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Los centros de día de la Xunta cuelgan el cartel de lleno y dejan de tener plazas vacantes

Hace cuatro años tenían medio millar de plazas libres y con la pandemia se llegó a reducir un 25 por ciento la ocupación

Centro de día, en Vigo. | // ALBA VILLAR

Hace veinte años abrió en Galicia el primer centro de día para mayores. Desde entonces la Xunta desplegó una red pública de 64 centros, muchos de ellos ubicados en el rural. Pero su éxito no fue inmediato. Sobre todo en los municipios pequeños muchas plazas quedaban vacantes. Hace solo cuatro años, por ejemplo, el 23 por ciento estaban desocupadas (ascendían a medio millar). Sin embargo, en la actualidad, y a pesar de la pandemia y del miedo a los contagios, el elevado envejecimiento poblacional hace que cada día estos servicios estén más demandados entre la población mayor. De hecho, los centros de día dependientes de la Xunta cuelgan ya el cartel de completo. No hay más vacantes que las normales por la rotación de usuarios y quienes deseen acceder a una plaza deben ponerse a la cola.

“No tenemos más plazas sin ocupar que aquellas que quedan provisionalmente libres a la espera del ingreso del siguiente beneficiario en la lista de espera”, explican desde la Consellería de Política Social. Según sus cifras, actualmente solo hay 39 vacantes de las más de 2.000 plazas en centros de día del Consorcio Galego de Benestar. “Son cifras simbólicas y provisionales”, señalan. Se corresponden con bajas de usuarios que se cubren rápidamente con los mayores que están aguardando por una plaza.

Sin embargo, hasta hace poco los centros de día, sobre todo los situados en zonas rurales, no eran capaces de ocupar todas sus plazas. Mientras en las ciudades engordaba la lista de espera para acceder a este servicio, que permite el cuidado de mayores durante unas horas al día, en los municipios más pequeños no había demanda suficiente. El copago y también ciertas reticencias entre la población del ámbito rural a acudir a estos centros frenaban la afluencia.

La Xunta incluso intentó promocionarlos recurriendo a los poderes fácticos de los pueblos, desde el médico al farmacéutico, pasando por el cura y además reforzó la atención ofrecida en estos centros con“contenidos alternativos” para incrementar su potencial de uso, que estaba focalizado sobre todo en ancianos bastante o muy dependientes.

Aún así, los centros de día se fueron consolidando a medida que aumentaban las necesidades de atención a la población mayor. Hay que tener en cuenta que Galicia tiene una de las poblaciones más envejecidas del territorio nacional. Sin embargo, llegó la pandemia y los centros de día se vaciaron. En los primeros meses de la crisis sanitaria se decretó su cierre para evitar contagios entre la población mayor.

A mediados de julio de 2020 volvieron a abrir sus puertas al público, con muchas precauciones frente al COVID y con mucha menos afluencia que antes de la pandemia debido a que los familiares prefirieron cuidar a sus mayores en casa y prevenir así posibles contagios en el centro de día.

La Asociación de Centros de Día de Galicia (ACDGal), que aglutina al 70 por ciento de los centros de día privados de Galicia, denunciaba a mediados del pasado año que habían reducido su ocupación en un 25 por ciento por culpa de la pandemia.

Sin embargo, la normalidad ha vuelto a estos centros, tanto a los integrados en la red pública como en la privada, donde la ocupación ronda el 75 por ciento. Aunque en los establecimientos privados hay un 25 por ciento de vacantes, desde ACDGal matizan este dato. “Es un porcentaje irreal porque la ocupación varía mucho. Por ejemplo, si justo ahora ha abierto un centro de día y como está empezando solo tiene ocupadas el 10 por ciento de las plazas, eso va a bajar mucho la media”, dice la presidenta de esta asociación, Ángeles Vázquez, que aclara que, por ejemplo, en el centro de día que ella dirige hay lista de espera.

“En enero siempre hay mucha demanda y me consta que todos los centros de día de Vigo están llenos. Yo no paro de recibir a familias preguntando”, explica la presidente de ACDGal.

Aún así, desde la Asociación de Centros de Día no creen necesario aumentar el número de plazas. “Si abrimos veinte centros más, igual quedan muchas vacantes”, explica Ángeles Vázquez.

Además no se fía de los datos de la Xunta sobre la ocupación en los centros de día del Consorcio Galego de Benestar. “Me consta que en Cesantes, en Redondela o en Monforte no están llenos”, apunta.

Según explica, cada centro de día termina adaptándose a un perfil diferente de usuario y esto también condiciona que en un determinado momento pueda haber más vacantes. Por ejemplo, señala, si una entidad se especializa sobre todo en gente con gran dependencia “puede haber mayores con más autonomía que no quieran ir a ese centro”.

Desde la Asociación de Centros de Día de Galicia defienden además la convivencia entre públicos y privados. “Tenemos que coexistir. Además, nosotros tenemos un horario más amplios que los de la Xunta que, en ocasiones, les convienen más a algunas familias”, comenta.

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