La falta de plazas en geriátricos vigueses aumenta la presión sobre los centros de día

Decenas de mayores que deberían estar en una residencia por su elevada dependencia se encuentran en servicios diurnos privados | Algunos tienen ya incluso lista de espera

Usuarios haciendo actividades en el centro de día Parque Castrelos, uno de los mayores de Vigo.

Usuarios haciendo actividades en el centro de día Parque Castrelos, uno de los mayores de Vigo. / ALBA VILLAR

Vigo carece ahora mismo de plazas en residencias para mayores. Ni siquiera privadas. Los geriátricos están completamente colapsados y ninguno acepta actualmente el ingreso de ancianos con el máximo grado de dependencia. Las familias están desesperadas, porque en muchos casos no pueden cuidar de los mayores que están, por ejemplo, con demencia avanzada y necesitan que sea ingresado en un geriátrico para que tenga atención las 24 horas. Ahora eso no es posible porque no hay vacantes disponibles. La única opción que queda, por tanto, es o bien contratar cuidadores a domicilio o que los ancianos estén en los centros de día, que como su nombre indica ofrece atención y todo tipo de terapias físicas y cognitivas para la tercera edad en horario diurno pero no nocturno, y que por tanto en muchos casos no es suficiente.

“Tenemos muchos usuarios que están aquí a la espera de que le den plaza en una residencia, que es quizá donde deberían estar por el nivel de dependencia que tienen”, asegura Lucía Couso, presidenta de la Asociación de Centros de Día de Galicia.

Es decir, estos centros para la tercera edad tienen actualmente a muchos mayores a cuyas familias les gustaría que estuviesen en un geriátrico, porque necesitan también cuidados nocturnos y por motivos de conciliación ellos no les pueden ofrecer la atención necesaria, pero como no hay plazas están en los servicios diurnos. Y muchos, también los privados, se empiezan ya a saturar. Uno de los más grandes de la ciudad es Parque Castrelos. Ahora mismo tiene incluso lista de espera de 25 personas. “Cada vez los usuarios aumentan las horas que están aquí. Somos lo que se puede decir la antesala antes de dar el paso a la residencia”, explica su directora, Ángeles Álvarez. Es decir, las familias están incrementando al máximo el tiempo que los mayores están en estos centros. Cuantas más horas y servicios se contratan, obviamente, más se paga. Pero es que a las familias no les queda otra opción. El hijo que cuida a su padre enfermo, por ejemplo, que tiene un trabajo, no puede conciliar su vida laboral con la atención 24 horas. Y ahora mismo la oferta sociosanitaria es insuficiente.

En el centro de día Atendo, por ejemplo, ahora mismo solo tienen dos plazas libres. Su directora, Silvia Montes, reconoce que con la pandemia muchas personas mayores sufrieron un gran deterioro y necesitaron de terapias cognitivas para recuperar, o al menos frenar, ese empeoramiento. Ahora, con la falta de plazas en residencias privadas, la demanda de vacantes en centros de día se ha todavía agudizado más, especialmente en aquellos que llevan más tiempo funcionando en Vigo y que por tanto son muy conocidos.

Personas usuarias del centro de día Parque Castrelos.

Personas usuarias del centro de día Parque Castrelos. / ALBA VILLAR

Pero además de las personas que están con un elevado grado de dependencia y necesitarían una plaza en una residencia, en los centros de día también están notando un repunte en la demanda de otro tipo de usuarios. “Hay muchos mayores que apenas tienen demencia o que tienen un grado de dependencia muy bajo, que están viniendo ellos mismos al centro a buscar información y a apuntarse. Quieren seguir formando parte de la sociedad y seguir siendo activos”, asegura Silvia Montes. Precisamente este tipo de perfil está aumentando, también como prevención para retrasar la posible aparición de demencias y compartir el día con otras personas de su edad.

“Tenemos una espera de 25 personas”

Ángeles Álvarez

— Directora Parque Castrelos

El centro de día Net-Avó es especialista en la realización de terapias cognitivas para los mayores. Su director, Pedro Santamaría, explica que los dos centros con los que cuenta en la ciudad están ahora mismo al 70% de su capacidad. “Lo que estamos percibiendo desde aquí es que la falta de plazas en las residencias es un gran agravio para las familias. Sabemos que existe un colapso y hay personas que están buscando residencia fuera de Vigo para sus mayores. Realmente es un gran problema”, apunta Pedro Santamaría.

El único geriátrico de la ciudad que tiene algún hueco es Ballesol. No obstante, no tienen vacantes para grandes dependientes, únicamente para mayores que no tienen por ejemplo una demencia en estado avanzado. Cuentan con capacidad para 117 personas y habitaciones individuales, dobles y triples. En función del estado actual del potencial residente, aceptan o no su ingreso.

La residencia viguesa El Rocío, gestionada por la Fundación San Rosendo y que cuenta con 74 vacantes, es la que cuenta con una mayor lista de espera. Concretamente, según apuntan desde el propio centro, de un año y medio aproximadamente. El problema precisamente es lo poco que se mueven en muchos casos las vacantes de los geriátricos privados. Tal y como explica Iván Landín, uno de los responsables de la residencia viguesa Moledo, cuyas 45 plazas están cubiertas, es que prácticamente las dos únicas opciones que hay de que un mayor abandone el centro “es que consiga una plaza en la pública o que desgraciadamente se muera y pueda entrar otra persona en su lugar”.

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