Las urnas evalúan el cambio de ciclo en Galicia

Arranca la campaña de unas elecciones locales que en Galicia servirán también para tasar los nuevos liderazgos del PP y del PSdeG, con vistas a las autonómicas, y la fortaleza del Bloque como segunda fuerza en el Parlamento

De izquierda a derecha: Alfonso Rueda, Valentín Formoso y Ana Pontón

De izquierda a derecha: Alfonso Rueda, Valentín Formoso y Ana Pontón

X. A. Taboada

X. A. Taboada

Las elecciones marcan las carreras políticas y en Galicia, en esta ocasión, también serán un termómetro para medir el arranque de un nuevo ciclo político, dado que PP y PSOE estrenan liderazgos, Alfonso Rueda y Valentín González Formoso, respectivamente, que tendrán su bautismo de fuego el día 28, cuya campaña arrancó esta madrugada. Entre estos dos partidos en 2019 se repartieron 260 de las 313 alcaldías. Ahora toca pasar revista en la antesala de las generales y, sobre todo, con el radar puesto en las autonómicas de 2024, para las que estos comicios serán como una primera vuelta.

El tercer partido en discordia es el BNG. Su impacto en las municipales es más bien limitado, pues apenas gobierna una treintena de municipios, pero es la segunda fuerza en el Parlamento, con 19 escaños, y ahora tiene una prueba para confirmar si se consolida un tiempo nuevo para el nacionalismo.

El PP

El PP es la única formación que se presenta en todos los concellos y también la que más alcaldes tiene (153). Ha sido hegemónico y con Rueda, que antes de presidir el PPdeG operaba en la sala de máquinas, no parece que vaya a cambiar el escenario. Pero tiene un punto débil muy definido: el voto urbano. Gobierna en media Galicia, pero no rige en ninguna ciudad y solo ostenta el bastón de mando en una Diputación, la de Ourense, a cambio de entregar el Concello de la capital a Jácome.

Los populares obtuvieron en 2019 el 33,34% de los votos y, aunque solo por 9.000 papeletas de diferencia sobre los socialistas, fueron la fuerza más votada. Rueda afronta el reto de repetir como mínimo estos resultados y, además, ganar presencia en las ciudades para que esa hegemonía en las urnas no quede coja y, en la práctica, reducida a la Galicia rural y a villas medianas. Será su primera vez como director de orquesta y también con un equipo nuevo, porque Feijóo se llevó con él a Madrid a casi todos los operarios de la maquinaria electoral anterior.

El PSOE

Al igual que Rueda, Formoso afronta sus primeros comicios como jefe de filas. A su favor juega que el PSOE es el partido con más cambios de líder y está acostumbrado a moverse con automatismos mientras se alternan sus dirigentes. Suyo es el poder urbano, con tres diputaciones y los ayuntamientos de Vigo, A Coruña, Santiago, Lugo y Ferrol, en solitario o con alianzas.

Con los 494.526 votos en 2019 (el 32,73%), el desafío de Formoso es disputarle la hegemonía al PP y conservar el poder urbano, que en el caso socialista está mucho más asociado que en otros partidos a los liderazgos singulares de sus alcaldes. El 28 de mayo se pasará examen a Formoso con unas consecuencias que además pueden marcar su carrera política, porque también es candidato a la alcaldía de As Pontes y a la presidencia de la Diputación de A Coruña, por lo que un traspiés electoral podría malograr las opciones de su partido en las próximas citas electorales. No obstante, en el PSdeG se actúa con una especie de bicefalia tras la recuperación para la primera fila política de José Ramón Gómez Besteiro como nuevo delegado del Gobierno y la vista puesta en San Caetano.

El BNG

El BNG por supuesto que también tiene interés en las municipales, pero siendo realistas, los nacionalistas tienen el gran objetivo de revalidar su segunda posición en los comicios autonómicos del próximo año y confirmarse ya como sólida alternativa al PP. Y para ello, una mejora de los resultados municipales, sobre todo el urbano, sería un buen pilar en el que apoyarse para tomar impulso.

Su respaldo actual es del 12,44%, lo que le permitió ganar una treintena de alcaldías. Sí, gobierna en Pontevedra, su única ciudad, y sus votos permitieron elegir alcaldes y presidentes de diputaciones de izquierdas allí donde no hay mayorías absolutas, pero en el resto de las urbes, su presencia es poco más que testimonial: un edil en Vigo, dos en A Coruña, Santiago, Ourense y Ferrol y cinco en Lugo.

La izquierda rupturista

Las “mareas”, bajo diferentes fórmulas, se presentan en una veintena de concellos. Para ellas es su prueba de fuego, en el sentido de ver si son capaces de mantener unas mínimas expectativas para el futuro o confirmar su defunción definitiva.

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