“Mucho ojo” y “tiene tela”. Son las expresiones que más repite el psicólogo José Antonio Rial Boubeta mientras analiza las cifras del estudio Impacto de la Tecnología en la Adolescencia (2021, pp 73 - 90), llevado a cabo el pasado año por UNICEF con una muestra de más de 50.000 adolescentes españoles y del que él ha sido su responsable científico, al frente de un comité de expertos internacional. 

En el Día Internacional contra el Bullying y a quienes crean que este es un asunto ya superado, el experto les advierte: “La mayor parte de las estadísticas relacionadas con la violencia en jóvenes — filioparental, de género, acoso escolar — están experimentado repuntes en los últimos años, la tendencia es previa a la pandemia y el problema podría estar siendo infravalorado en las estadísticas oficiales. O no estamos preguntando lo suficiente, o no lo estamos haciendo bien”.

Antonio Rial Boubeta, director de la Unidad de investigación de Psicología del consumidor de la USC y miembro del Alto Comisionado de la ONU contra el acoso escolar y director de la Unidad XOAN ALVAREZ

“La mayor parte de las estadísticas relacionadas con la violencia en jóvenes están experimentado repuntes en los últimos años, la tendencia es previa a la pandemia y el problema podría estar siendo infravalorado en las estadísticas oficiales”.

Ni son cosas de niños, ni se trata solo de cifras. Hablamos de jóvenes con nombre y apellidos que sufren maltrato por parte de sus propios compañeros, muchas veces a la vista de todos, y de forma repetida hasta el punto de mostrar hasta seis veces más probabilidades de presentar trastornos psicológicos como la depresión; y hasta cinco de manifestar ideaciones relacionadas con quitarse la vida. Tendencias, por su parte, cada vez más preocupantes en nuestro país: si el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte no natural entre los jóvenes de 15 a 29 años, los expertos señalan que, por cada defunción consumada, existen 20 tentativas detrás. 

Radiografía del acoso escolar para Galicia y España DATOS RECOGIDOS EN EL ESTUDIO TECNOLOGÍA EN LA ADOLESCENCIA (UNICEF Y USC), 2021. INFOGRAFÍA DE SIMÓN ESPINOSA

Por el 2 de Mayo, y también los otros 364 días del año, conviene recordar la magnitud de esta lacra a la que debe hacer frente la sociedad al completo y, para eso, el primer paso es conocer sus características, una tarea nada desdeñable si tenemos en cuenta que al menos una de cada cuatro víctimas no lo cuenta nunca o tarda meses en hacerlo. ¿El segundo paso? Mover ficha. 

Las cinco C para detectarlo 

1. -Cambios. Empiezan a pasar cosas que antes lo pasaban: la víctima empieza a sacar malas notas, pierde el material escolar o la ropa…

2. - Campanas. Las pellas, el absentismo. Falta mucho al colegio o se pone malo a menudo, está somatizando por el estrés que le produce ser víctima. 

3.- Cuerpo. El de una persona que sufre acoso reiterado, no engaña: no aguanta la mirada, la agacha; va con la capucha puesta, encogida, quiere pasar desapercibida. 

4.- Costumbres. Por ejemplo:siempre va al baño al llegar del patio: no es una manía, está evitando coincidir con el resto de compañeros en el lavabo; sale el primero y llega el último: no quiere estar en clase en ausencia del profesor; va siempre a la biblioteca en el recreo: puede que no sea precisamente por ser un niño muy aplicado… 

5.- Comunicación de calidad. Es la gran C, sobre todo en las familias. Hay que hablar mucho con los hijos, hay que hablar con interés real y con nombres y apellidos, porque el niño que sufre acoso no quiere decirlo; y, si no trabajas mucho la confianza, no te lo va a contar. 

Grandes carencias emocionales 

En la radiografía para España y Galicia sorprende cuanto menos que la diferencia siga estando tan penalizada en pleno SXXI: ¿Sabían que rasgos del aspecto físico como la obesidad o ser bajito, o cuestiones relacionadas con la orientación sexual o la identidad de género, continúan en el top de motivos más habituales de acoso

Quizás también les llame la atención que la víctima sea al mismo tiempo agresora en el 45,8% de los casos de bullying y hasta en el 52,4% de los de ciberbullying. 

