— “Deportivas blancas para Educación Física” — “¿Sirven de velcro?” — “¿Y con cordones?” — “¿Pueden tener una raya roja?” — “¿Alguién puede decirme qué deberes hay para mañana?”

Se ríe la psicóloga educativa Belén Montesa Lou cuando le contamos que la llamamos para preguntarle por los grupos de whatsapp de madres y padres, un “temazo” que tiene sus pros y sus contras, “como todos”, pero que, más allá de tópicos y bromas, puede acabar como el “rosario de la aurora”, especialmente en los primeros cursos de Educación Primaria, y cuyo principal problema, opina la experta, reside en la ausencia de límites y respeto. 

Según datos de 2021 recogidos por IAB Spàin, whatsapp es la red social más conocida en España, también la que cuenta con mayor número de usuarios y mayor frecuencia de uso; repite asimismo en el Top 1 para la categoría de ‘Las mejor valoradas’. Una herramienta que llegó a nuestras vidas a finales de la década de los 2000 para cambiar nuestra forma de socializar y a la que no parece exagerado calificar de “imprescindible” en la vida de muchos. 

“Ahora hablamos de TRICS, le hemos metido la R porque las Tecnologías de la Información y la Comunicación también nos permiten relacionarnos. Estos grupos bien usados tienen beneficios y pueden darnos la posibilidad de compartir información entre familias, coordinarnos y establecer vínculos entre ese grupo de niños que convive en un mismo aula ahora que se ha perdido un poco esa ‘tribu social’ del parque”, dice Montesa Lou, que, con todo, recalca en una segunda parte: “Lo que pasa es que para que funcione debe de haber unos códigos, un pacto, una ética de uso… que además debería sobreentenderse, pero, como no dejamos de ser todos muy nuevos en el mundo digital, a veces se nos escapa”. 

Claves para un buen uso, con la psicóloga educativa Belén Montesa Lou INFOGRAFÍA: SIMÓN ESPINOSA

Renuncia a ser su agenda: “El error es una oportunidad”

En este sentido, los límites y el respeto serán clave y, lo primero a evitar: problemáticas como la invasión de estos espacios con publicidad, mensajes inoportunos o memes — “no me hace ni gracia y este no es el lugar”— o exceso de información. Es decir: no es necesario que 23 familias constaten que no saben dónde está el jersey de Juan. 

Tampoco hemos de convertir estos grupos en lugares en los que madres y padres proyecten sus ansiedades; o aprovecharlos para preguntar por los deberes de nuestros hijos. Una tendencia que se dibuja como efecto secundario de las “familias helicóptero” y con la que, aunque estemos tratando de ayudar a nuestros hijos, podemos lograr el efecto contrario: invadimos su espacio y perjudicamos el desarrollo de su autonomía y toma de responsabilidad. 

El error no es un problema, el error es la oportunidad de aprender”, sostiene Belén Montesa, que apoya: “Si nuestro hijo se olvida del libro y preguntamos los deberes por el grupo de whatsapp, nuestro hijo pierde la oportunidad de vivir una pequeña consecuencia por su olvido, que podría integrar perfectamente, como es la regañina del profesor, y aprender para que no le vuelva a suceder”. 

Escalada de conflictos

Respetar los espacios y los códigos propios del mundo infantil es así otra de las grandes claves en estos grupos, muchas veces convertidos en “espacios evacuatorios en los que la gente proyecta sus malestares internos”, cosa que ocurre más a menudo de lo que debería, “un poco como en twitter”, y fuente de graves malentendidos. 

“Debemos de tener en cuenta que la escritura deja de lado elementos importantes de la comunicación como el tono o la expresión no verbal, lo que la vuelve más dada a malentendidos y a pensamientos persecutorios o paranoides. Se malinterpretan más las intenciones”, describe la psicóloga “espacios también menos empáticos al impedirnos ver y sentir la reacción emocional del otro”: “Creo que lo mejor es ser éticamente prudentes y pensar antes de publicar o escribir si vamos a hacer daño a alguien”. 

