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La pandemia y las rebajas fiscales elevan un 35% la compra de casas y fincas en el rural

La cifra de de viviendas y parcelas rústicas adquiridas el pasado año fue la más alta de la década | El incremento de ayudas a la rehabilitación también incentiva estas operaciones

Una casa en el núcleo rural de Reza, en la provincia de Ourense INAKI OSORIO

El rural gallego empieza a dar síntomas de recuperación tras años de abandono. La pandemia ha provocado un cambio de mentalidad en la población que huye ahora de pisos en las ciudades para buscar casas con jardín en sitios tranquilos.

  • 'Vente a vivir al pueblo', el gancho digital del rural gallego para frenar la despoblación

Pero además la política de “impuestos cero” en el rural de la Xunta ya está dando sus frutos, a lo que se suma ahora la lluvia de millones para rehabilitación, gracias a los fondos europeos, que contribuye a un mayor interés por adquirir casas de aldea para reformar. Esto ha provocado que la compra de viviendas y fincas en el rural se haya disparado un 35 por ciento el pasado año en Galicia, batiendo el récord de la última década.

  • Cien concellos pequeños y medianos ganaron 11.000 habitantes con el éxodo de la pandemia

Según la estadística sobre transmisiones de la propiedad del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre enero y noviembre del pasado año –a falta de conocerse las cifras de diciembre– se compraron más de 9.000 fincas rústicas, entre las que se encuentran parcelas, viviendas, anexos para uso agrario y explotaciones. Son los datos recogidos por los Registradores de la Propiedad. En todo caso, las operaciones de compraventa representan solo un tercio del total de 30.400 inmuebles rústicos que cambiaron de mano en 2021. La mayoría son herencias: casi 10.700 terrenos e inmuebles situados en el rural fueron heredados, una cantidad que supera incluso a las propiedades vendidas. El resto fueron permutas y donaciones.

Las herencias crecieron en el último año también un 31 por ciento respecto a 2020, pero se mantiene en cifras similares a las registradas un año antes de la pandemia. Sin embargo, las operaciones de compraventa aumentaron un 35 por ciento en un año y batieron récords.

  • 2016

Se eliminaron impuestos para las transmisiones de suelo rústico y las transmisiones totales o parciales de explotaciones agrarias

  • 2017

Se suprimen los impuestos autonómicos para la adquisión de vivienda habitual en zonas poco pobladas a menores de 36 años, familias numerosas y personas con discapacidad (desde 2021 se incluyen también víctimas de violencia de género)

  • 2018

Bonificaciones para fomentar el alquiler de inmuebles de carácter rústico, para participar en cooperativas agrarias y fomentar inversiones en sociedades de gestión forestal

  • 2020

El Impuesto de Transmisiones Patrimoniales baja del 7% al 5% para la compra de vivienda habitual

El Impuesto de Transmisiones Patrimoniales pasa del 10% al 6% para el resto de compras de viviendas

(*)Esto se aplica en 3.500 parroquias, lo que supone el 94% del territorio

  • 2021

Nuevas deducciones en la cuota del 100% del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales en el rural en determinados supuestos y en el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados para la compraventa, agrupación, división o segregación de inmuebles

Desde 2016 hubo un crecimiento sostenido en la adquisición de propiedades en el rural: en cinco años estas operaciones aumentaron un 56 por ciento. Sin embargo, el empujón final lo dio la pandemia pues en 2021 se registró la mayor subida desde que hay registros.

“Hubo un cambio de mentalidad y los jóvenes están volviendo a concellos más pequeños”

Benito Iglesias - Presidente de FEGEIN

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Varios factores explican este mayor interés por comprar casas y fincas en el rural. “No es una moda pasajera. La pandemia lo ha cambiado todo. Hasta hace poco una persona joven, de menos de 31 años, prefería un piso en una zona céntrica de la ciudad. Pero hubo un cambio de mentalidad y está habiendo un retorno a ayuntamientos más pequeños, que están experimentando un crecimiento demográfico”, explica el presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), Benito Iglesias.

Benito Iglesias - Presidente de Fegein Iñaki Osorio

Eso sí, advierte que la gente tampoco quiere irse a vivir a un lugar remoto y sin servicios. “Hay más demanda sobre todo en los entornos de las grandes ciudades”, apunta. Y hay un requisito que, según Benito Iglesias, es imprescindible para la mayoría de las personas que buscan casa en un entorno rural: que llegue la banda ancha. “Lo primero que preguntan, después del precio lógicamente, es si tiene internet”, señala.

La extensión del teletrabajo en muchas empresas es un factor que ha influido también en la mayor compraventa de casas en el rural, puesto que permite a muchos trabajadores vivir en un entorno más tranquilo fuera de las ciudades mientras trabajan desde casa.

