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Te doy una canción

“Tata” Ford y “No woman, no cry”

Bob Marley, durante un concierto. Michael Ochs

Además de considerada una de las mejores canciones de Bob Marley, a “No woman, no cry” hay que añadir la peculiar característica de ser más escuchada en su interpretación en directo que en la de estudio. La pieza formó parte del álbum “Natty Dread” de 1974, pero fue su inclusión en “Live!”, publicado al año siguiente, la que la lanzó al estrellato. Lenguas malévolas han insinuado que Marley se la dedicó a su esposa, Rita, para hacerse perdonar un desliz amoroso con otra mujer pero, sin atreverme a poner la mano en el fuego porque esto hubiese sido o no cierto, prefiero quedarme con la historia de las dudas que existen acerca de la verdadera autoría de la letra y la música, legalmente atribuidas por el propio Bob a un tal Vincent “Tata” Ford, del que por la presente tengo mucho gusto en presentar a quienes carezcan de noticias de él.

Ambos, Bob y Tata, se conocieron en la adolescencia, al punto de que fue este Ford quien le enseñó a tocar la guitarra a Marley. También se dice que actuó de “celestino” en sus amoríos juveniles con su futura esposa, Rita, proporcionándoles una pequeña habitación en un patio comunitario denominado la Casbah, en Trench Town, en la que ella quedaría embarazada de su hijo Ziggy. A mediados de los 70, Ford regentaba un comedor social en la ciudad natal de la pareja, al que acudían los niños más pobres del barrio, así como no escasas mujeres que vivían en las más absolutas miseria y marginalidad.

En una de las versiones sobre la autoría de “No woman, no cry” se relata que Marley firmó su canción a nombre de Vincent para, con el dinero recaudado por derechos de autor, financiar el comedor social; en otra, se da por seguro que Tata había sido autor de la letra, y “casi con toda probabilidad”, de la música. Curiosamente Vicent Ford también figura como compositor de otras tres canciones más de Bob: “Roots Rock Reggae”, “Positive Vibration” y “Crazy Baldhead”.

Tras perder sus dos piernas a consecuencia de la diabetes, Vincent “Tata” Ford falleció en 2008, a los 68 años de edad. En la actualidad, la Casbah se ha convertido en un museo llamado Trench Town Culture Yard donde, entre otras cosas, podemos encontrarnos con aquella singular furgoneta que, con muchos humos, trasladaba de concierto en concierto por Jamaica a Bob Marley, sus músicos y otros amigos y amigas del vecindario.

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