Radiografía del acoso escolar en España DATOS RECOGIDOS EN EL ESTUDIO TECNOLOGÍA EN LA ADOLESCENCIA (UNICEF Y USC), 2021. INFOGRAFÍA DE SIMÓN ESPINOSA

“Los receptores del maltrato pueden llegar a reproducir las conductas que ellas mismas han sufrido. Es importante detectar, valorar y tratar cada caso, y tener en cuenta que también los acosadores requieren nuestra atención. Es obvio que una persona con una conducta disruptiva necesita ayuda”, comenta el experimentado pedagogo José Carlos Otero López, miembro de la directiva de la APEGA. 

"En la mayor parte de los casos, el agresor no presenta un perfil psicopático, sino que se suele ser uno más, eso sí, con cierta dureza emocional, carencias a nivel de autoestima, empatía, tolerancia a la frustración y gestión de sus emociones…"

Y más allá va Boubeta: “Evidentemente, la prioridad es la víctima, pero, vistos los datos, antes incluso de preguntarse por si su hijo está siendo acosado, usted tiene que plantearse si es él quien está abusando de otros. En la mayor parte de los casos, el agresor no presenta un perfil psicopático, sino que se suele ser uno más, eso sí, con cierta dureza emocional, carencias a nivel de autoestima, pero sobre todo de empatía, tolerancia a la frustración y gestión de sus emociones…” 

Competencias humanas antes que digitales 

Preguntado por el peso de las redes sociales en toda esta problemática, el experto y también miembro del Alto Comisionado de la Unesco contra el Acoso Escolar, responde que sí existe una correlación: “A través de características como el anonimato o la impunidad, se crea un ecosistema propicio para el ciberacoso, que potencia esas mismas conductas también offline. Por un lado, tenemos individuos cada vez menos empáticos que no ven las consecuencias de lo que hacen y, por el otro, es probable que una persona incapaz de insultar a otra cara a cara en el día a día, sí lo haga a través de las RRSS. En el contexto digital se ha normalizado de forma alarmante el insulto y la violencia”, describe para preguntarse: “¿Podemos enseñar a usar Internet de forma sana y responsable sin haber trabajado antes la asertividad, la autoestima, o, por supuesto, la empatía…? La respuesta es no ¿Educación digital? claro que sí; pero, sobre todo, Educación con mayúsculas”. 

“¿Podemos enseñar a usar Internet de forma sana y responsable sin haber trabajado antes la asertividad, la autoestima, o, por supuesto, la empatía…? La respuesta es no ¿Educación digital? claro que sí; pero, sobre todo, Educación con mayúsculas”.

Empatía es, precisamente, la palabra a la que aluden todos los expertos a la hora de frenar la violencia. “Entendida como la capacidad de ponerse en el lugar del otro, es la base para evitar esta lacra y debe fomentarse de forma transversal desde pequeños”, sostiene el pedagogo Otero López. Una responsabilidad de todos, que puede trabajarse “en todos los entornos”, tal y como cuenta a su vez Rafa Pérez de Lis Nieto, psicólogo de la asociación Arela especializado en prácticas restaurativas, a quien preguntamos por las claves para trabajarla: 

3 consejos para fomentar la empatía

1.- Lo primero es que nosotros mismos nos convirtamos en un modelo de empatía y para eso es fundamental trabajar la escucha empática: prestar atención, no juzgar, no quitar hierro al problema del otro… A la hora de aconsejar, mejor preguntas que afirmaciones y, frente a un conflicto, evitar cuestiones que lleven implícita una acusación: podemos sustituir el por qué por el que pasó, qué pensabas, a quién crees que le ha afectado…

2.- Puede resultar curioso, pero verbalizar las emociones consigue que las racionalicemos; el solo hecho de decir que estamos enfadados, ya reduce nuestro enfado. Por eso, es muy interesante enseñarles a reconocer sus emociones, ampliar el vocabulario del que disponen para expresar y entender cómo se sienten; y trabajar con juegos de rol play, que les pongan en situaciones a las que no están acostumbrados.  

3.- Los círculos restaurativos fomentan la participación responsable, la creación de vínculos y un mayor conocimiento del otro. Empezamos con preguntas que no tienen ninguna carga emocional y, a medida que avanzamos en este tipo de prácticas, vamos haciendo cuestiones más personales. Se van creando espacios sanos en los que se sienten seguros — esto es fundamental en educación— y se da lugar una comunidad más fuerte y preparada para afrontar mejor los conflictos cuando lleguen, porque, como en toda comunidad , llegarán inevitablemente. 

