La consolidación del comercio electrónico es, sin duda, uno de los cambios en las pautas de consumo acelerados por la pandemia que no tiene vuelta atrás. Hace un año, cuando solo se podía salir de casa para ir al supermercado, la farmacia y poco más, las compras por internet aumentaron cuatro puntos en Galicia, hasta alcanzar el 14% de los pagos. Ahora, con las calles abiertas y a pesar de la mayor actividad, el porcentaje no se ha movido ni un ápice, según el último balance del Observatorio Abanca by Ieside a partir del análisis diario de las tarjetas de los 875.000 clientes de la primera entidad financiera de la comunidad y TPV de casi la mitad de los establecimientos gallegos.
Moda y complementos, que, según el estudio empiezan a ver un poco de luz tras la larga travesía de las ventas por el desierto a causa del confinamiento y la incertidumbre en el bolsillo de los hogares, protagonizan desde hace tiempo ya todo lo que puede dar de sí el ecommerce y el efecto tractor para otros sectores, especialmente el transporte y la logística. La crisis del coronavirus deja una metamorfosis histórica también en ellos y un nuevo nicho de negocio con un potencial insólito hasta ahora: la entrega final del producto o, como se le conoce ya, la última milla. Ahí está la razón del bum del empleo en Galicia en actividades postales y de correos.
La comunidad sumó 535 altas de repartidores en el último año. En marzo de 2020, cuando empezó la pandemia, había 4.222 y el mes pasado acabó con 4.757, según los últimos datos de la Seguridad Social recopilados por el Instituto Galego de Estatística (IGE). El incremento en Galicia, un 12,7%, es ligeramente superior al del conjunto del país, (12,3%), con 10.253 nuevos repartidores. El total roza los 93.600.
El mayor ascenso en la región está en la provincia de Pontevedra (17,4%), seguida de A Coruña (13,6%). La evolución en las provincias de interior no tiene nada que ver. El alza del empleo entre los repartidores en Ourense desde marzo de 2020 fue del 6,2% y únicamente el 0,2% en Lugo. Aragón y Castilla y León lideran la expansión de efectivos en el sector con subidas del 19,1% y el 18,2%, respectivamente. Los crecimientos en Madrid y Murcia rondan el 16%. Canarias y Extremadura van a la cola, alrededor del 5%, solo por delante de Navarra (1,1%).
El 85% de los trabajadores del negocio del reparto en Galicia (4.040) cotizan en el régimen general. Son empleados de una empresa. El 15% restante, 717, son autónomos. Entre estos últimos está el gran salto laboral. Engordó un 33,5% desde marzo del pasado ejercicio y no hay ni un solo mes sin alzas. En comparación con 2015, cuando había 398, el número de autónomos en las actividades postales y de correos en Galicia aumentó un 80%. El ascenso anual de los asalariados del sector en la comunidad fue del 9,6% –aunque con importantes oscilaciones y un pico de 4.362 en diciembre, coincidiendo con el repunte del consumo por Navidad– y del 33% respecto a 2015.
“Es evidente que se está disparando en sectores donde aparentemente tiene que haber una subid por el cambio de modelo de consumo. Se compra más por internet, lo que implica mayor movimiento de mercancías y, sobre todo, el transporte de última milla”
“Mayoritariamente utilizan el régimen de autónomos para darse de alta –añade– en un camino perverso”. En muchos casos, sostiene Abad, “son falsos autónomos” porque la organización de su trabajo depende de plataformas o firmas logísticas” que se ahorran los costes laborales. “Los que aceptan esas condiciones buscan su alimento y el de sus familias”, afirma, pero la consecuencia es “la destrucción en el mercado de trabajo de algo que estaba perfectamente reglado”.
“Basta con ver los anuncios de Amazon Flex, que busca repartidores preguntándole a la gente si quiere un extra Entran personas que no tienen ninguna relación con el sector a transportar mercancías incluso en vehículos particulares”
La modificación de la ley que exigía una tarjeta de transporte para los repartos con un vehículo de peso máximo de 3.500 kilogramos y la reducción de ese límite a los 2.000 hizo proliferar “de forma legal, pero en condiciones claramente diferentes” el sector. “Basta con ver los anuncios de Amazon Flex, que busca repartidores preguntándole a la gente si quiere un extra –describe Eduardo Abad–. Entran personas que no tienen ninguna relación con el sector a transportar mercancías incluso en vehículos particulares”. El máximo responsable de UPTA lo tiene claro: existe dumping porque los precios se han alterado.
El Ministerio de Trabajo consensuó hace unas semanas con patronal y sindicatos la normativa sobre los repartidores de plataformas. Serán asalariados a todas luces. Aunque el objetivo del departamento que dirige Yolanda Díaz era ir más allá de los riders, el resto de trabajadores de estas nuevas empresas serán incluidos en siguientes cambios legales. Abad duda de su efectividad porque “ya antes de la ley el colectivo eran claramente falsos autónomos”.
Una parte del colectivo se sigue reivindicando como trabajadores por cuenta propia
A pesar de la jurisprudencia dictada por el Supremo tras las diferencias en los fallos de primera instancia que confirma que los riders de las plataformas son asalariados, una parte del sector defiende su opción de mantenerse como autónomos. En la imagen, uno de ellos por las calles de Vigo.