Kickboxing
Yo, yo mismo y mi rival
Izard, tras una intensa preparación de once semanas que ha incluido a un psicólogo deportivo, peleará por el título europeo con el luso Pires: “Lo conozco casi más que a mí”
“Quede campeón de Europa o no, estoy disfrutando de este camino”, asegura Pablo González Izard. El kickboxer vigués pelea este sábado, en el chapeleiro pabellón Manuel González Soto, por el título continental del peso supermedio, en versión WAKO. Al trono, vacante, también aspira el portugués Bassó Pires. Izard se ha sometido a un exigente entrenamiento de once semanas. No solo ha afinado técnica y físico. Se ha sometido también a un proceso de descubrimiento. Al paso que radiografiaba a su rival, se ha conocido mejor a sí mismo de la mano de un psicólogo deportivo. Confiesa: “Ha sido la preparación más dura de mi vida”.
Izard, de 27 años, afronta la pelea más importante de su carrera tras una década de progresión constante. Numerosos éxitos jalonan el currículo amateur de este antiguo alumno de Simón González. En profesionales registra cinco victorias en otros tantos combates. Suficiente bagaje y ranking para codiciar ese cinturón sin dueño del supermedio (-78,100 kg) de la WAKO (Asociación Mundial de Organizaciones de Kickboxing). Bassó Pires acude a la encrucijada desde otra senda vital. Nació en Guinea-Bisáu en 1993 y repartió su laberíntica juventud entre Portugal, España y Francia antes de asentarse definitivamente en Cascais. Actual campeón del Mediterráneo, acumula un par de derrotas en sus quince peleas.
Izard se independizó hace tiempo y actúa como hombre-orquesta. Ha montado su propio local de entrenamiento y ejerce como promotor a través del club El Barrio. Él organiza la velada del Europeo. El González Soto abrirá sus puertas este sábado a las 18.00. Seis combates amateurs y dos neoprofesionales sirven de aperitivo, en el cartel, a su pelea de fondo, pactada a cinco asaltos. Hay más de 600 entradas ya vendidas. “Es de locos”, exclama.
En esta ocasión, sin embargo, se ha aliviado el peso organizativo de la ‘Noche del Barrio 3’. “Estoy delegando un montón. En las otras veladas me pasó factura, sobre todo en la primera. En esta he dejado el ego de lado y he aceptado con humildad que no soy capaz de todo. Diego Pérez y Dani Fernández me están ayudando. Si ganamos, ganamos todos. Yo soy el que acciona el gatillo, pero apoyándome en esta gente. Solo no podría. No iría a ningún lado”.
“Explosivo y peligroso”
Estos dos colaboradores componen su círculo íntimo. Diego Pérez gestiona su preparación física. Dani Fernández se ha encargado del “scouting”: el análisis pormenorizado de su adversario. “Lo conozco casi más que a mí”, ha asegurado Izard en el vídeo promocional colgado en redes. Detalla sobre Pires: “Me lo crucé en el Mundial de Venecia, hace dos años, pero no peleé contra él. Viendo sus vídeos he confirmado lo que ya sabía. Es muy explosivo, peligroso e impredecible en los primeros asaltos. A partir del tercero suele dar un bajón”. La modalidad favorece a Izard. El luso presume de rodilla en K-1; un golpe vetado en kickboxing. “Es un atleta, con fuerza y resistencia. Sé que soy mejor técnicamente, pero obviamente luego tiene que salir en el ring”, concluye el olívico.
Esa mirada escrutadora hacia Pires también se ha dirigido hacia la introspección. Pablo González Izard ha recurrido por primera vez a un psicólogo deportivo. La experiencia le ha entusiasmado. “No atravesé buenos momentos personales este año. Me sentía perdido. No encontraba motivación en el deporte y empecé a salir de fiesta”, relata. “Pensé que necesitaba ayuda. Siempre he sido bastante profesional respecto a la nutrición y la preparación física, pero nunca había trabajado con un psicólogo. Es el palo que me faltaba por tocar”.
Javier Rodriguez Airas ha sido ese consejero que necesitaba. “Me ha ayudado mucho trabajar en mi crecimiento personal”, agradece. “No me he centrado solo en ser campeón, sino en hacer el camino lo mejor posible y en consecuencia posiblemente pueda lograrlo. Lo consiga o no, he querido disfrutar y he aprendido a hacer autocrítica”.
El cuadrilátero, con todo, ha conservado su importancia en la planificación. “Como voy a pelear por un Campeonato de Europa, he querido hacer sparring con campeones de Europa. Tengo la suerte de contar con amigos de la selección en todos los lados”. Precisamente el seleccionador, Alberto Méndez, lo cobijó en Canarias. Durante cinco días se entrenó con Alcorac Caballero, campeón incluso del mundo. En Ponferrada le abrió las puertas de su gimnasio Diego Vázquez. Fueron cuatro días cara a cara con Miguel Trindade, habitual de las mejores ligas planetarias. “No es ocio, sino trabajo. Es mucho tiempo solo”, dice en general de estos casi tres meses de disciplina y esfuerzo. “Ha sido duro, pero en la preparación he encontrado todas las sensaciones que buscaba”.
Todo se resolverá ahora en esos cinco asaltos del sábado. Izard sonríe a la cámara con los ojos destellantes: “Me he dejado la vida por esto. Es un sueño desde que comencé a competir. He sacrificado relaciones personales, trabajo, dinero, tiempo. He hecho viajes solo a 4.000 kilómetros de mi casa. Independientemente de la pelea, esta preparación me ha cambiado”. Esta victoria ya le pertenece.
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