Frente común en Vea para frenar un parque eólico

Vecinos de Frades, Santo André de Vea, Santa Mariña de Barcala, San Xurxo de Vea o Couso se organizan en una plataforma y se movilizan contra el polígono Monte Xesteiros | Irán al juzgado de la mano de Adega

Votación a mano alcazada en una de las reuniones para movilizaciones.

Votación a mano alcazada en una de las reuniones para movilizaciones. / Cedida

Ana Cela

Ana Cela

La historia se remonta a 2010 e instala su primer hito en 2011, año en el que la firma Norvento solicita autorización administrativa para la construcción de un parque eólico de un tamaño diferente al que hoy en día promueve en tierras de A Estrada. Su nombre merece mención aparte. Se le bautiza oficialmente como Monte Xesteiros, quizás porque, de inicio, estaba previsto que terminase en el cuntiense Monte Xesteiras, donde la presencia del radar meteorológico de Galicia supone una especie de cortafuegos para la instalación de molinos de aprovechamiento de la energía del viento. De aquel proyecto inicial se fueron cayendo aerogeneradores por el camino, pasando a proponerse un polígono con ocho para montes de la zona de Vea y quedándose finalmente en seis, según los últimos datos.

Después de años de parón, en agosto de 2023 se presentó el proyecto a los afectados. Y comenzaron a llover las alegaciones. Desde la cima del Xesteiras, una cadena montañosa va descendiendo en dirección al río Ulla. En su cresta es donde se pretende instalar los nuevos aerogeneradores, afectando a las parroquias de Frades, Santa Mariña de Barcala, Santo André de Vea y San Xurxo de Vea. La cuestión es que, muy cerca de la cima de los montes escogidos, existen muchas aldeas que quedarían situadas a escasa distancia de gigantes de 200 metros de altura, pensados para aprovechar toda la energía eólica que puedan arañar con sus grandes aspas. Aunque los afectados aseguran que no tienen nada en contra de las energías renovables, se han levantado en pie de guerra y marchan ya para impedir que esta industria planee sobre sus propias cabezas.

Luz verde

El parque eólico Monte Xesteiros obtuvo la autorización administrativa el 5 de enero de 2024, aunque no fue hasta pasadas el 21 de febrero –tres días después de las últimas elecciones autonómicas– cuando trascendió oficialmente a través del Diario Oficial de Galicia (DOG) este visto bueno. Indican que en esta autorización se recoge con claridad que la consellería aporta a diferentes administraciones –con el Concello de A Estrada en la cabeza de esta lista– la adenda presentada por la empresa promotora para cumplir con las indicaciones realizadas por la administración.

Fue este documento el que fueron a buscar –al menos desde el punto de vista informativo– los vecinos al último pleno de la corporación municipal, al objeto de poder fundamentar en mayor y mejor medida un recurso de alzada que se considera base para poder, seguidamente, acudir a la vía judicial con un contencioso-administrativo contra la autorización otorgada por la Xunta a este parque eólico.

Algunos afectados acudieron al último pleno.

Algunos afectados acudieron al último pleno. / Bernabé/Javier Lalín

Las manos alzadas y el hombro dispuesto a arrimarse en un frente común están sorprendiendo a muchos de los que acuden estas semanas a la zona de Vea para estudiar cómo plantar batalla contra esta instalación industrial. Los vecinos presentaron, a título individual, y también por medio de distintas asociaciones de la zona, sus recursos de alzada, igual que hizo el propio Concello de A Estrada. Aun así, convencidos de que la unión se hace más necesaria que nunca para defenderse lo que es de todos, resolvieron constituir una plataforma vecinal que se planta frente al avance de este eólico.

“Hay mucha gente mayor en estas aldeas a las que les resulta difícil entender todo esto. La gente pensaba que, después de la autorización, no había nada qué hacer, que iban a empezar al día siguiente con las obras”, indican desde esta plataforma. Asumiendo la desinformación que acompaña a un proceso en el que el ciudadano de a pie no tiene más remedio que hacer un curso inmersivo en esta materia y a marchas forzadas, los vecinos no se han quedado quietos. Se han asesorado y rodeado de personas a las que el procedimiento no las pilla, precisamente, de cero. Además, asumen que están abocados a acabar en el juzgado y decidieron que la plataforma irá —en calidad de codemandante– de la mano de la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega).

Salud y aguas

Son muchas las cuestiones que preocupan a estos vecinos de A Estrada, pero hay dos que encierran, de algún modo, sus prioridades de acción: la cercanía del parque eólico a las viviendas –y, en consecuencia, su impacto sobre la salud de personas y animales– y la afección a las aguas.

Desde esta plataforma vecinal explican que los molinos de este eólico quedan todos a unos 600 metros de las casas. Remarcan que esto no sería posible con la modificación legislativa, si bien en el caso de este parque se permitiría con arreglo a que el proyecto es de 2011. “La distancia es muy importante porque, si tuvieran que dejar un kilómetro de separación, es probable que no pudiesen colocar ni un molino en el alto de este monte”, recalcan.

En este sentido, los afectados indican que hay “un montón de aldeas” que quedarían a menos de un kilómetro de alguno de los aerogeneradores de este parque eólico. Citaron entre ellos a Paramá, Calvelo u O Pazo, en Santo André de Vea; a Chaín, Frades, Subión, Fonteboa, Requián o Santa Mariña de Barcala.

En cuanto a la afección a las aguas, los vecinos remarcan que algunos de estos molinos están proyectados en zonas muy rocosas, en los mismos montes de los que proceden los manantiales de los que proceden las aguas que llegan a sus hogares, estimando que será preciso realizar voladuras y temiendo que, con ello, se puedan ver afectadas.

Impacto patrimonial

Aluden asimismo a la afección a mámoas, túmulos y otros muchos elementos del patrimonio local, entre los que se incluyen las iglesias románicas de Frades y Santa Mariña. Indican que por el impacto sobre esta última se retiró uno de los molinos, mientras que la iglesia de Frades se quedaría a 800 metros de otro de estos elementos, de 200 metros de altura. “No hay distancias para apantallar; ¿qué le van a colocar? ¿una cortina?”, cuestionan.

La plataforma señala además que todas las fincas incluidas en la poligonal del parque se verían afectadas en caso de sobre ellas se quiera realizar algo tan sencillo como la construcción de una vivienda, subrayando que tendría que pedir, también, premiso a Industria.

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