La liturgia del político

Primera sesión de investidura de Alfonso Rueda

Primera sesión de investidura de Alfonso Rueda / Xoán Álvarez

Irene Bascoy

Irene Bascoy

Cuandos los políticos acceden a un cargo público, todos prometen que se dejarán la piel por el interés general y se muestran dispuestos a llegar a rubricar grandes acuerdos con la oposición. Es de libro, como si unos y otros, da igual las siglas de su partido, se fueran pasando la plantilla del discurso. A lo mejor también se aprende en primero de político profesional, igual que cuando eres niño te enseñan que debes saludar al llegar a un sitio con gente, y que para pedir algo nunca debe faltar el “por favor”.

Alfonso Rueda ayer cumplió con la liturgia. Prometió en el discurso con que pidió a la Cámara autonómica la confianza para ser investido presidente de la Xunta “darlo todo” para que “Galicia siga superándose”. Y ofreció a BNG y PSdeG “un pacto por la industria y la energía que permita prosperar a Galicia a lo largo de esta década”.

No tendría por qué dudar de que Rueda se dejará la piel para que Galicia avance, pero albergo recelos ante su disposición a los pactos. Igual que no me creo a los deportistas cuando lanzan el mensaje de lo importante es participar, y no ganar. Por eso, la oferta de pactos me parece una frase manida y nada más. ¿Si no, por qué no concretó el presidente interino las bases de ese posible acuerdo? ¿Si no, por qué el líder del PPdeG antes de tender la mano a la oposición criticó duramente al BNG, a quien tildó de la “Cofradía de la Perpetua Negativa”? ¿Si no, por qué fue tan beligerante con el Gobierno central “por no parar los pies” a los independentistas?

El discurso de Alfonso Rueda no está pensado para buscar el acuerdo. Es que además no lo necesita. Y tampoco creo que se lo hayan pedido los 700.000 gallegos que el pasado mes de febrero apostaron por él. Se acaba de consolidar en la Xunta con el 48% de los votos y 40 de los 75 escaños del Parlamento. Tiene mayoría absoluta. Manga ancha para hacer y deshacer.

Así que no espero una legislatura de pactos. Un acuerdo con el Bloque reforzaría su imagen de alternativa de gobierno, y para frenar su avance el PPdeG debe remarcar que son “los del no”. Rueda eligió ayer rival, y señaló al BNG, mientras que ninguneó al PSdeG, a quien le costará hacerse un hueco en esta nueva etapa.

Un pacto con los socialistas suena imposible, mientras en Madrid PP y PSOE pelean a pecho descubierto en una legislaura menguante y de fin incierto. ¡Qué pensaría Feijóo! Tampoco creo que Ana Pontón y José Ramón Gómez Besteiro estén predispuestos al entendimiento. La líder del BNG ya ha amenazado con una comisión de investigación y aún no arrancó la nueva legisltura.

Al margen de liturgias, el discurso de Rueda nos permitió confirmar que el líder del PPdeG acaba de firmar un contrato de arrendamiento en Monte Pío por cuatro años, pero prorrogable. Ayer dibujó un proyecto para Galicia de diez años. El esbozo, aunque demasiado genérico, no pinta mal, pero sería exigible un acelerón.

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