como alcalde de Baiona.

Noticia de FARO en la que consta el nombramiento de Manuel Copena Araújo como alcalde de Baiona. / Hemeroteca de FARO DE VIGO

Otra de sus facetas fue, amén de la de juez de paz, precisamente la de alcalde de Baiona -entre los años 1965 y 1972-. Alcanzó este poder nombrado por el franquismo y respaldado por sus “varias condecoraciones” en su participación en la Guerra Civil, en palabras de la noticia de FARO en la que se publicaba su toma de posesión. Con todo, también en las páginas del decano, en la antedicha entrevista, admitió lo siguiente: "Que conste que no soy político, y si he sido alcalde de Baiona ha sido por el fútbol. Casi me obligaron".

Equipo celeste que logró el ascenso a primera división en 1936. De pie y de izquierda a derecha: Comesaña (entrenador), Vega, Piñeiro, Montes, Varela, Blanco, Lilo, Esparza (masajista). Agachados: Venancio, Gonzalito, el propio Nolete, Agustín y Toro.

Equipo celeste que logró el ascenso a primera división en 1936. De pie y de izquierda a derecha: Comesaña (entrenador), Vega, Piñeiro, Montes, Varela, Blanco, Lilo, Esparza (masajista). Agachados: Venancio, Gonzalito, el propio Nolete, Agustín y Toro. / IMAGEN SACADA DEL LIBRO DE FERNANDO GALLEGO 'R. C. Celta. 1923-1998. 75 años de historia'

Apasionado del frontón y la caza, Manuel Copena pasó sus últimos años en su casa de A Ramallosa. En el 1987, falleció, y, a pesar del tiempo, todavía a día de hoy una multitud de personas lo recuerdan y le guardan cariño.

Dos décadas después de su muerte, fue galardonado con la medalla de oro del municipio baionés, junto con otros cuatro regidores franquistas, durante el mandato local de Jesús Vázquez Almuiña (PP), una decisión envuelta en una gran polémica. "De bien nacidos es ser agradecidos", espetó en su momento el propio Almuiña.

Joaquín Álvarez Corbacho: el regidor comunista que jugó con Padrón y Quinocho

A la izquierda, Álvarez Corbacho vestido de celeste. A la derecha, él mismo deposita su voto en las urnas durante las primeras elecciones democráticas, en 1979.

A la izquierda, Álvarez Corbacho vestido de celeste. A la derecha, él mismo deposita su voto en las urnas durante las primeras elecciones democráticas en España, en 1979. / Yo jugué en el Celta / FdV

Joaquín Álvarez Corbacho siempre será recordado en mayor medida por su faceta intelectual (fue economista, profesor universitario, ensayista e investigador) y política que por la balompédica. En esta segunda, este centrocampista nacido en O Grove en 1942 se enfundó la elástica celeste durante cuatro cursos (1960-1964), todos ellos en segunda división en el marco de una de las épocas más negras del Celta. Dio el salto desde el juvenil directamente a un equipo recién descendido con figuras como Padrón y Quinocho -anteriormente había permanecido un breve período en el Anduriña de O Grove-. Disputó realmente pocos partidos durante su estancia en Vigo, tan solo 38, dejando para la afición un único tanto.

Tras su paso por el club gallego y con la carrera de Peritos rematada, Corbacho tenía en mente prolongar su preparación en Bilbao para formarse como ingeniero industrial, pero Yayo (Santiago Sanz Fraile), por entonces entrenador del Compostela, lo convenció para continuar sus pasos futbolísticos en la capital. Más tarde, viajó a Santander para defender los colores del Racing durante una sola campaña, la 1966-1967, tras la cual regresó al conjunto picheleiro. Curiosamente, el motivo de su vuelta fue puramente académico, pues en ese mismo 1967 se había creado la Facultad de Ciencias Económicas, por lo que le solicitó al presidente del equipo cántabro retornar para cumplir, así, su propósito de estudiar Economía. Tiempo después, el meco admitió que, a pesar de ser profesional, nunca se había planteado su relación con la pelota como una primera actividad.

Al frente del consistorio, Álvarez Corbacho consiguió desmarcarse como un defensor de A Lanzada y de la isla de A Toxa

Experto en municipalismo

Por encima de todo, Corbacho permanecerá en la memoria colectiva como un experto en municipalismo. En 1979 consiguió ganar las primeras elecciones locales democráticas en su O Grove natal con el por entonces recientemente legalizado Partido Comunista de España (PCE) convirtiéndose, así, en uno de los primeros alcaldes comunistas del país (uno de los tres en toda Galicia). Permaneció en el cargo hasta 1981. Posteriormente, se afilió al PSOE y fue nombrado conselleiro del Consello de Contas de Galicia.

Al frente del consistorio, destacan en su gestión dos hechos de especial relevancia. Primero, se desmarcó como un abanderado de la isla de A Toxa tras conseguir la cesión de una parte del terreno para titularidad pública, y, segundo, evitó que penetrase el sector del ladrillo en un punto de capital interés como A Lanzada mediante el fin del movimiento especulativo de Grovelan. Por añadidura, en una de sus últimas apariciones públicas presentó 'Barlovento', una plataforma cívica “que tiene por finalidad reforzar el conocimiento, el análisis y el diálogo entre los ciudadanos de un municipio como O Grove", explicó Corbacho en su día.

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Este meco fue además catedrático de Economía Aplicada en la Universidade da Coruña y, anteriormente, de Hacienda Pública en la de Santiago de Compostela, en la cual fue también doctor en Ciencias Económicas y vicerrector de Asuntos Económicos -cargo por el cual dejó la alcaldía, si bien siguió como concejal-. Así mismo, estudió Economía Pública durante tres años en las universidades británicas de York y Leicester.

"Hay que reforzar el conocimiento de la gente para que sea más libre, porque la libertad no se consigue con ignorancia ni con indiferencia, sino con conocimiento, debate y análisis", pronunció el grovense en una ocasión.

"Hay que reforzar el conocimiento de la gente para que sea más libre, porque la libertad no se consigue con ignorancia ni con indiferencia, sino con conocimiento, debate y análisis"

En junio del 2021, a los 79 años de edad, falleció en O Grove. Múltiples personalidades, entre ellas, Yolanda Díaz, destacaron su gran labor en vida. La ferrolana lo hizo a través de un tuit. "Querido e respectado, deixa un fértil legado en defensa do ben común. Xa botamos de menos a súa amizade, o seu fondo e humano compromiso", reflejó la vicepresidenta segunda del Gobierno de España y ministra de Trabajo y Economía Social.

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