Más Reconquista que nunca: miles de vigueses disfrutan (mucho) de la expulsión del invasor

La representación de la batalla superó todas las expectativas en su regreso a Porta do Sol | Gamboa y el Náutico, abarrotados para despedir a los franceses

Soldados franceses se despiden de Vigo al embarcar en el Náutico tras la Reconquista.

Soldados franceses se despiden de Vigo al embarcar en el Náutico tras la Reconquista. / José Lores

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Vigo vuelve a ser, tras ocho largos días de ocupación francesa, una ciudad libre. Apoyados por centenares de personas que abarrotaron todos los escenarios, calles y plazas, los héroes de la Reconquista volvieron a cumplir con su cita y expulsaron a las tropas napoleónicas 214 años después.

En una jornada dominical, festiva y soleada, el centro de la ciudad vibró con la traca final de una fiesta que ha demostrado ser un antídoto contra crisis y pandemias. En el Casco Vello se entremezclaron trajes de época, camisetas del Celta o familias engalanadas para la procesión de la Borriquita celebrada en la misma mañana.

Con la entrada de la Milicia de Honra en la Porta do Sol comenzaba la cuenta atrás para una representación que el año pasado llenó la zona de As Avenidas. Sin embargo, el traslado tras la peatonalización de la plaza supuso todo un acierto ya que el público la llenó hasta la calle Elduayen. La inclinación de la misma y los potentes equipos de sonido permitieron seguir con todo detalle la representación de la escena de la taberna de Josefa do Rial o la detención de Aurora, aunque para próximas ediciones no se descartan la instalación de pantallas gigantes.

Seis personalidades encarnan a los protagonistas de la Reconquista

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Marta G. Brea/José Lores

En el mismo escenario tomó la palabra el alcalde de la ciudad, quien aseguró que “nunca hubo tanta gente” en la que ya es la plaza mayor de Vigo. Abel Caballero destacó que “la modernidad empezó tras Napoleón”, por lo que “empezó en Vigo” al haber sido esta la primera plaza europea recuperada al emperador corso. Al mismo tiempo, advirtió que “venga quien venga, Vigo seguirá siendo libre” mientras daba la bienvenida a todos los visitantes del área metropolitana o los numerosos turistas internacionales que presenciaban la fiesta con fascinación.

Apuñalamiento de un soldadofrancés a uno de los vecinos. | .

El alcalde y el general francés, ante la puerta de Gamboa. / José Lores

Una procesión popular

La comitiva de centenares de personas partía del kilómetro cero de la ciudad con los acordes de la Marcha del Antiguo Reino de Galicia como banda sonora. Gaitas, panderetas, estandartes y útiles de campesinos se unían a las armas de los protagonistas de la representación, que ofrecieron a los galos una última oportunidad de rendirse sin derramar más sangre, aunque sin éxito. La confluencia de Carral y Gamboa se llenó hasta los balcones y azoteas para disfrutar del momento álgido de la representación: el derribo de la puerta de la muralla. Carolo, el marinero anónimo de O Berbés, volvió a ser el primero en abrir una brecha en la puerta, llegando a destrozar buena parte de ella con su machete. Una vez caído en combate por el fuego de las bayonetas que los soldados disparaban desde el interior de la fortificación, Cachamuíña y las decenas de mujeres que portaban el ariete fueron los encargados de terminar el asalto a la muralla. Tras una rápida acción militar en la que también participaron soldados de otros municipios y asociaciones, la villa volvía a ser plenamente viguesa.

Vigo unido jamás será vencido

José Lores

Pasadas las siete y media de la tarde, las maltrechas tropas francesas llegaban al Náutico para capitular y embarcarse en el velero inglés. El encargado de leer los ocho puntos de la rendición fue el actor Alex O’Dogherty, quien interpretó un doble papel durante la representación. A pesar de que comenzó la tarde desfilando con la Milicia de Honra, finalizaría vestido de capitán de navío igual que su antepasado John, quien fue responsable de vigilar desde el fondo de la ría con varias lanchas la posible llegada de refuerzos galos desde Pontevedra.

La representación artística con más de 130 personajes entre protagonistas y figurantes fue dirigida por la actriz María Torres, alcanzando algunas escenas un notable nivel de emoción en los diálogos.

Desde los muelles de As Avenidas y a escasos metros de la estatua de Julio Verne, los malheridos soldados ponían rumbo al norte mientras las foliadas y choripanes mantenían el ritmo de fiesta de tres jornadas en las que el tiempo dio un respiro y la afluencia fue masiva. La Reconquista pone punto y final a su segunda edición como Fiesta de Interés Turístico Nacional y a pesar de tener menos de tres décadas de vida –hubo palabras de recuerdo para los “locos” que la pusieron en marcha como tal al término de la jornada– se ha convertido en una cita imprescindible a nivel histórico, turístico, gastronómico o musical. La participación de vecinos con trajes de época o de franceses superó a la de ediciones anteriores y no hubo que lamentar ningún incidente de mayor relevancia a pesar del sorpresivo incendio de una vivienda el sábado por la tarde en la calle Triunfo.