Juicios paralelos a docentes

Entre los problemas más graves que pueden traer consigo los grupos de whatsapp, se encuentran los juicios paralelos a docentes, una tendencia que “enrarece la convivencia” y que “puede implicar, incluso, delitos de difamación o de atentado contra el honor”. 

"El ciberacoso de 
padres a docentes ha aumentado de un 5% a un 9% en España, según datos del último Informe del defensor del profesor"

“Cuando trabajamos con profesores, vemos que se sienten sobreexigidos y que perciben una falta de confianza por parte de las familias. En este sentido, el mal uso de los grupos de whatsapp tampoco ayuda”, explica Belén Montesa Lou; y sus palabras llegan avaladas por datos como los del último ‘Informe del servicio defensor del profesor’, en el que se denuncia un incremento del ciberacoso de padres a docentes del 5% al 9% en el último curso. 

“Pensemos en que, si nosotros tenemos ya muchas veces dificultades con nuestros niños y niñas, un docente tiene que enfrentarse todos los días a 25 alumnos. Desde luego que habrá profesores que se equivoquen, pero whatsapp no es la vía para solucionarlo. Lo recomendable es encauzar el problema a través de reuniones y entrevistas personales, dándoles la oportunidad de explicarse”, añade la experta, que concluye:“Los grupos no son el lugar para resolver estos conflictos”. 

Así y si las familias que están leyendo este artículo perciben este comportamiento en su grupo de familia del cole, han de saber que pueden tratar de cambiarlo: “Lo mismo que con el bullying: tan importante es la persona que agrede como las que son cómplices con el silencio. El colectivo presente puede señalar, siempre con educación y empatía, que este no es ni el lugar, ni el espacio, ni la forma para decirlo”.

“Lo que debe de evitarse es la escalada del conflicto o una especie de espectáculo virtual, en el que dos tienen un problema y el resto están callados y mirando”, concluye Belén Montesa Lou sobre espacios que deben plantearse de forma constructiva y con propuestas de soluciones; y de los que, en último caso, uno siempre puede marcharse

Sea como fuere, se despide la experta: “Yo creo que, ante todo, lo que tenemos que hacer es higiene digital; actualmente, existen demasiadas relaciones a través de lo virtual y muy poca presencia, pocas miradas… Y los niños necesitan miradas, necesitan mancharse las manos, necesitan jugar; eso es lo más saludable para ellos. Y con la escuela, establecer un diálogo real”. 

Los docentes opinan: “Comunicación centro - familia”

“Si no lo sé, no puedo buscar una solución”

“La importancia de la comunicación centro - familia es una de las claves más importantes de la labor docente, y además es por el bien de los niños”. Andrea Mariño (1993) es profesora de Primaria y cuenta que nunca ha tenido problemas con grupos de whatsapp: “No tengo ninguna experiencia negativa en ese sentido y no es algo que me preocupe. Trato de recalcar mucho a las familias que pueden hablar conmigo, que estoy aquí para escucharles y que estoy abierta a las criticas constructivas: Si yo no lo sé, no voy a poder buscar una solución”, dice la profesora viguesa, que, con todo, prefiere otras vías para comunicarse con las familias como telegram, por motivos de “privacidad” y “flexibilidad” en los tiempos de respuesta. 

Instrucciones a principio de curso 

El caso de Sara Rapela (1994) es diferente. Ella sí apuesta por whastapp para comunicarse con las familias de los trece alumnos de su tutoría de 1º y 2º de EP, para lo que a principio de curso ha enviado un protocolo de uso con normas sencillas planteadas de forma esquemática. “O obxectivo do grupo é informar sobre a actividade da aula de forma rápida”, “información sí, rumores non”, “respetar o horario do grupo. Salvo urxencias, de luns a venres ata ás 20.00 horas”, puede leerse un dibujo que adquiere la propia forma de una conversación a través de esta app y elaborada por la propia maestra, que se muestra orgullosa del comportamiento de las familias y que coincide en la importancia de las reuniones reales y presenciales: “Es fundamental tener comunicación y que familia y escuela trabajen de la mano, de forma cooperativa, siguiendo una misma línea”.