Squash

Marta Domínguez: “No ha sido fácil gestionar la presión”

La viguesa, feliz por su segundo título español en un torneo en el que todo el mundo la veía “campeona antes de empezar a jugar”

Marta Domínguez, con el trofeo de campeona.

Marta Domínguez, con el trofeo de campeona.

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Marta Domínguez habla desde el aeropuerto de Amsterdam. Se dispone a tomar un vuelo hacia Estados Unidos. En breve disputará un torneo en Washington. El circuito estadounidense de squash ha arraigado con fuerza, invulnerable a otras modas. La viguesa ya había viajado al otro lado del Atlántico en un par de ocasiones en las últimas semanas. Sobreponerse a la desorientación del desfase horario ha sido uno de los obstáculos a los que ha tenido que enfrentarse en el Campeonato de España. Otro, su indiscutible condición de favorita. “Me ha pesado esa responsabilidad durante la competición”, confiesa, feliz de haber superado tal lastre. El segundo título nacional ya figura en su currículo.

Domínguez prolonga así la tradición del santiagués Borja Golán, actual seleccionador español, y la también olívica Xisela Aranda, recién nombrada consejera del Celta tras haber concluido una trayectoria deportiva que incluyó el fútbol en sus últimos años. Ambos reinaron en el escenario estatal como ahora intenta esta jugadora de 22 años, que entre maletas cursa un master de educación en Pontevedra tras licenciarse en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Golán conquistó 17 títulos nacionales y dos continentales además de alcanzar el Top 10 mundial. Aranda ganó el Campeonato de España en siete ocasiones. Para Domínguez es el segundo tras el logrado en 2021.

Aunque todavía lejos de sus referentes, la joven los ha imitado en la rotundidad de los pronósticos. La baja por lesión de Cristina Gómez, que la había derrotado (3-2) en la final del año pasado, había dejado a la viguesa como indiscutible candidata. “No fue fácil gestionarlo. Todo el mundo me veía campeona antes de empezar a jugar”, relata.

Recién llegada precisamente de Estados Unidos, le ayudó el descanso extra que le proporcionó la retirada de su adversaria en octavos. La catalana Montse Fajardo y su conciudadana viguesa Icía Riveiro sucumbieron en las siguientes rondas por 3-0, una claridad engañosa en el caso de Riveiro, que a la postre quedaría tercera. “La semifinal se me complicó. Fue dura. Me pesó la presión y me sirvió de aviso para estar más concentrada y a tope en la final. Cualquiera en cualquier momento te la puede liar”.

Le aguardaba Pilar Etchechoury, argentina afincada en Madrid a la que ya había doblegado en la última Copa de España. Repitió el 3-0, en este caso holgado. “Sabía que tenía que ir a por todas y estaba muy motivada”. Acostumbrada a desplazarse sola por el mundo y a competir ante rostros desconocidos, jugar delante de su familia y de su equipo –el entrenador Miguel Novegil y el preparador físico Anxo Graña– ha sido “especial”, confiesa. “Es lo que más feliz me hace. He podido darles las gracias por el esfuerzo que hacen para que yo sea mejor jugadora y tenga las cosas más fáciles”.