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Fútbol - Tercera RFEF

La entrenadora invisible

El Alondras ha incorporado esta temporada a su staff a la nutricionista Carla Freire

Carla Freire, nutricionista del Alondras, en su consulta en Moaña. | // GONZALO NÚÑEZ

El entrenamiento invisible es el compendio de hábitos saludables fuera del terreno de juego que tienen una importancia primordial en él, como el descanso, la gestión del estrés o, principalmente, la alimentación. Esto último lleva en el Alondras el nombre de Carla Freire, la nutricionista que el club ha incorporado este año al equipo de trabajo de la primera plantilla a instancias del técnico, José Antonio Rodríguez. Freire es la encargada del diseño y control de un plan individualizado para cada jugador con el objetivo de optimizar su rendimiento y ayudar en la prevención de lesiones.

“Son 22 jugadores y no hay una pauta genérica para todos, porque las edades son diferentes, hay gente que trabaja, que estudia o que solo se dedica al deporte, los metabolismos son distintos, etcétera”, afirma Carla Freire, que describe su tarea como algo “muy individualizado”. Su labor arrancó en el mes de agosto, después de que en las semanas anteriores contactase el club con ella para ofrecerle el puesto. “La figura de la alimentación es fundamental en el entrenamiento deportivo, y queríamos profesionalizar un poco más el primer equipo en este sentido”, apunta el técnico del Alondras, José Antonio Rodríguez, para justificar su decisión de incorporar una nutricionista a su staff. De hecho fue una de las prioridades que marcó a la directiva tras su renovación, siguiendo los pasos de otros clubes que ya habían implantado con éxito esta figura, como el Arenteiro.

Por la consulta que la nutricionista tiene en Moaña fueron pasando todos los integrantes de la plantilla rojiblanca para un primer contacto en el que se valoraron sus hábitos, su situación personal, sus conocimientos sobre el tema y su composición corporal, entre otros aspectos. A partir de ahí se establecieron unas pautas para cada uno de ellos y Freire se encarga de realizar un seguimiento. ¿La periodicidad? Nuevamente depende de cada caso. “A alguno lo veo semanalmente, otros tienen menos necesidad y es cada quince días y alguno una vez al mes para darle herramientas para mantener su estado físico”, relata Freire que, más allá de preocuparse de la alimentación, trata de profundizar en otros aspectos como “el descanso, la capacidad digestiva o el cómo está cada uno físicamente y emocionalmente”.

"Son 22 jugadores y no hay una pauta genérica a todos; es un trabajo muy individualizado", asegura

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La acogida del equipo, señala, “ha sido muy buena. La gente ya estaba concienciada del objetivo que perseguimos”, por lo que no hizo falta ninguna charla grupal a modo de punto de partida. También se muestra satisfecha con el nivel inicial presentado por los jugadores. “Era medio alto, la verdad es que me sorprendieron. Es cierto que hay alguno que tiene que hacer más trabajo que otros, pero en general ha estado bien. Y las ganas que tienen son de valorar, porque todo requiere un esfuerzo”, afirma.

En ese esfuerzo está el hecho de tener que encajar la vida laboral y personal de futbolistas que no son profesionales. “Es cierto, no es algo sencillo. La base es adaptarnos a cada uno porque las condiciones físicas son muy variables. Cristiano Ronaldo, por ejemplo, tiene en el fútbol su forma de vida, pero aquí solo es un extra”, explica.

Aunque se trata de una labor a medio-largo plazo, los resultados ya han comenzado a verse, “y si no se notan ya pondremos los medios para que sí se vean”, comenta Freire entre risas. “A lo mejor ahora no es visible físicamente desde fuera, en cuanto a perder mucho peso, pero cada uno tiene una meta distinta. A un jugador que tenga facilidad para acumular grasa no puedes ponerlo fino en mes y medio y que después no sepa seguir”, manifiesta. “Ellos me transmiten que se encuentran muy bien, que lo notan en el volumen, en la energía que tienen e incluso en el descanso”, sentencia Freire.

La búsqueda de la prevención de lesiones

Más allá de la optimización física, uno de los objetivos que se busca es la prevención de lesiones. “Es una de las razones principales de este trabajo, porque cuanto más pesado esté un jugador más hará sufrir a sus articulaciones”, señala José Antonio Rodríguez.

Para Carla Freire las lesiones [las de tipo muscular] “dependen de muchos factores, como los niveles de estrés”, y su apuesta es una alimentación antiinflamatoria (aguacates, almendras, mejillones, etcétera), quizá el único nexo en común entre los 22 jugadores del Alondras. “Hay un trabajo esencial, de prevención y recuperación. Los jugadores se sienten más deshinchados, con más energía”.

Freire también incide en la importancia de cuidarse después de los partidos. “Hay un tiempo de recuperación mínimo, y si no se aprovecha hay más posibilidades de lesionarse”, sentencia.

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