Coordinador de Bienestar, la nueva figura clave  

De cara al próximo curso 2022-2023, está previsto que entre en funcionamiento en todos los centros educativos una nueva figura que, se espera, juegue un papel clave contra el maltrato escolar. Es el coordinador/ a de Bienestar, recogido en el Artículo 35 de la Ley orgánica 8/2021, del 4 de junio, y del que parece saberse todavía poco. 

“¿Qué tipo de formación se le exigirá a este coordinador?, ¿será un miembro del claustro o un profesional externo?, ¿con qué presupuesto se va a contar?”, se pregunta en esta línea Otero López desde la APEGA, que valora positivamente que la inclusión de este nuevo perfil se extienda a los clubes deportivos y de ocio al tiempo que recuerda que Galicia cuenta ya desde 2015 con un decreto que regula la lucha contra el bullying en los colegios

Educación con mayúsculas

“Que exista una persona con formación, tiempo y capacidad para ser referente y motor en cada centro marcará la diferencia, pero para eso es necesario que tenga el apoyo adecuado. De momento, parece que estamos todavía ante una declaración de intenciones, muy meritoria, por supuesto, pero habrá que esperar a ver su desarrollo posterior”, valora por su parte Rial Boubeta, que, sin dejar de poner en valor a Galicia como una de las CCAA pioneras en esta materia, insiste en la necesidad de ir más allá.

"Invirtamos tiempo y recursos, y apostemos por un modelo educativo que forme ante todo a personas. Invirtamos en el fomento de las competencias humanas. No lo digo yo, lo decían Sócrates, Mandela y Aristóteles. Hagámosles caso"

“El acoso tiene consecuencias muy graves y las tasas de depresión infanto-juvenil suponen un problema enorme en España en general, y Galicia no es una excepción. Tenemos que preocuparnos, pero sobre todo ocuparnos, ser capaces de calibrar bien la magnitud del problema y abordarlo con rigor. Invirtamos tiempo y recursos, y apostemos por un modelo educativo que forme ante todo a personas; dejemos a un lado la obsesión por el rendimiento académico y la especialización desde edades tempranas; e invirtamos en el fomento de las competencias humanas. No lo digo yo, lo dicen referentes como Javier Urra o José Antonio Marina…. Lo decían Sócrates, Mandela y Aristóteles. Hagámosles caso”. 

Galicia acoge el Congreso anual de Tutoría entre Iguales Envato Elements

Galicia será la sede del Congreso anual de Tutoría entre Iguales (TEI) este fin de semana 

Tutoría entre Iguales (TEI), el programa de prevención del bullying con mayor implantación en España (1400 centros adheridos) y Europa, celebrará su congreso anual este fin de semana en Sada (A Coruña). Un evento abierto a toda la comunidad docente y a las familias para crear espacios de reflexión y comunicación, en el que se compartan experiencias y resultados, además de abrir nuevas líneas de trabajo en áreas como el entorno deportivo. 

La filosofía de trabajo de Tutoría entre Iguales se basa en implicar al 100% del alumnado en la lucha contra el acoso escolar a través de la ayuda mutua y la creación de una conciencia de grupo: “Todos los niños tienen un tutor de dos años más de edad, que está preparado para detectar hasta 30 tipos de maltrato y con el que están en contacto continuo a través de actividades de cohesión. En cuanto se identifica una conducta negativa, se le transmite al tutor, con lo cual se evita la repetición del maltrato y se elimina el desequilibrio de fuerzas porque ‘yo siempre tengo a alguien mayor que sé que me va a ayudar’”, explica así Javier Pérez Aznar, especialista, formador de docentes y miembro del grupo TEI, y completa: “Además, eliminamos la figura del chivato: ya no es tal cosa, sino un tutor que evita el acoso de su tutorizado; y nos interesa que esté implicada la víctima, pero también el acosador: queremos darle la oportunidad de hacer cosas buenas”. 

“Siempre pongo el mismo ejemplo. Imagina que tengo una bola de papel en la mano y quiero tirarla al suelo. En una calle sucia en la que a nadie le importa la limpieza, el que la acabe tirando o no, dependerá únicamente de mi conciencia. Pero en un espacio limpio, repleto de personas concienciadas frente a la suciedad, ya no dependerá solo de mí. Lo mismo ocurre con el acoso escolar: si le bajo los pantalones a alguien y todo el mundo se ríe, será fácil hacerlo; pero si me dicen: ‘aquí no nos gusta’, ‘aquí no hacemos eso’, la cosa ya es distinta”.