Entrevista | Beatriz Ansede Bonome Pintora

“El arte nace de una necesidad interior, de una búsqueda de satisfacción personal”

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

Nacida en Irixoa, Betanzos, Beatriz Ansede reside desde hace tres décadas en Vigo, en donde tiene su estudio y se dedica a la pintura desde el año 1985. Se ha escrito de sus obras que, en ellas, plasma de forma clara e inequívoca su personalidad, ofreciendo lienzos que transmiten una gran calma y alegría, a la vez que reflejan una búsqueda incansable por ofrecer algo nuevo, diferente y distinto. A lo largo de su carrera profesional ha colaborado con diferentes instituciones y participado en numerosos proyectos solidarios en los que ha aportado su obra y su interés a diferentes causas y entidades, como Aldeas Infantiles en Vigo, Artistas Solidarios con el pueblo Masai en Santiago, el Comité Antisida de Ourense o Ancianos del Mundo en Lugo. Su obra se encuentra en colecciones en distintas entidades bancarias, ayuntamientos y colecciones privadas de Galicia, así como del resto de España y otros países. Ha participado como ilustradora en varios libros de poesía.

Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno, lo cual aplicado al arte, podría reinterpretarse como lo pequeño, si bueno, dos veces grande. El TERRITORIO DE ARTISTA de Beatriz Ansede no destaca por sus dimensiones… Bueno, sí destaca por ellas, pero porque son pequeñas, pero eso puede resultar pertinente, entre otras razones porque en él ni siquiera los cuadros pueden esconderse: “Lo que veis es lo que soy”, cantaba en sus buenos tiempos Yosi, el líder de Los Suaves. Y algo parecido ocurre aquí: “Tengo este estudio desde hace veinte años –cuenta Beatriz–. Antes incordiaba en el salón de mi casa, que es más grande que esto, pero llegó un momento en que no podía ser. Así que me vine para aquí, en principio con una intención de provisionalidad, pensando en que después podría adquirir un espacio más grande, pero las cosas se torcieron, se acabaron los tiempos de bonanza en el mundo del arte, pero bueno… ¡Me las arreglo!”.

Y es que después de dos décadas, Beatriz admite que incluso le cuesta crear en otro espacio, en otro TERRITORIO, que no sea precisamente este: “Sí –asiente– cuando cambias de espacio, tienes la sensación como de que empiezas de nuevo. Yo, por ejemplo, me paso los veranos en una casa en Betanzos, con unos bajos maravillosos, y siempre acudo allí con la intención de pintar, pero al final… lo hago que es relajarme, no pinto, porque no soy capaz de centrarme, no sé ni por dónde empezar, eso una cosa extraña, sí…”. Pero, como ya hemos constatado, estos territorios no sólo sirven para trabajar; en unas ocasiones actúan como refugios, en otras cual lugares de meditación, o de alejamiento de eso que llaman mundanal ruido: “Yo siempre digo que este es mi santuario. Yo entro aquí, cierro la puerta, y no entra nadie si yo no quiero. Recibo a gente, sí, pero si me llaman antes. Sin embargo, antes del Covid acostumbraba a hacer tertulias, pero es que a mí el Covid me rompió muchísimo, totalmente, incluso en el ritmo de trabajo: estuve dos meses y medio sin salir de casa y sin pisar este estudio. Y desde entonces aquí no se volvió a hacer ninguna tertulia más, ni nada de nada. Es que, ¿sabes?, para mí pintar no es coser un botón. En ocasiones yo vengo aquí con la intención de trabajar y, aunque en el arte siempre se está trabajando, a veces me siento y pienso, y medito…

Territorio de artista: Beatriz Ansede Bonome

Beatriz Ansede, en su taller-estudio, con algunos de sus cuadros y "aparejos" de pintar. / Alba Villar

–Es que para empezar a pintar un cuadro, antes hay que pensar… o sentir ¿no?