Así, un centenar de municipios pequeños o medianos, ubicados sobre todo en el área metropolitana de las urbes gallegas o en enclaves costeros, han crecido desde que llegó el COVID-19 y su población se ha visto incrementada en un total de 11.000 habitantes.

Pero hay otro factor que está aumentando el atractivo del rural: la política de “impuestos cero” que aplica la Xunta. Aunque estas rebajas fiscales empezaron a aplicarse en 2016 se han intensificado en los últimos años.

Así, la transmisión de suelo rústico y de explotaciones agrarias no paga impuestos en Galicia. En 2017 se suprimieron los tributos autonómicos para adquisición de vivienda habitual en zonas poco pobladas para menores de 36 años, familias numerosas y personas con discapacidad, a quienes se sumó el colectivo de víctimas de violencia de género en 2021.

Un año después la Xunta amplió su paquete de incentivos fiscales para atraer población al rural e introdujo bonificaciones orientadas a fomentar el alquiler de inmuebles de carácter rústico.

En 2020 se dio un paso más y se rebajó, con carácter general, el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, que grava la compraventa de viviendas, en cerca de 3.500 parroquias, que supone el 94 por ciento del territorio. Si se compra una propiedad para vivienda habitual el tipo que se aplica pasó del 7 al 5 por ciento y, en el resto de casos, bajó del 10 al 6 por ciento. En 2021 se aprobaron nuevas deducciones del 100 por cien la cuota de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados para determinados supuestos.

A estas rebajas se suma ahora otro ingrediente básico para fomentar el retorno al rural: el incremento de las ayudas a la rehabilitación. “Ya había ayudas antes, pero en una cuantía pequeña que llegaba a muy pocos. Ahora los fondos europeos permiten que lleguen a más beneficiarios”, defiende Benito Iglesias.

Precisamente la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias ha presentado ante la Diputación de Pontevedra un proyecto para optar a fondos Next Generation con el objetivo de “revitalizar en el rural activos inmobiliarios abandonados o en riesgo de serlo”. La idea es darle un uso a estos inmuebles bien sea residencial, comercial o industrial.

Para ello proponen crear una Oficina Técnica de Urbanismo Productivo, que haga un inventario de bienes a los que se les podría dar uso y divulgue las ayudas para rehabilitarlos. También piden la constitución de una Unidad Técnica de Innovación Rural, dirigida por un técnico en agroeconomía que analice la viabilidad de las explotaciones y dé asistencia técnica a jóvenes agricultores y emprendedores. Y plantean además dar apoyo a la creación de empresas y empleo.

Los precios de la tierra agraria subieron un 60 por ciento en seis años

Al mismo tiempo que aumenta el interés por comprar fincas en el rural, también se incrementan los precios de la tierra agraria y el monte gallego. Desde el año 2013 experimentaron una subida del 60 por ciento, según el último informe anual del Observatorio Galego de Mobilidade de Terras que acaba de hacer público la Consellería de Medio Rural.

En relación al precio de la tierra rústica, el incremento se inició en el año 2014 hasta alcanzar en 2019 –último año con datos disponibles– los 1,21 euros por metro cuadrado. Es la cifra más alta desde 2008 y supone un encarecimiento del 53 por ciento respecto a 2013.

Mientras, los terrenos dedicados a monte muestran una evolución incluso más positiva, con un incremento sostenido que llevó en 2019 a superar en un 60 por ciento los niveles de seis años atrás, llegando a los 0,83 euros el metro cuadrado.

Pontevedra y Ourense fueron las provincias donde más crecieron los precios de la tierra agraria en los últimos años. En concreto, donde más caras están las parcelas es en Pontevedra, cuyos datos duplican a los de A Coruña. Ourense también dobla el coste por metro cuadrado de Lugo.

Según el informe de Medio Rural, los concellos del eje atlántico son los que presentan precios más elevados de la tierra.

La política de “impuestos cero” benefició a 90.000 gallegos

Para atraer población al rural la Xunta emprendió en 2016 la llamada política de “impuestos cero” en el rural. Desde entonces y hasta el año 2020 se han beneficiado ya más de 90.000 gallegos, según la Consellería de Facenda.

En 2020 los beneficiarios ascendieron a 20.000, de los cuales 1.300 no pagaron impuestos por adquirir su vivienda habitual en zonas poco pobladas y encontrarse entre los colectivos favorecidos: jóvenes, familias numerosas y personas con discapacidad.

La Consellería de Facenda defiende que Galicia fue “pionera” en aprobar bajadas de impuestos específicas para el medio rural. “La comunidad gallega se sitúa como la autonomía con menor tributación para comprar una vivienda habitual en el rural y la región de España donde pagan menos impuestos los menores de 36 años, las familias numerosas y las personas con discapacidad que compren una vivienda usada para ser su residencia habitual.

Su objetivo con estas rebajas fiscales es “movilizar tierras en desuso, aumentar la competitividad de las explotaciones y fijar población en el rural”.

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