“Ante todo maestro”, Manu Velasco completa su larga trayectoria profesional con un Máster oficial en Diseño Tecnopedagógico y más de una decena de premios. Es también autor de los libros “Soñando personas”, “Diccionario de personas especiales” y “La pandilla ON” y creador del portal educativo ayudaparamaestros.com, con más de 103 millones de visitas y 2 millones de seguidores en redes sociales. 

Los próximos 16 y 17 de septiembre participará en el VI Foro de Educación FARO EDUCA para reflexionar, al lado de la comunidad educativa y las familias, sobre la importancia de “Educar con las otras TIC (Ternura, Interés y Cariño)” y responder a algunos de los interrogantes más importantes de la actualidad del sector. 


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– Dice que “con la innovación pasa como con la purpurina”, ¿a qué se refiere? 

– Cualquiera que piense en sus clases de Infantil, recordará cómo, cuando se abría un bote de purpurina, ya no había forma de contenerla: pasaba de unos pupitres a otros, de unas manos a otras. Lo mismo ocurre con la innovación, que se extiende y se propaga entre docentes y centros. Tenemos que compartir nuestras experiencias e inspirarnos en las buenas prácticas de otros. 

“Me gusta mucho que mis alumnos utilicen la tecnología, pero nada que ella les utilice a ellos. La asignatura en la que más aprenden se llama ejemplo”

– ¿Qué es realmente innovar en educación?

– Esta es una pregunta que hace años era capaz de contestar, pero que ahora respondo a la inversa: innovar no es saturar. Estamos llenando los centros de ornamentación, de pirotecnia metodológica y tecnológica y eso genera estrés y ruido y deja poco espacio para la verdadera creatividad y para mirar a los ojos a nuestros alumnos, que es algo fundamental: tenemos que convertirnos en expertos en leer miradas porque de ahí saldrá la verdadera innovación. Muchas veces: menos es más.

“Algún día, tendría que aprobarse la LOERECE: ‘Ley Orgánica de Educación que Realmente Escuche a la Comunidad Educativa’”

– ¿Por dónde empezamos? 

Una de las primeras cosas que debemos hacer como docentes es conocer a quién tenemos en clase. Para eso, tenemos que descubrir sus talentos y preocupaciones, saber qué les está pasando, lo que traen en la mochila… porque si no están bien emocionalmente, es difícil que se pueda generar una situación de verdadero aprendizaje significativo

"En este momento, necesitamos a más gente buscando soluciones que problemas; un compañero mío decía: “No acepto quejas sin propuestas”

– ¿ Las emociones son clave? 

– Lo queramos o no, como docentes vamos a tocar el corazón de nuestros alumnos y debemos tratar que la huella que dejemos sea dulce y no amarga. Para eso están “las otras TIC”: Ternura, Interés y Cariño. La mayor innovación atemporal que existe y que siempre está de moda es querer al alumno: ellos no podrían aprender de una persona que saben que no les quiere. Y cuando hablo de querer no me refiero a ser un oso amoroso que esté todo el día dando abrazos. 

Se quiere con la presencia, con la escucha, con la mirada y el respeto… y eso ayuda a generar un clima de confianza mucho más idóneo para el aprendizaje. Está demostrado que, cuando confían en nosotros, aumentan nuestra energía, lucidez y pensamiento creativo. 

"A veces cometemos el error de demandar su atención, cuando de lo que se trata es de generarla"

– ¿Qué otros botes de purpurina podemos abrir? 

– El optimismo es fundamental, somos dueños de nuestra actitud y debemos intentar ver las flores para disfrutar y cuidar de ellas. También las soluciones: en este momento necesitamos a más gente buscando soluciones que problemas; un compañero mío decía: “No acepto quejas sin propuestas”. Otro bote que necesitamos es tiempo: tiempo para respetar los ritmos de aprendizaje de nuestros alumnos, eso sí sería una gran innovación educativa, y tiempo para surfear las olas que nos llegan día a día en educación.  

– ¿Y si hablamos de esas otras “otras TIC”? Me refiero ahora a la tecnología... 

– A mí me gusta mucho que mis alumnos utilicen la tecnología, pero no me gusta nada que la tecnología les utilice a ellos. Las TIC son un gran tren con potencial para llevarnos a lugares maravillosos, pero sus vías deben recaer siempre sobre la pedagogía. Sin darnos cuenta, hemos hecho una dejación de funciones en el entorno digital y hemos mandado a nuestros hijos y alumnos al mar de internet en una barca pinchada y sin remos; e internet es un mar maravilloso con peces de colores, pero en él también hay piratas, pederastas, sexting… 

– ¿Cómo arreglamos la barca? 

– Debemos prevenirles, desarrollar su competencia digital desde muy pequeñitos, saber qué tienen que saber nuestros alumnos de Internet en cada curso y transmitírselo. Creo que tendríamos que secuenciar y desarrollar la competencia digital en todas las etapas educativas. Tampoco debemos de olvidar que la asignatura en la que más aprenden se llama ejemplo. 

– ¿Qué hay de la motivación?, ¿es más difícil en una época en la que el alumnado parece hiperestimulado?

– Sí, están sometidos a una gran cantidad de estímulos y por ello en muchas ocasiones nos puede costar más conseguir su atención, pero a veces cometemos el error de demandarla, cuando de lo que se trata es de generarla. Eso se consigue haciendo que sean conscientes de aquello que no saben y de la utilidad de aprenderlo. 

– ¿El valor del docente ?

– Fundamental. Claro está que lo más importante son y serán siempre los alumnos, pero los docentes tienen un papel principal; sobre todo en estos años de pandemia, ellos y ellas han salvado el sistema educativo. Y creo que no debería redactarse ninguna ley educativa sin tenerlos en cuenta. Una vez se lo dije a un consejero y no le hizo mucha gracia, pero creo que tendría que aprobarse la “LOERECE”: “Ley Orgánica de Educación que Realmente Escuche a la Comunidad Educativa”. 


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