–Sentir, sí, hay que sentir. Algunas veces no estoy con el pincel o la espátula en la mano, pero estoy pensando, repasando cosas…Y suele ocurrir que cuando la obra no me sale como yo quiero, opto por castigarla: se puede quedar ahí, ella sola o en compañía de otras, durante meses, hasta años… pero cuando veo el fallo , la retomo de nuevo. Es que acostumbra a suceder que, cuando estás muy metida en las cosas, no eres capaz de visualizar qué error has cometido.

–Se empieza pintando, y se acaba por ser pintora. ¿En qué momento llegó usted a la conclusión de que la pintura iba a ser su mundo?

–La verdad es que no lo sé. Lo que sí sé es que desde niña tenía una tendencia, de hecho mi madre guardaba todo lo que dibujaba o pintaba: flores, paisajes, muñecos…Yo también me pregunto ¿el pintor nace o se hace? Y he llegado a la conclusión de que naces con una tendencia pero, después, por circunstancias de la vida, esa tendencia puede seguir o no… En mi caso, yo incluso hice la carrera de Enfermería, pero nunca la ejercí. Así que me salí con la mía, hice lo que quise, y lo que quería hacer era dedicarme a la pintura, y lo hice además de manera autodidacta.

–¿Cómo ha caminado usted hacia su propia identidad como artista?

– Yo, como casi todos, empecé por el arte figurativo, y poco a poco me fui separando, y no fue de manera voluntaria, no, es que te va llevando, ya no te conformas con lo que estás haciendo… Eso me pasó a mí, que fui eliminando cada vez más conceptos, y me fui quedando con la mancha, fui perdiendo la forma y quedándome más con el color, aunque creo que nunca llegaré a la abstracción total. Por eso yo digo que la mía es una abstracción con sentido, no es la mancha por la mancha, siempre hay un porqué. Y por eso, aunque termine un cuadro abstracto, siempre lo inicio con una figuración.

Territorio de artista: Beatriz Ansede Bonome

Una de las obras de Ansede. / Alba Villar

–A todos los pintores se les etiqueta: expresionistas, impresionistas, surrealistas …¿Es el pintor el que elige la manera en que concible cómo va a ser su arte, son las circunstancias o son “los otros”, entendiendo por los otros los críticos y el público?

–En ese sentido voy por libre, hago lo que me apetece, lo que me llama en cada momento. ¿Que influye lo que estoy viendo a mi alrededor? Pues sí, es posible, sobre todo inconscientemente, pero desde luego no porque esté de moda, para nada, a mí eso me trae sin cuidado. Cuando aún hacía figuración ya había mucha abstraccción,pero eso no me influyó en absoluto. Ocurrió que llegó un momento en que decidí dar el paso, aunque lo hice poco a poco.

–Din Matamoro nos decía que una obra no está terminada hasta que se muestra al publico ¿Y usted?

–Es complicadísimo decir cuándo una obra está terminada. En principio, pienso que una obra está terminada en el momento en que el autor quiera ponerle el final. Y aún así, eso no quiere decir que esté terminada, porque por una obra puede pasar muchísimo tiempo y llegado un momento puede resultar que le ves cosas nuevas que aportar, al punto de que, sobre todo si se hace figuración, una obra puede no terminar nunca. Yo le pongo punto y final en el momento en que estoy satisfecha con lo que he hecho, pero reconozco que después me pueden surgir dudas…

–¿Qué es lo que busca en el arte?

–El arte es una necesidad interior mía. Por lo tanto, lo primero que busco es una satisfacción personal y, después, llegar al público.

–¿Y con un mensaje especial?

–Estoy muy implicada con el tema de la naturaleza, y en este momento diría que estoy obsesionada con los temas marinos. ¿Y un mensaje? Pues un poco sí, aunque a veces la gente no se entera. Considero que la pintura, y el arte en general, es comunicación y es sentimiento, pero confieso que no estoy segura de en qué orden.

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