“Yo viajo con vosotros ¡hasta el fin del mundo!”

Las rutas en furgoneta hasta la Asociación APAMP son una oportunidad más para que los usuarios compartan experiencias, entablen relaciones y, sobre todo, disfruten del camino y del destino

El grupo al completo.

El grupo al completo. / Cedida

Pasan pocos minutos de las 8 de la mañana. Mari y Lucas se suben a la furgoneta con la que comenzarán la ruta: toca recoger a los usuarios del centro de APAMP en Miguel Hernández.

“Arrancamos en dirección a Valladares, donde cogemos a Fito, Lorena y David. De ahí cogemos la autopista y nos vamos a Parada a buscar a Guille. Luego a Nigrán y recogemos a Fran. Y después damos vuelta en dirección a Vigo para terminar en Navia, donde cogemos a Fani y a Maxi”.

“¿Vale la pena madrugar para ir en la furgo?” les pregunta Lucas, el acompañante en el viaje que ayuda a subir, bajar y colocar las sillas en su sitio. “A veces cuesta más, sobre todo los lunes, porque el fin de semana ando por ahí… pero el resto de los días no me cuesta nada” dice David.

“Además prefiero ir con vosotros que ir directo con mi hermana…” apunta Fito. “Claro porque aquí vienes a estar con David, con Fran…” le dice Lucas.

Y es que ¿quién no recuerda los viajes en autobús con los compañeros como la mejor parte de ir a clase o al trabajo? En esta furgo el recorrido se hace con música: a veces suena “Quién le dio mi número al alcohol (que me está llamando)”, que es la favorita de David. “Me encanta Verbena FM, pero sino me pongo mis temas en el móvil, Extremoduro, Metallica, techno… De todo”.

La furgoneta está adaptada para seis sillas.

La furgoneta está adaptada para seis sillas. / Cedida

Fito, David, Guille, Fani, Maxi, Lorena y Fran son usuarios de APAMP (Asociación de Familias de Personas con Parálisis Cerebral). Van al centro de Miguel Hernández a hacer todo tipo de actividades y talleres, y también forman parte del grupo de Ciudadanía activa.

Pero es durante ese camino donde se ha forjado una amistad especial entre todos (“A Fran le gusta mucho Fani, y cuando ella se sube a la furgo se pone de super buen humor”).

Los recogen en sus domicilios siguiendo la ruta, se quedan en el centro durante el día y, por la tarde, hacen el recorrido inverso. “Maxi a veces no viene porque hace cursos fuera y trabaja, pero por lo general estamos siempre los mismos y ya somos un grupo inseparable”. “Escuchamos música, charlamos, nos contamos qué tal el día” explica Lucas. “Con Fito, además, no te pierdes: se conoce todos los caminos de Valladares, nos dice qué carretera coger y a dónde llegamos con cada una. Y nada más entrar a la furgo nos recuerda la fecha, el santoral y los partidos de fútbol de la semana” (“¡Hoy juega el Celta contra el Cádiz!” le recuerda).

Hasta el fin del mundo.

Hasta el fin del mundo. / Cedida

Son las palabras mágicas para Guille, que es “el que tiene la risa más contagiosa”, se active inmediatamente: “Pasa siempre que hablamos de fútbol, de sus series favoritas o cuando nos vamos acercando a su casa y reconoce la zona. No puede parar de reír”.

"Es imprescindible para que las personas puedan salir de sus casas y trasladarse con seguridad"

Lorena llegó nueva, y de todas las rutas que hacen las furgonetas de APAMP, la que mejor se adaptaba era la de Mari. “Pero si cogíamos a Lorena alguien tenía que bajarse... y nadie se quería ir. Y eso que en las otras rutas también se está muy bien” explica la conductora.“¡Fito siempre dijo que cabía una silla más!”apunta Lucas, entre risas.

“¡Pero es que yo voy con vosotros hasta el fin del mundo!”les sonríe Fani, recordando una vez más que el camino es, muchas veces, tan importante como el destino.

Mucho más que una rampa

Conchi Somoza, directora de APAMP, destaca la importancia de este tipo de transporte, accesible y de puerta a puerta: “Es imprescindible para que las personas puedan salir de sus casas y trasladarse con seguridad. Aquellas que tienen grandes necesidades no pueden hacerlo solas y necesitan personal de apoyo por si tienen alguna incidencia. Los vehículos adaptados que usamos en la entidad pueden trasladar un máximo de seis sillas de ruedas (además del conductor y un acompañante)”.

Esto lo convierte en una tarea no solo necesaria, si no también delicada: “A mí al principio me costó, porque es una gran responsabilidad” explica Mari. “Yo nunca había llevado este tipo de transporte, y aunque trabajar con personas siempre tiene riesgos e implica grandes responsabilidades, esto es un paso más allá.”

"No llega con una rampa que baje del autobús, necesitamos apoyo total, por parte de todas las instituciones"

Junto a Lucas, se aseguran de sujetar bien las sillas, para viajar con la máxima seguridad: “En este contexto, es inviable cometer ningún error”. “Si no, toca parar, recolocar y continuar” explica Lucas. “O si algun usuario tiene algún problema, o simplemente no está cómodo, paramos, resolvemos, y seguimos. Tú, David ¿recuerdas alguna situación complicada?”

“No, porque yo en esta furgoneta ya llevo tiempo y soy un experto” le sonríe.

“Esa es la necesidad real de un transporte adaptado: no llega con una rampa que baje del autobús, necesitamos apoyo total, por parte de todas las instituciones”.