Fútbol femenino

El tiempo es un rondo

Seis pioneras del equipo femenino del Balaídos de 1972, uno de los primeros en Vigo, relatan su historia a sus herederas actuales: “Queda mucho por avanzar”

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Han recorrido medio siglo para reunirse. Las séniors del Balaídos reciben en Coia a seis de las doce pioneras que en 1972 compusieron el primer equipo femenino del club, de breve recorrido y profunda huella. Las jóvenes actuales proclaman su admiración por aquellas otras jóvenes que abrieron camino. Las hoy veteranas animan a sus herederas. El tiempo se pliega sobre sí mismo, ni circular ni lineal. “En unas cosas se ha avanzado y en otras, no”, resumen. Un balón reposa entre ellas, enseguida alguien lo golpea y el peloteo cunde. El tiempo es un rondo.

José Luis Otero prendió la chispa que ha posibilitado la reunión. Se enroló en la junta del Balaídos en 2004, siendo jugador su hijo Iago. Otero diseñó la web del club, fundado en 1963, y quiso añadirle un archivo fotográfico. Empezó a recopilar imágenes para escanearlas. La viuda de un antiguo directivo lo convocó en su casa y le entregó el material que su marido guardaba. “Todas las fotos eran muy bonitas pero aquella me llamó la atención”, revela. Era una alineación de mujeres, en blanco y negro, sobre la tierra aplanada del desaparecido campo del Lagares. Otero la fechó de comienzos de los setenta. “Nunca había visto un equipo femenino de esa época”.

Han pasado dos décadas. Otero abandonó el Balaídos. Esa foto, sin embargo, nunca se le olvidó. Conservó el documento en su ordenador. “Hace unos días se me dio por volver a verla”, relata. Esos doce rostros lo interpelaban desde el misterio de su anonimato y su historia.

–Vamos a hacer algo –cuenta que se animó.

“Nunca había visto un equipo femenino de esa época”

Otero colgó la foto en su cuenta de Instagram. También la remitió a FARO. “Lo bonito y entrañable sería conocer sus nombres”, propuso. El presidente del Balaídos, Daniel Costas, se unió con entusiasmo a la iniciativa. Paula abrió el periódico el pasado sábado y reconoció a su madre, Meli, entre las agachadas. Costas tiró de otros hilos. Marisa, Pili, Olga y Pilar se unieron a Meli y su gemela, Mari Carmen. Se organizó la cita en el Federativo.

La foto ha recobrado sus nombres. Marina, cuentan, falleció. No han podido encontrar a Ana, Rosa, Rosario, otra Mari Carmen, otra Pili... Las que asisten han mantenido el contacto, incluso aunque la portera Pilar vivió emigrada en Suiza. Juntas habían crecido en la parroquia de Candeán, juntas trabajaron en la empresa de confección Dresslok y juntas emprendieron aquella aventura.

“Nos gustaba el fútbol, pero no había federado para nosotras. Nos pusimos a jugar a balonmano en el Cultural de Candeán en 1968”, cuentan las gemelas. Olga militaba en el Medina. Con el cambio de década, por las grietas de la dictadura comenzó a soplar aire fresco.

“Fue una época muy bonita, de inquietud. Querías hacer cosas. La primera que se apuntaba, allá íbamos nosotras”

Sucedió así que en 1972 supieron por un conocido que el Balaídos estaba buscando jugadoras para disputar algunos amistosos. Acudieron en bloque las de Dresslok, con alguna adición. Tenían, calculan, entre 16 y 20 años. Comenzaron a entrenarse dos veces a la semana a las órdenes de dos técnicos del club, José Luis y José Manuel. Y al fin llegó su debut.

El tiempo es un rondo

La formación original; de rodillas, desde la iz: Mari Carmen, Meli, Mari Carmen, Pili y Olga y de pie: Pilar, Ana Rosa, Pili, Rosario, Marisa y Marina / Armando Álvarez

Estiman haber disputado seis amistosos en medio año de vigencia del equipo. Utilizaban indumentaria masculina y zapatillas propias. Sus rivales: el Fontenova, El Pilar, un Celta compuesto por atletas... Del partido contra las celestes recuerdan que la jabalinista María José golpeó a Meli y ésta, por la inercia, le clavó los dientes en el cuero cabelludo a Olga, que se aparta un mechón para mostrar orgullosa su cicatriz: “Acabé en el hospital. Cinco puntos”. Y aún hoy critican, entre risas, el arbitraje de Taboada Soto: “Al descanso llegamos 0-0 pero en la segunda parte dejó de pitar el fuera de juego. Y claro, nos mataron aquellas chicas tan altísimas... Cuando echábamos a correr, ellas ya habían llegado a la portería”.

Enumeran las dificultades. Para disputar un partido en Semana Santa, de recogimiento obligado, tuvo el club que pedir permiso al gobernador civil. Y colisionaron contra la intolerancia machista. Siempre había algún espectador en las gradas que les gritaba.

"Id a lavar las bragas y la loza. ¿No os da vergüenza?"

–Id a lavar las bragas y la loza. ¿No os da vergüenza?

–También tenemos derecho.

“No nos achicábamos”, asegura Meli, que agradece el apoyo de las familias. “En nuestras casas sucedía lo contrario. Nuestros padres iban a todos los lados a llevarnos. Eran de mente abierta para la época”.

El tiempo es un rondo

El tiempo es un rondo / Armando Álvarez

Una breve primavera

Aquella primavera pronto se marchitó. “El equipo se deshizo. No hubo quien lo apoyase, ni sponsors ni la federación. Dijeron que Fontenova haría uno, pero terminó en nada”. Sin saberlo o al menos sin planearlo, sin embargo, habían plantado una semilla que hoy germina en el Balaídos: un equipo sénior en fútbol, otro en fútbol sala, plantillas mixtas hasta categoría cadete... En total, 40 jugadoras.

“Foi unha ledicia moi grande saber destas mulleres”, expresa Daniel Costas. “O fútbol feminino, naquel contexto, era unha novidade. A vitalidade, a fortaleza que teñen, os recordos... No clube estamos tratando de potenciar equipos de rapazas novas. Animo ás rapaciñas e sobor de todo ós país e nais, que son o tapón. O deporte é fundamental”.

“Hace 50 años nadie pensaba que unas chicas de un barrio se podían juntar y ponerse un uniforme e ir a jugar sin complejos”, les ensalza José Luis Otero, que precisa: “Queda mucho por avanzar. Los clubes de Vigo no han sido capaces de asumir la demanda del boom femenino. Muchos presidentes te decían:

‘No me interesan las chicas, dan problemas, cuestan dinero’. No estábamos preparados. En el Balaídos siempre hicimos todo lo posible”

“Noto que todas estamos incluso emocionadas”, confiesa Anxela, capitana del Balaídos sénior, sobre el encuentro con sus predecesoras. “Pensar que en el setenta estas mujeres montaron un equipo y estuvieron jugando... Fueron pioneras. Se lo agradecemos. Nos ha hecho mucha ilusión”.

El balón circula por el rondo, en su eterna urdimbre entre generaciones. Llega el pase o se estanca, pero al cabo avanza. “Hay muchas dificultades todavía; muchas niñas que no se animan y sobre todo padres que no animan a las niñas”, advierte Anxela. “Hay que pelear para cambiar esa visión. Esperemos que no pasen otros cincuenta años”.

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